El programa de restricción de la circulación de vehículos en el gran Sao Paulo alcanzó su mejor marca entre mayo y septiembre de este año, y las autoridades prevén que en el 2000 logrará 100 por ciento de efectividad.
El resultado ambiental mejoró con respecto al año pasado, ya que la calidad del aire estuvo dentro de los parámetros aceptables durante 99,1 por ciento del período de restricción, informó Sérgio Pascoal Pereira, subcoordinador general del programa promovido por la Secretaría Estadual de Medio Ambiente.
El programa fue implantado en 1992, y limita la circulación de vehículos en los meses de mayor tráfico de cada año.
El aire tuvo una calidad aceptable en 85,3 por ciento del período entre 1992 y 1996, pero el año pasado se elevó a 96,1 por ciento.
Este año, 54.000 toneladas de monóxido de carbono dejaron de ser lanzadas a la atmósfera gracias al programa, y la cantidad de ozono presente en la atmósfera permaneció en niveles aceptables durante 99 por ciento del período, indicó un estudio de la Compañía de Tecnología y Saneamiento Ambiental.
Este año no se produjo ningún registro de mala calidad del aire, que da lugar al decreto de estado de alerta. En el período en que las condiciones del aire no fueron aceptables (0,9 por ciento), sólo se registró una calidad inadecuada en dos estaciones del centro de la capital.
Según Pereira, este resultado no se debe sólo a un aumento de la eficiencia de la fiscalización y de la adhesión al programa (que subió de 96,3 a 96,7 por ciento entre 1997 y 1998), sino que es fruto de acciones integradas de control de las emisiones de gases contaminantes.
"Hubo una mejora gradual de la flota, pues los vehículos nuevos tienen que cumplir normas ambientales cada vez más estrictas, y el control de las emisiones de las industrias también es más eficiente", señaló el funcionario.
En base al resultado de este año, Pereira pronosticó que para el año 2000 el programa puede alcanzar 100 por ciento de efectividad. Según él, no existe posibilidad de eliminar el programa a corto plazo, y la operación deberá repetirse en los próximos cinco años.
"Hasta ese entonces, es necesario promover la modernización del transporte público y la disciplina en el uso de los vehículos. Otro factor que contribuirá a mejores resultados ambientales será el inicio de la inspección vehicular obligatoria a partir del 2000, que permitirá un mejor control de las emisiones de los vehículos", dijo Pereira.
A pesar del aumento de la adhesión al programa, el número de infracciones registradas prácticamente se duplicó entre 1997 y 1998 al pasar de 994.000 a 1,8 millones.
Según Pereira, esto se debe al aumento de la flota y al hecho de que el período de restricción de este año fue el más largo de la historia del programa, con 31 días más que el anterior.
Otro factor fue el desempeño de los 1.250 fiscales que trabajaron en la operación. "Ellos están mejor preparados por la experiencia que adquirieron", explicó.
Del total de infracciones registradas, 44 por ciento culminarán en multas, resultando en una recaudación de 82 millones de reales (69 millones de dólares), según el funcionario.
"Muchas infracciones son canceladas por tratarse de vehículos autorizados a circular, y también hay cierto número de conductores que apelan y consiguen la cancelación de la infracción", dijo.
La suma recaudada por concepto de multas cobradas a los infractores del programa de restricción debe destinarse obligatoriamente a proyectos ambientales, de acuerdo con la ley.
Una parte de los recursos debe derivarse a los municipios alcanzados por la operación, que también deben destinarlos a proyectos ambientales. (FIN/IPS/tra-en/awm/ml/en/98