Canadá tiene el mayor consumo por habitante de petróleo y gas, y al menos 16.000 personas mueren cada año por la contaminación del aire en este país, advirtió un nuevo estudio del ambiente.
El informe de la Fundación David Suzuki, una organización no gubernamental que financia la investigación académica de cuestiones ambientales, fue realizado por dos médicos y un experto sobre contaminación del aire.
"La evidencia científica y médica que presenta este informe es perturbadora y habla por sí misma", aseguró Jim Fulton, director ejecutivo de la Fundación Suzuki, al divulgar el estudio el martes.
El informe "Sin Aliento: los Efectos sobre la Salud de la Contaminación del Aire y el Cambio Climático" comprueba el vínculo entre el cambio climático y la contaminación del aire, sostuvo.
La fuente común del problema radica en los combustibles fósiles utilizados por la industria, los automóviles y la calefacción doméstica, explicó Fulton.
La conferencia sobre cambio climático, celebrada en Kioto en 1997, reveló que Canadá era entonces el segundo productor por habitante de gases invernadero. El nuevo estudio sostiene que los canadienses ahora ocupan el primer lugar, gracias a la caída de los precios del petróleo y el gas.
"Canadá ahora consume más energía que todo el continente africano. Africa tiene una población de 700 millones, frente a los 30 millones de canadienses", puntualizó Fulton.
"Los canadienses debemos concentrarnos en hacer que nuestros legisladores presten atención a este problema y tomen los pasos de sentido común, lógicos, económicamente provechosos y adecuados para encarar este problema", manifestó.
Fulton dijo que la cifra de 16.000 muertes es "sólo la punta del iceberg". Esa cantidad oculta lo que en realidad pasa con la salud de los canadienses al entrar en contacto con grandes cantidades de contaminación en el aire, señaló.
John Last, epidemiólogo corredactor del informe y ex editor de la publicación médica del Real Colegio Canadiense de Cirujanos, quien advirtió el año pasado sobre el cambio climático, dijo que el gobierno canadiense y otros países no deben ignorar las advertencias del nuevo estudio.
Los más jóvenes y los más viejos "son los más afectados. Es un problema que viaja por las fronteras nacionales y los mares, hasta llegar a todos los países de la tierra", dijo.
Organizaciones no gubernamentales elogiaron las conclusiones del informe. Graham Chance, presidente del Instituto Canadiense de Salud Infantil, explicó que el "feto y el niño recién nacido son especialmente vulnerable a los cambios que ocurrren en su ambiente".
El informe contiene toda "la evidencia que necesitamos para reconocer que estamos hipotecando rápidamente el futuro de nuestros hijos", dijo Chance.
"El ambiente donde viven los niños es su ambiente, no el nuestro. Los jóvenes necesitan este tipo de información para enfrentarse a los adultos cuando los ven destruir el mundo", agregó.
Los canadienses deben dejar de ser "glotones energéticos", exhortó Chance.
"La gente utiliza la excusa de que Canadá es un país frío. También lo son los países escandinavos. Pero en lugares como Noruega, la gente se limita a ponerse más ropa cuando sienten frío o a poner más mantas en la cama", aseguró.
"En Canadá, cuando sentimos frío, nos limitamos a aumentar la calefacción. Es una conducta terrible. No tenemos nada de que enorgullecernos", afirmó Chance.
Fred Ruff, de la Asociación de la Salud Pública Canadiense, dijo que el estudio sobre la contaminación "es muy importante".
"Mencionan las 16.000 muertes debidas a la contaminación del aire. ¿Y qué hay del incremento de los casos de asma, de la pérdida de días de estudio y de la pérdida de productividad debida al absentismo laboral? Cuando hablamos del costo del cambio climático, también debemos hablar de la discapacidad y las pérdidas para el sistema de salud", sostuvo.
"Ya no podemos pretender que la contaminación se puede detener en las fronteras", advirtió Judy Leitch, de la Asociación Canadiense del Pulmón.
"Cuando visité Malasia el año pasado vi los efectos del recalentamiento planetario, como los incendios forestales y la sequía. Cuando se mezclan la contaminación del aire y el cambio climático, nadie puede aislarse de ellos", advirtió. (FIN/IPS/tra-en/mb/mk/aq/en/98