RUSIA: El modelo argentino de Cavallo resulta inaplicable

La necesidad del presidente de Rusia, Boris Yeltsin, de buscar soluciones aceptables a las diversas facciones políticas en ese país impide cualquier intento por salvar la economía aplicando la estrategia de Argentina a comienzos de los años 90.

Este miércoles, el presidente ruso confirmó la designación de cuatro viceprimeros ministros, tres considerados reformistas moderados y un comunista.

Pero Yelstin y su primer ministro, Yevgeny Primakov, no presentaron un plan para aliviar la produnda crisis económica rusa, considerada la peor desde la caída de la Unión Soviética siete años atrás.

La búsqueda de soluciones a la crisis llamó la atención sobre la experiencia argentina bajo el ex ministro de Finanzas Domingo Cavallo en 1991, quien puso fin a años de estancamiento e inflación tras la caída del gobierno militar en el país sudamericano.

La deuda argentina alcanzaba unos 60.000 millones de dólares en 1989, mientras el autoritarismo daba paso a un gobierno débil. El índice anual de inflación era 12.000 por ciento. Los precios subían cuatro veces al día y se producían saqueos de supermercados.

En 1991, el presidente electo Carlos Menem permitió a Cavallo imponer duras medidas económicas. Estas incluyeron las políticas impopulares a las que ahora se resiste la oposición rusa, entre ellas un corte del gasto público de 6.000 millones de dólares.

Pero la parte del "Plan Cavallo" que más atrajo a los asesores de Yeltsin fue el uso de una tabla de conversión fija. El Banco Central argentino no pudo imprimir moneda que no estuviera respaldada por oro o reservas de moneda extranjera.

El planteo para Rusia se basó en que el plan atraería a los nacionalistas por su auto-regulación, y a los comunistas por su disciplina.

La fijación de las reservas existentes pondría fin a la necesidad de inútiles defensas del rublo en los mercados monetarios abiertos, donde Rusia resultó tan maltratada por los especuladores extranjeros.

A la vez, se asumió que el plan tendría el asentimiento del FMI, que recompensó la ortodoxia fiscal de Cavallo refinanciando la deuda de 21.000 millones de dólares de Argentina. Pero poco después de haber sido sugerido, y cuando el propio Cavallo volaba hacia Moscú a fines de agosto, la dirigencia rusa comenzó a dudar.

Una dirigencia fuerte es necesaria para llevar a cabo medidas impopulares como recortar el presupuesto de salarios y servicios sociales, dijo David Anthony, de la Unidad de Inteligencia del Economista.

"La voluntad política es vital para esas medidas impopulares y Rusia se encuentra en un torbellino político, incapaz de hacer las gestiones necesarias", indicó Anthony.

El presidente del Banco Central, Viktor Gerashchenko, sugirió la impresión de más rublos para pagar las deudas del gobierno. El martes, Gerashchenko dijo que favorece la expansión de la reserva de rublos para que el gobierno pague salarios adeudados a trabajadores y pensionisas.

La consecuencia más probable de la medida es la hiperinflación. Gerashchenko fue criticado por sus políticas inflacionarias durante su mandato como jefe del Banco Central entre 1989 y 1994.

La inflación ya se encuentra en un nivel alto. Situada en uno por ciento antes del comienzo de la crisis en agosto, trepó a 36 por ciento durante la primera semana de septiembre.

Cualquier intento de imprimir nuevos rublos complicará las conversaciones de Yeltsin con el FMI, que el martes decidió suspender la entrega de la cuota de 4.300 millones de dólares como parte del paquete de rescate de 22.600 millones de dólares acordado en julio.

Mientras, el rublo volvió a desestabilizarse. El martes se situó en 7,5 frente al dólar, muy poco por encima de su cotización el mes pasado, cuando se desató la crisis. Pero este jueves cayó a entre 11 y 12 el dólar en la calle.

Aunque Rusia encontrara la voluntad de llevar adelante el Plan Cavallo y su tabla de conversión fija de la manera deseada, todo el trabajo de un gobierno puede ser deshecho por el nerviosismo del mercado.

La lista del mercado de valores ruso es una colección de empresas asentadas sobre algunos de los depósitos más grandes del mundo de petróleo, gas, diamantes, uranio y plata, entre otros activos, pero valorados por un mercado nervioso en menos que una cadena de supermercados británica.

"El nerviosismo podría causar la pérdida de confianza incluso si todas las medidas disciplinarias requeridas se toman diligentemente. La dependencia de los precios de mercado de los productos básicos, siempre proclives a la suba y la baja, hace a los mercados aún más inestables", dijo Anthony.

Mientras, el control de los especuladores sobre las reservas mundiales aumentó, y 90 por ciento de las transacciones en moneda extranjera son de naturaleza puramente especulativa.

Cavallo fue destituido por Menem en 1995, cuando los costos de sus estrictas disciplinas superaron las ventajas del crecimiento.

Pero desde entonces la economía mundial ha cambiado mucho, incluso en Argentina, y el Plan Cavallo podría resultar inútil en cualquier parte. Ahora el crecimiento no puede estar garantizado en un mercado interdependiente.

Argentina, que envía 33 por ciento de sus exportaciones a Brasil, enfrentará un desastre si su vecino, que representa 45 por ciento del producto interno bruto (PIB) de América Latina, se ve forzado a devaluar este mes.

Ninguna disciplina en Buenos Aires y cualquier otra parte del mundo es una defensa contra esa clase de golpe. (FIN/IPS/tra-en/ds/aw/rj/lp/if ip/98

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe