MUJER: Ministras debaten sobre efectos de la globalización

Ministras y otras funcionarias iberoamericanas analizarán desde este jueves en Venezuela los efectos de la globalización sobre la mujer, que resulta la mayor excluida social y laboralmente del modelo económico imperante.

El encuentro de dos días forma parte de las reuniones preparatorias de la VIII Cumbre de los 21 jefes de Estado y de gobierno de América Latina y de España y Portugal, sus dos antiguas metropolis europeas, que se realizará en este último país en noviembre.

María Guzmán, presidenta de la venezolana Comisión Nacional de la Mujer, dijo a IPS que la reunión aprobará un documento en el que se expondrá como se percibe desde la óptica de la mujer el proceso de globalización y sus efectos generales sobre la sociedad y sobre su género.

Guzmán anticipó que un planteamiento esencial de la Declaración de Caracas con que culminará la reunión será que los cambios estructurales promovidos en las economías "deben acompañarse con políticas sociales que suavicen su efecto sobre la mujer".

El documento será elevado a los gobernantes y en él se destacará que las mujeres son el grupo más vulnerable ante la corriente neoliberal en que se nutre la globalización, porque ha acarreado la precarización de su empleo y el deterioro de la prestación de los servicios públicos.

"La mujer es la mayor usuaria de servicios públicos", recordó la anfitriona de la cita en Caracas, que será inagurada por el presidente Rafael Caldera. Ninguna mujer ostenta el poder en Iberoamerica desde que en enero de 1997 finalizó en Nicaragua el mandato de Violeta Chamorro.

El encuentro también servirá para el intercambio de experiencias sobre los avances y retrocesos en favor de la igualdad de la mujer en las sociedades latinoamericanas e ibéricas, mediante la presentación de informes nacionales.

Esta es la cuarta reunión preparatoria de las ministras y responsables de las políticas públicas para la mujer que antecede una cumbre iberoamericana. En la VII cumbre, realizada hace 14 meses en la isla venezolana de Margarita, la mujer tuvo por vez primera un capítulo especial en la declaración final.

La globalización y la cooperación internacional y la perspectiva, desde la óptica de la mujer, de esos elementos en cada país centran la agenda formal de la cita ministerial.

El telón de fondo común del encuentro es que la apertura neoliberal que opera como el modelo general en esta década trajo como resultado la mayor búsqueda de la mujer de trabajo remunerado, lo que produjo el incremento de la población económicamente activa (PEA) en todos los países latinoamericanos.

La coordinadora del socialista Frente Continental de Mujeres, la venezolana Nora Castañeda, explicó a IPS que incluso en un país, Uruguay, la participación de la mujer en la PEA ha superado 50 por ciento, en Chile alcanzó a 44 por ciento y en Venezuela, a 39 por ciento.

Pero lo positivo de este mayor acceso femenino al trabajo se desvanece al comprobarse que la mujer obtiene ocupación sobre todo en el sector informal, en condiciones de gran precariedad, o en la maquila (producción para exportar a cuenta de terceros), un nicho formal con elementos de sobreexplotación laboral.

Isabel Hoterlin, directiva de la democristiana Central Latinoamericana de Trabajadores, con sede en Caracas, destacó que la mujer de las extendidas capas pobres de la región ha entrado al mercado en las peores condiciones, sin puestos fijos y sin derecho a beneficios cmo la salud y la seguridad social.

Castañeda apuntó que otro elemento negativo es que pese a su mayor presencia laboral, se mantiene constante la desigualdad salarial respecto al hombre por idéntico trabajo, así como las barreras para llegar a altos cargos.

En el nivel obrero, la diferencia salarial a favor del hombre se sitúa en 10 por ciento promedio en la región, pero esa brecha se multiplica a medida que se sube a planos técnicos, profesionales y gerenciales.

Otra realidad social es que al mismo tiempo que aumenta la pobreza en la región y América Latina se convierte en el área del mundo con mayor disparidad social, crece el número de hogares que tienen al frente sólo a una mujer.

Ese tipo de familias monoparentales se ubican en 70 por ciento entre las más pobres entre las pobres, según diferentes estudios regionales.

Castañeda acotó que las sociedades latinoamericanas han absorbido sin casi percibirlo el fenómeno de que sobre la mujer de los estratos pobres se descarga en la actualidad una triple jornada.

La mayoría de las mujeres latinoamericanas tienen trabajos que las consumen más de ocho horas diarias, deben cumplir todas las tareas de atención a su familia y a su hogar, y además han sido forzadas a asumir labores comunitarias, ante el retiro del Estado de la prestación de servicios.

Durante la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Beijing en 1995, el movimiento de organizaciones no gubernamentales de mujeres expuso que la pobreza se había convertido tras los ajustes estructurales en "la madre de todos los problemas" para la mujer de la región.

Un documento elaborado por la Organización Regional Interamericana de Trabajadores (ORIT) destacó que "la pobreza primero se generalizó y después pasó a tener género: el de la mujer".

La ORIT, cuya sede regional está en Caracas y tiene orientación socialdemócrata, indicó que la reducción generalizada del gasto social en América Latina produjo la "deshumanización de los sistemas de seguridad social", que afecta a la mujer en mayor medida que al hombre. (FIN/IPS/eg/ff/hd/98

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe