Las fuerzas insurgentes de la República Democrática de Congo (RDC, ex Zaire) solicitaron la ayuda de la comunidad internacional para reubicar a unos 20.000 hombres y mujeres de la etnia banyamulenge sobrevivientes de matanzas.
La asistencia a los desplazados es fundamental, advirtió esta semana a organizaciones de ayuda el gobernador rebelde de la provincia de Kivu Austral, Benjamin Serukiza.
"Creemos que cientos de miles de banyamulenges llegarán a Kivu Austral huyendo de las atrocidades y las masacres del ejército en los distritos de Kalemie y Moba, de la provincia de Katanga", dijo Serukiza a Radio Bukavu, controlada por los insurgentes.
"Es necesario colaborar en el traslado de esas personas a Moba a Kivu Austral, para garantizar su seguridad", dijo el dirigente rebelde en la localidad de Bukavu.
La mayoría de las organizaciones humanitarias que suspendieron sus operaciones en Kivu Austral inmediatamente después del comienzo de las hostilidades, el 2 de agosto, no volvieron, y los que se quedaron están saturados de trabajo.
El propio Serukiza reconoció que esas organizaciones sufrieron fuertes pérdidas en agosto, por los saqueos ocurridos después de la caída de Bukavu en manos de los insurgentes.
Los banyamulenges son descendientes de tutsis ruandeses que se establecieron a principios del siglo XIX en la actual RDC. Tuvieron activa participación en el derrocamiento en 1997 del dictador Mobutu Sese Seko, y a esa etnia pertenecen el grueso de los combatientes levantados contra el presidente Laurent Kabila.
Serukiza responsabilizó al gobierno de la violencia contra la población civil. Las matanzas en Kalemie fueron organizadas por las autoridades de Katanga, la provincia natal de Kabila, aseguró.
Más de 1.850 banyamulenges y tutsis de Ruanda y Burundi fueron masacrados en Kalemie, y se ignora la cantidad de muertos en Moba. También fueron halladas tumbas colectivas en las localidades de Kisangani y Bunia, fronterizas con Ruanda.
Los banyamulenges fueron reunidos, encarcelados o encerrados en la iglesia, la escuela o el hospital de Kalemie, y los soldados y sus simpatizantes mataron a los varones mayores de 10 años, de acuerdo con la versión de los rebeldes.
El semanario ruandés Los Nuevos Tiempos pidió el lunes al gobierno de Ruanda que intervenga en la RDC para detener la matanza de banyamulenges y tutsis.
"Intervención en la RDC ahora", exhortó el periódico en su editorial. También publicó la imagen de un "enemigo tutsi" cuando era atacado con machetes en Kinshasa.
El representante de Ruanda ante la Organización de las Naciones Unidas, Gedeon Kayinamura, solicitó al foro mundial que ponga fin a la masacre. "El mundo es testigo de los preparativos en la RDC de otra tragedia africana", declaró.
Casi un millón de personas, en su mayoría tutsis y hutus moderados, fueron asesinadas en Ruanda en 1994 por soldados y milicianos al servicio de un gobierno extremista hutu.
El régimen extrenista fue derrocado en julio del mismo año por fuerzas tutsis y los responsables del genocidio huyeron a la RDC. Muchos de ellos combaten ahora junto a Kabila contra la rebelión encabezada por los banyamulenges.
Organizaciones internacionales de derechos humanos confirmaron las matanzas en la RDC.
El secretario general de Amnistía Internacional, Pierre Sane, dijo en una carta abierta a varios gobiernos africanos que los dos bandos violaron normas internacionales incluidas en la Convención de Ginebra de 1949 y en el Protocolo Adicional I.
La carta, fechada el 2 de septiembre, señala que fuerzas de Zimbabwe y Angola, que apoyan a Kabila, habrían matado a civiles en bombardeos contra suburbios de Kinshasa, sobre todo en los populosos distritos de Masina, Kimbanseke, Ndjili, Kisangani y Mikonga.
Sane también acusó a la insurgente Asamblea Congoleña por la Democracia, que cuenta con el respaldo de fuerzas de Ruanda, Burundi y Uganda, de la muerte de "cientos" de civiles desde el comienzo del conflicto en la RDC. (FIN/IPS/tra-en/jbk/mn/aq- ff/ip/98