FINANZAS: FMI enfrenta batalla por fondos en Congreso de EEUU

El Fondo Monetario Internacional (FMI), sitiado por el torbellino económico y financiero en el mundo, enfrenta disputas en el Congreso de Estados Unidos que cuestionan su propio valor como institución.

La Cámara de Representantes deberá votar el 15 de septiembre un pedido del gobierno de Estados Unidos de unos 14.500 millones de dólares para expandir la base de capital del FMI, y 3.500 millones para una línea de créditos de emergencia.

Analistas políticos predicen una dura lucha tras sostenidos ataques a la gestión del FMI frente a las crisis financieras asiática y rusa y reclamos contradictorios sobre cuánto dinero el prestamista mundial tiene realmente.

En las últimas semanas, el director gerente del FMI, Michel Camdessus, bajó el tono de sus advertencias de que las reservas de dinero de la agencia eran críticamente bajas.

Pero muchos en el Congreso no se convencieron por los pedidos del FMI para aliviar la pobreza y afirman que los comentarios de Camdessus, que tenían la intención de asegurar a mercados tambaleantes que la agencia puede organizar nuevos rescates, sólo confirman el escepticismo de los legisladores.

La caída financiera en picada de Rusia, pocas semanas después que el FMI le asignara un paquete internacional de rescate de 23.000 millones de dólares, alimenta el debate mientras se acerca la votación del martes.

Los críticos, incluyendo al republicano Jim Saxton, presidente de Comité Económico Conjunto, dijo que los primeros 4.300 millones de dólares entregados a Moscú fueron desperdiciados en una defensa fracasada del rublo, y que, en efecto, fueron robados por especuladores.

Pero los simpatizantes insisten en que la participación del FMI es necesaria para impedir el colapso de la Federación Rusia, volver al gobierno comunista o descender a la anarquía nuclear.

Por el contrario, "mantener el FMI en Rusia es invitar al caos total y la anarquía política, porque están respaldando a la gente incorrecta", dijo Boris Kagarlitsky, investigador de la Academia Rusia del Instituto de Ciencias para Estudios Políticos Comparados, de visita en Washington.

Autoridades del FMI dicen estar tan sorprendidas como cualquiera de que su primer desembolso fue mal utilizado, y retienen préstamos de emergencia hasta que se asegure que el dienro será utilizado según sus parámetros.

Kagarlitsky, sin embargo, sostiene que el FMI debe aceptar "la responsabilidad total" por la debacle rusa no sólo porque brindó respaldo a la elite política y financiera en el gobierno de Boris Yeltsin, sino porque en parte administra incluso el servicio civil.

"Sus representantes están en todas partes", dijo el analista político, quien pasó 13 meses como prisionero político soviético entre 1982 y 1983.

"Lo que el FMI le hizo a Rusia es un desastre. Necesitan dinero para evitar que escapemos", dijo Kagarlitsky a IPS antes de prestar testimonio este jueves ante el comité de sistema bancario de la Cámara.

Los problemas económicos de Rusia sólo llamaron la atención de la comunidad internacional en los últimos meses, mientras lo que comenzó como una crisis nacional se extendió a los mercados financieros externos, exactamente en contra de la idea que tiene el FMI de las cosas, aseguró Kagarlitsky.

La crisis obligó al menos a cinco de las 89 regiones rusas a imponer sus propios controles de precios, a medida que disminuyen las provisiones de alimentos.

La medida representa una violación a las condiciones acordadas por Moscú y el FMI, y una afirmación del poder local frente a las políticas económicas hasta ahora controladas por el gobierno central.

Algunas regiones están concentrando sus propias reservas de oro y restringen las ventas al gobierno central. Un gobernador amenaza con retirarse y hallar su propio dinero si Moscú no paga los salarios adeudados a los mineros del carbón.

Otro advirtió que se vería obligado a hacer lo mismo con una unidad del ejército a cargo de misiles nucleares a la que tampoco se le pagaron los salarios.

En este caso, Kagarlitsky también culpa al FMI. "Según la filosofía del FMI, la deuda estatal no es una fuente de inflación, pero el gasto del gobierno sí. La mentalidad es que el no pago de los salarios es uno de los métodos para suprimir la inflación", explicó.

La semana pasada, el Senado estadounidense aprobó los 18.000 millones de dólares para el FMI, pero la cámara baja sólo está discutiendo los 3.500 millones de dólares para la línea de crédito de emergencia de la institución multilateral.

Pero a los funcionarios del FMI les preocupan más los 14.500 millones de dólares necesarios para cumplir con la parte correspondiente a Estados Unidos del 45 por ciento de aumento en las cuotas de los estados miembros.

El FMI presiona para que la cuota se aumente desde 1995, tras la crisis del peso mexicano, y arguye que la base de capital de la institución no creció a la par de la economía mundial.

Pero la expansión financiera debe ser ratificada por un número de miembros que posean al menos 85 por ciento de los votos en el FMI. Japón y Alemania ya prometieron pagar su parte, indicó una fuente de la institución financiera.

Estados Unidos, en poder de 18 por ciento de los votos del FMI, tiene la llave para resolver la situación, mientras 145 organizaciones no gubernamentales, sindicales y académicas de todo el mundo exigen a los legisladores en Washington que no liberen el dinero.

"La abrumadora preferencia del FMI por las altas tasas de interés y la austeridad fiscal, aun sin justificación económica, causó recesiones innecesarias, crecimientos reducidos, obstaculizó el desarrollo y aumentó la pobreza en el mundo", sostuvo una carta dirigida por los grupos a los legisladores.

"Muchos creen que el FMI carga con la mayor responsabilidad por convertir la crisis financiera en una gran depresión regional, con decenas de millones de personas lanzadas a la pobreza y sin solución a la vista. Una institución así no debe fortalecerse", agrega la carta.

Partidarios del FMI esperan que una comisión de la cámara baja estadounidense recomiende la aprobación de los 18.000 millones de dólares solicitados por el gobierno, aunque quizá con la condición de que la institución financiera aumente su transparencia y limite los préstamos a Rusia en el futuro.

"Cuanto más tiempo pasa, más oportunidades habrán para que el FMI demuestre el fracaso que es como institución", aseguró Robert Naiman, del centro de investigaciones Preamble Center.

Si el Congreso aprueba el incremento de la cuota, "el FMI ya no necesitará la aprobación de los legisladores estadounidenses o del público para continuar con las mismas condiciones y recomendaciones desastrosas", opinó Soren Ambrose, analista de la Red 50 Años Bastan. (FIN/IPS/tra-en/aa/mk/lp-aq/ip-if/98

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