El Encuentro Continental organizado por la Iglesia Católica concluyó el domingo 11 en la capital con la asistencia de 500.000 jóvenes de toda América.
El secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Angelo Sodano, ofició la misa de clausura del Encuentro y exhortó a los jóvenes a enfrentar con valentía el relativismo moral y la falta de identidad.
Sodano dijo que el vacío espiritual y la carencia de propósitos llevan a la evasión, el consumo de drogas y el egoísmo, todo lo que redunda en la falta de un proyecto serio de vida, y subrayó el gran abrazo que se dieron en Chile representantes de todas las razas y culturas de América.
Sodano, quien fue nuncio en Chile por 10 años durante la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-90), actuó como representante del Papa en la mediación que evitó el conflicto bélico entre Chile y Argentina por problemas limítrofes.
El Encuentro Continental de Jóvenes fue uno de los acontecimientos de mayor magnitud luego de la visita del Papa Juan Pablo II a Chile en 1987.
Las autoridades que asistieron a la "Misa de la Esperanza", encabezadas por el Presidente Eduardo Frei, destacaron que el esfuerzo de los jóvenes en su peregrinación a Santiago revela su gran conciencia social.
Frei señaló que la lección de estos días es que las sociedades americanas deben dar un espacio a los jóvenes para construir el presente y un futuro mejor.
A cargo de la organización del Encuentro Continental estuvo la Vicaría de la Esperanza Joven, encabezada por el sacerdote Rodrigo Tupper.
El efecto de la crisis financiera en los países latinoamericanos redujo el número de jóvenes que peregrinaron a Santiago, que en un principio había sido previsto en un millón.
Pero los problemas mayores que registró el Encuentro fueron las discrepancias surgidas en la Iglesia Católica chilena acerca de algunos contenidos teóricos. Los desacuerdos se produjeron en momentos que debía elegirse al nuevo arzobispo de Santiago, por la renuncia del cardenal Carlos Oviedo por problemas de salud.
En medio de una pugna entre conservadores y progresistas, comenzó a circular una copia de uno de los textos usados en la preparación del Encuentro, que un grupo de religiosos y laicos consideró "poco doctrinario" o "no muy teológico".
Con la llegada al arzobispado de Francisco Javier Errázuriz, reconocido por su mentalidad abierta, se solucionó el conflicto.
El Papa, cuya presencia en el Encuentro Continental de Santiago había sido anunciada pero finalmente no pudo asistir por motivos de salud, según fuentes del Vaticano, envió a Sodano como representante plenipotenciario.
El Encuentro de seis días, que demandó un presupuesto de más de 10 millones de dólares, tenía tres objetivos centrales. El primero era profundizar y fortalecer en los jóvenes la experiencia de Jesús como Buena Noticia para sus vidas, para que evangelizados evangelicen a hombres y mujeres del tercer milenio.
El segundo objetivo consistía en prepararse como Iglesia joven para la celebración del Jubileo del año 2000, convocado por el Papa. Finalmente, se deseaba fortalecer en los jóvenes el sentido de la pertenencia a la Iglesia Católica latinoamericana. (FIN/IPS/lfg/ag/cr/98