RUSIA: Segundo rechazo a Chernomyrdin beneficia a los comunistas

La cámara baja (Duma) del parlamento de Rusia, de mayoría comunista, se negó hoy por segunda vez en una semana a confirmar como primer ministro a Viktor Chernomyrdin, por 273 votos contra 138.

El resurgente Partido Comunista se beneficia con el enfrentamiento entre el parlamento y el presidente Boris Yeltsin por Chernomyrdin, primer ministro en funciones.

Ahora, Yeltsin tendrá que decidir si retira la candidatura de Chernomyrdin o la somete a una tercera y última votación de la Duma. En caso de fracasar el tercer intento, el presidente tiene derecho a disolver el parlamento y convocar a nuevas elecciones. Pase lo que pase, los comunistas creen que la victoria será suya.

Chernomyrdin "será nominado otra vez. Entonces la Duma rechazará al protegido de Yeltsin una vez más y el parlamento podrá ser disuelto. Pero nosotros (los comunistas) estamos preparados para una elección anticipada", dijo este lunes a IPS el legislador Viktor Shevelukha.

El Partido Comunista está preparado incluso para una tercera opción. Si el parlamento rechaza al candidato del presidente tres veces, Yeltsin disolverá la Duma y mientras tanto impondrá en su cargo a otro primer ministro.

La fecha de las elecciones anticipadas debería permitir la instalación de la nueva legislatura en un plazo máximo de cuatro meses tras la disolución del anterior.

Pero el presidente no puede disolver la Duma si la oposición le inicia un juicio político.

Una vez comenzado el juicio político, aunque esa alternativa tenga pocas posibilidades de éxito, Yeltsin no podrá disolver la duma al menos durante tres meses, según la Constitución.

Esa situación dejaría a Rusia en el limbo legal y legislativo hasta por siete meses, probablemente hasta la primavera boreal de 1999.

Si Yeltsin presenta a Chernomyrdin por tercera vez a la confirmación parlamentaria, la Duma debe pronunciarse en el espacio de una semana.

Ese lapso proporciona a los comunistas tiempo para negociar una salida mejor, más carteras en el gabinete y la adaptación de la política del gobierno a sus intereses, todo a cambio del respaldo al primer ministro.

Algunos piensan que Chernomyrdin y Yeltsin cedieron demasiado. El presidente del Banco Central, Sergei Dubinin, renunció unas horas antes de la votación de este lunes, señalando que los comunistas lo obligaron a archivar importantes proyectos de ley sobre la banca, informó la agencia de noticias Itar-Tass.

Chernomyrdin prometió sacar el país adelante mediante la imposición a partir de enero de una "dictadura económica" que preservaría el sistema de mercado.

Pero también prometió, contra los deseos del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de instituciones financieras extranjeras, imprimir más dinero para pagar las deudas internas y los salarios de los empleados públicos, retrasados desde hace meses, antes de adoptar una estricta política monetaria.

Chernomyrdin habla vagamente de imponer mayores controles a la transferencia de capitales, aplicar la moratoria de la deuda, descrita como una "reestructura", y adoptar la "convertibilidad monetaria", como la que rige en Argentina, para vincular el valor del rublo a las reservas internacionales del país.

El anuncio de esas medidas alentó a los comunistas a exigir mayores concesiones políticas que limiten los poderes de Yeltsin e incrementen el papel de la Duma en las relaciones con el Poder Ejecutivo.

El líder del partido Comunista, Gennady Zyuganov, propuso cinco candidatos para primer ministro, entre ellos el canciller Yevgeny Primakov y el ministro de Industria y Comercio, Yuri Maslyukov.

Maslyukov es un legislador comunista a quien el ex primer ministro Sergei Kiriyenko incluyó en el gabinete antes de ser destituido por Yeltsin, el hecho que desencadenó la actual crisis política.

El economista liberal Grigory Yavlinsky sorprendió al anunciar que su partido, Yabloko, respaldará a Primakov si éste fuera propuesto para encabezar el gobierno, en reemplazo de Chernomyrdin.

Primakov es un experto en Asia, conocedor de las relaciones históricas de Rusia con China, Irán, la región del Cáucaso y Medio Oriente. En el pasado rechazó las presiones políticas de los países industrializados.

Durante la guerra del Golfo, en 1990, Estados Unidos manifestó malestar con las tentativas de Primakov por lograr una solución pacífica a la crisis provocada por la invasión iraquí de Kuwait.

Tanto Maslyukov como Primakov podrían ocupar de modo interino la jefatura del goberino entre la disolución de la Duma y las elecciones. En ese lapso, los comunistas podrán consolidar su posición y preparar su máquina partidaria para los comicios.

Los magnates que posibilitaron la reelección de Yeltsin en 1996 con su aporte financiero y sus medios de comunicación tendrán que tomar una difícil decisión: respaldar una causa perdida o apoyar pragmáticamente al bando con mayores posibilidades de ganar.

En todo caso, los analistas consideran que es imposible aplicar una política económica hasta que el nuevo gobierno esté en funciones.

Yelena Kalyuzhnova, de la británica Universidad de Reading, opinó que es una pérdida de tiempo hablar en Rusia de la convertibilidad monetaria o el control de los capitales.

"No tenemos gobierno y no sabemos qué clase de gente tendremos cuando se forme. La crisis sigue en desarrollo y sería prematuro afirmar algo hasta que la situación política se normalice", expresó. (FIN/IPS/tra-en/sb/rj/aq/ip/98

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe