Las cámaras binacionales de inversores en Venezuela se unieron hoy para manifestar su rechazo a cualquier tendencia autoritaria en el país, en un pronunciamiento inédito dirigido, aunque sin nombrarlo, al candidato presidencial Hugo Chávez.
Una docena de cámaras binacionales emitieron un documento "ante el proceso electoral y la situación económica" en que indicaron su preocupación por la posible instauración "de un sistema autocrático" que incremente los abusos de poder que, dijeron, ya coartan la actividad económica en el país.
Jorge Redmon, presidente de la Cámara Venezolana Americana de Comercio e Industria, aseguró en rueda de prensa que los inversores están muy pendientes de que la actual transición política produzca "un frenazo en el proceso de modernización".
Hans Rheinheimer, presidente de Fedeuropa, que agrupa a nueve cámaras binacionales, informó que los inversores europeos han paralizado nuevas inversiones en el país hasta mediados de 1999, en espera de la evolución política venezolana.
Los directivos de las cámaras binacionales precisaron que no pretenden inmiscuirse en el proceso electoral interno y que les es indiferente quién resulte ganador en los comicios del 6 de diciembre, pero que serán "especialmente sensibles" a cualquier limitación de las libertades políticas y económicas.
El favorito para gobernar el país desde febrero próximo, según todos los sondeos, es Chávez, un teniente coronel retirado que encabezó un intento de golpe de Estado en 1992 y basa sus propuestas en un cambio radical del modelo político y un mayor intervencionismo económico.
El centro de la propuesta política de Chávez es la convocatoria a una Asamblea Constituyente con capacidad para intervenir el Poder Judicial, disolver el Congreso que será elegido en noviembre e incorporar la reelección presidencial.
En las últimas semanas, Chávez endureció su discurso político con promesas como "borrar de la faz de la tierra" a los miembros del partido que dominó la escena política durante los 40 años de democia, Acción Democrática.
Pero en lo económico, por el contrario, suavizó sus propuestas para subrayar que no es contrario a la inversión externa, que no favorece un control de cambios ni una moratoria de la deuda externa de 23.000 millones de dólares, ni es enemigo del Fondo Monetario Internacional.
Bancos de inversión y calificadoras de riesgo de los centros financieros aseguran que existe "un efecto Chávez" que profundiza la fuga de capitales y la inhibición de inversiones en Venezuela, cuya economía fue azotada por el desplome de los precios del petróleo y la desconfianza en sus finanzas.
Chávez es respaldado por el Polo Patriótico, alianza de grupos de izquierda, militares que participaron en las dos cruentas asonadas de 1992, empresarios que reclaman políticas proteccionistas y figuras allegadas al último dictador, el general Marcos Pérez Jiménez, derrocado en 1958.
Las cámaras binacionales manifestaron su alarma por "la xenofobia que se manifiesta en diatribas contra el capital internacional y las instituciones de la economia mundial".
El documento, que rubricaron también las cámaras binacionales con Colombia y Japón, manifiesta además su temor ante otros pronunciamientos de Chávez o atribuidos a él, si bien el texto del pronunciamiento no nombra al candidato.
En ese sentido, el pronunciamiento de los inversionistas indica que están muy atentos "a toda declaración o insinuación encaminada a la renovada intervención directa del Estado en el manejo de la economía, al proteccionismo y al privilegio demesurado a sectores"
También expresó la sensibilidad ante planteamientos que expresen la reversión de la tendencia hacia la apertura y la privatización, a la politización de la administración de la estatal Petróleos de Venezuela y al manejo irrealista de la deuda externa.
Las cámaras binacionales advirtieron que representan más de 30.000 millones de dólares de inversión en Venezuela y que generan más de 1,2 millones de puestos directos de trabajo.
Chávez negó ser un mesías y se definió como "un bisturi" que extirpará la podredumbre del sistema político, basado en un agotado modelo de partidos duramente rechazado por la población por la corrupción, el clientelismo, la brutal caída del ingreso, la inflación y la inseguridad ciudadana y jurídica.
El candidato al que los sondeos otorgan hasta 44 por ciento de intenciones de voto pero igual porcentaje de rechazo negó que proyecte expropiaciones de los bienes privados o empresariales y consideró este tipo de rumores parte de una "campaña de temor" en su contra. (Fin/IPS/eg/mj/ip if/98
