Las últimas recetas que prescribió el Banco Mundial para el crecimiento económico de Asia oriental refleja un profundo deseo de asegurar la recuperación no solo de las economías en crisis sino la de la propia institución.
"La región que fue nuestro gran éxito se convirtió, a los ojos de muchos, en un fracaso. Queremos revertir la situación", dijo el martes el vicepresidente del Banco Mundial para asuntos de Asia Oriental y el Pacífico, Jean-Michel Severino.
El Banco Mundial observó en un nuevo informe que "la caída de Asia oriental combinó crisis monetarias y bancarias con pánico financiero regional, una mezcla virulenta".
El informe, titulado "Asia oriental: El camino a la recuperación", fue difundido durante la reunión de los gobernadores del Banco y representantes del Comité de Desarrollo, que comenzó esta semana.
Las economías de la región se precipitan. El producto interno bruto (PIB) de Indonesia se contraerá 20 por ciento este año. El PIB de las pequeñas y remotas Islas Salomón tendría una caída de 10 por ciento, y aun América Latina reclama ayuda, recordó el informe.
"Los niños son sacados de la escuela y puestos a trabajar. Los alimentos son racionados. Mujeres y niñas son, con frecuencia, las primeras en sacrificarse. La violencia, los niños en la calle y la prostitución están en aumento. Esto es una crisis humana", indicó el documento.
El propio Banco es objeto de repulsa en las calles de Asia e incluso algunos de sus funcionarios y ejecutivos rechazan el respaldo que prestó al Fondo Monetario Internacional (FMI), que insistió en imponer programas de austeridad a cambio de paquetes de asistencia de miles de millones de dólares.
Estos programas son considerados cada vez por más expertos como los factores que precipitaron la fase más virulenta de la crisis descripta por el Banco.
El último informe observó que "los presupuestos fueron recortados al principio en todos los países afectados como parte de un proceso de ajuste macroeconómico".
"A medida que se ajustan los objetivos fiscales en algunos países, los servicios públicos podrían sufrir recortes. En particular preocupantes son los efectos potencialmente irreversibles de los recortes a las inversiones en recursos humanos", agregó.
El Banco Mundial parece contradecir las demandas iniciales del FMI, al sostener que se debería admitir que los países que recibieron los paquetes de asistencia recorten las tasas de interés y aumenten el gasto estatal para empujar el crecimiento interno.
"La utilización de 10.000 millones de dólares para aumentar los gastos del gobierno financiaría un estímulo fiscal de uno por ciento del PIB de los 'cinco' de Asia Oriental, lo cual habría tenido un profundo impacto en la complementación de las reformas estructurales en curso", explicó Severino.
Los "cinco" de Asia oriental son Corea del Sur, Filipinas, Indonesia, Malasia y Tailandia, los países ubicados en el centro de la crisis.
El FMI insistió al principio en que los países aumentaran sus tasas de interés para atraer capitales y alcanzar superávit fiscales, pero desde entonces aflojó sus demandas iniciales.
El Fondo permitirá a Corea del Sur y Tailandia tener déficit este año. Indonesia pretende tener un déficit de 8,5 por ciento del PIB este año, mucho más del uno por ciento acordado con el FMI en noviembre.
La institución también apoyó las reducciones de tasas de interés en Corea del Sur y Tailandia.
Poco antes de la detonación de la crisis el año pasado, el Banco Mundial tomó la iniciativa de vertir recursos a programas a favor de los más pobres de la región, pero fue atacado por amortiguar las redes de seguridad social en lugar de desinflarlas.
Joseph Stiglitz, el extravertido vicepresidente y jefe de economistas del Banco, acusó al FMI en enero de arrojar combustible sobre el incendio de Asia.
"En la práctica, ningún economista estadounidense acepta el principio de presupuesto equilibrado durante una recesión. ¿Por qué ignoramos esto cuando aconsejamos a otros países?", dijo Stiglitz, quien fue asesor del presidente de Estados Unidos, Bill Clinton.
Mientras tanto, el Banco brinda su propia asistencia. Al margen del FMI, asignó 16.000 millones de dólares para el año fiscal 1998, que concluyó en junio. Se prevé que los aportes a programas sociales se triplique de 300 millones de dólares a 900 millones el año próximo, según Severino. (FIN/IPS/tra- en/aa/mk/if/98