El invierno podría causar un desastre humanitario en la provincia de Kosovo, en Yugoslavia, si no hay una tregua para permitir que se ayude a los refugiados, advirtieron agencias humanitarias.
"Tenemos que estar preparados para lo peor. Nuestra principal preocupación son las personas que viven en los cerros, sin comida ni refugio", dijo Eduardo Arboleda, jefe de la oficina en Kosovo del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), a la agencia de noticias independiente FoNet.
Unas 170.000 personas fueron desplazadas internamente por los conflictos entre el gobierno serbio y el Ejército por la Liberación de Kosovo (UCK). Según agencias humanitarias, cerca de 50.000 de esos desplazados viven a la intemperie.
La subsecretaria de Estado de Estados Unidos, Julia Taft, dijo al visitar la región oeste de Kosovo que en un plazo de seis semanas debe resolverse la situación de esas personas, "antes que el clima amenace sus vidas".
"Deben detenerse las hostilidades en ambos bandos del conflicto. Si podemos trabajar dentro de ese plazo, reduciremos el sufrimiento", aseguró Tafts, quien se manifestó "espantada" ante "la devastación y la necesidad de ayuda humanitaria" de esa población.
Así mismo, una delegación de la Unión Europea pronosticó un "desastre humanitario" en la zona, a menos que haya un rápido cese al fuego y se preste auxilio pronto.
A inicios de setiembre, la ola de calor que azotó la zona durante dos meses dió paso, de la noche a la mañana, a temperaturas de cinco grados: un adelanto del tipo de invierno que enfrentará la población desplazada.
Muchos refugiados acampados en los cerros y a orillas de los ríos sólo tienen trozos de tela plástica para protegerse de un frío que puede provocar la muerte por congelamiento. Las personas de mayor edad y los niños son los que corren más peligro, dijeron trabajadores humanitarios.
"Será imposible ayudar a esas personas si no hay un cese del fuego y una solución política a la crisis de Kosovo, pues no podemos llegar a todos los que necesitan ayuda", expresó un socorrista.
Estadísticas de la Organización de las Naciones Unidas señalan que un total de 235.000 personas fueron desplazadas de sus hogares este año por las luchas entre las fuerzas de seguridad serbias y el ejército yugoslavo por un lado, y el Ejército de Liberación de Kosovo (UCK) por el otro.
Casi todos los desplazados son de la etnia albanesa, que conforma la gran mayoría de la población de 1,8 millones de la provincia.
Muchos de ellos ya no tienen hogares a los cuales regresar: los bombardeos y los incendios destruyeron 15.000 viviendas en los últimos seis meses, declaró la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Los esfuerzos de socorro se ven obstaculizados por la violencia continua y la caótica situación de inseguridad. Si bien el gobierno serbio recuperó el control en casi todo Kosovo, transitar la provincia aún es peligroso.
Además, ambos bandos en conflicto sospechan de los trabajadores de socorro: el UCK dice que los conductores de los vehículos de auxilio, generalmente serbios, son espías del gobierno, y el gobierno afirma que la ayuda a civiles termina en manos de los guerrilleros.
Las autoridades en Belgrado actúan como si no hubiera conflicto ni desplazados.
La comisionada para los refugiados, Buba Morina, una serbia de Kosovo, sostuvo reiteradamente que los "terroristas" (el UCK) son responsables de los problemas de su propia gente, a quienes el gobierno no considera refugiados porque aún están en los alrededores de sus propias casas.
"El UCK simplemente tiene que parar sus actos terroristas, para que los civiles puedan regresar a casa", dijo Morina a las delegaciones extranjeras.
Las organizaciones nacionales de ayuda no socorren a los albaneses, a quienes consideran responsables de su propia suerte. Sólo la prensa independiente informa sobre la situación de los desplazados, por lo cual se le acusa de "defender a los terroristas".
El gobierno serbio anunció que en octubre comenzarán los "juicios a los terroristas", en los que serán juzgadas más de 300 personas.
El ministro de Justicia, Dragoljub Jankovic, dijo que el gobierno, más que derrotar al UCK militarmente, "busca crear una separación entre esas fuerzas y la población de la etnia albanesa".
"El mensaje serbio es claro: esto es lo que pasa cuando se permite al UCK entrar en la vida de uno. Por eso hay tanta destrucción en la provincia y violaciones a los derechos humanos en ambos bandos", expresó el ministro.
"Esta es una típica guerra en los Balcanes, en la que los civiles pagan el precio", agregó.
Un diplomático en Pristina, capital de Kosovo, coincidió en que no son los soldados sino la población civil de la provincia quien más sufre a causa de la guerra. (FIN/IPS/tra-en/vpz/di-ml/pr/98