Organizaciones de mujeres de Japón y Corea del Sur llegaron a esta capital para demandar al gobierno de Estados Unidos que limpie los desechos tóxicos dejados por sus bases militares en el exterior.
El agua potable está contaminada con desechos de las bases y la incidencia del cáncer aumentó en ciertas áreas, "pero los militares de Estados Unidos no se hace responsable de los daños ambientales", denunció Toguchi Sumiko, asesora de la Agencia Ambiental de Japón.
Las ambientalistas sostienen que cuando preguntan a los gobiernos de Japón y Corea del Sur porqué Estados Unidos no limpia la contaminación ambiental causada por sus bases que afecta a comunidades cercanas, las autoridades responden que deben atenerse al Acuerdo del Estatuto de Fuerzas.
Este tratado entre Washington y los países anfitriones establece que Estados Unidos no está obligado, cuando devuelve instalaciones y áreas al país anfitrión, a restaurar las áreas a su condición original.
"Con ciertos acuerdos, … los militares de Estados Unidos no tienen autoridad ni responsabilidad legal en relación a la limpieza ambiental", dijo a IPS Gary Vesto, portavoz de asuntos ambientales del Departamento de Defensa.
No obstante el acuerdo, Estados Unidos tiene "una obligación moral" de limpiar la contaminación ambiental que pone en peligro la salud de los residentes locales, sostuvieron los grupos, que llegaron a Washington integrando una delegación mayor en protesta por delitos de personal militar norteamericano en Asia.
En base a información de residentes que viven cerca de las bases, el grupo Mujeres de Okinawa contra la Violencia Militar compiló una lista de daños al ambiente de los que acusa a los militares estadounidenses que ocupan la isla japonesa desde la segunda guerra mundial.
La cronología, que data de 1957, incluye informes sobre mutaciones en ranas, enfermedades de la piel en residentes, y sostiene que filtraciones de combustibles y derramamientos de petróleo contaminaron cosechas locales y reservas de agua.
Después que comunidades locales en la isla de Okinawa se quejaron sobre el agua potable, las autoridades comenzaron a estudiar muestras de tierra y agua en áreas cercanas a las bases. En 1996 descubrieron sustancias tóxicas, incluyendo mercurio y cloruro de polivinilo cerca de varias bases.
Los estudios citados por Sumiko y otros revelaron que se encontraron cantidades anormalmente altas de cloruro de polivinilo en la leche materna en Ciudad Naha en 1973, mientras la incidencia del cáncer de ovario y mama en mujeres que viven cerca de las bases en Okinawa es más alta que entre la población general.
Grupos en Asia y Estados Unidos también denuncian que Estados Unidos realiza esfuerzos de limpieza en instalaciones militares en su territorio, pero sus procedimientos ambientales en el exterior son débiles o inexistentes.
La limpieza de bases en el exterior no figura en el presupuesto federal, mientras la ley nacional de Estados Unidos requiere estudios ambientales para detectar sitios peligrosos.
Pero mientras los grupos presionan por una limpieza rigurosa de las bases en otros países, el Congreso parece encaminarse en dirección opuesta haciendo más difícil asegurar fondos para actividades de limpieza.
La Ley de Autorización para el Departamento de Defensa, aprobada recientemente por el Senado de Estados Unidos, incluye disposiciones que requerirán que el Pentágono tenga la aprobación del Congreso incluso antes de entrar en discusiones con otro país sobre reclamos de limpieza de sitios utilizados por los militares norteamericanos.
Estas disposiciones se agregaron después que 100 millones de dólares fueron incluidos en el presupuesto para limpiar sitios antes usados por militares en Canadá. "El Congreso hará muy difícil lograr otro tipo de arreglos como el de Canadá", dijo Vest.
Pero los grupos asiáticos están determinados a presionar para que el Pentágono se haga responsable. (FIN/IPS/tra-en/dk/mk/lp/en ip/98