ESTADOS UNIDOS: Ultimos capítulos de la saga de Clinton

La divulgación el lunes de la videograbación del testimonio de Bill Clinton sobre su relación con Monica Lewinsky ante el Gran Jurado levantará el telón de uno de los últimos actos en los esfuerzos por someter al presidente de Estados Unidos a juicio político.

El Comité de Asuntos Judiciales de la Cámara de Representantes, dominado por los opositores republicanos de Clinton, aprobó el viernes la presentación pública del video de cuatro horas de duración, junto a casi 3.000 páginas de documentos que contienen material explícitamente sexual.

El furor de los medios que acompaña el caso continuó, y cuatro canales de televisión anunciaron que presentarán la videocinta cuando sea entregada a las 13.00 GMT del lunes, ignorando todas las encuestas de opinión según las que la mayoría de los estadounidenses rechazan la publicación del testimonio.

Aunque demócratas y republicanos mantuvieron diferencias en relación a un juicio político o la renuncia de Clinton, o si la investigación del fiscal independiente es limpia, todos están de acuerdo en que la capacidad de gobernar del presidente está en peligro.

Incluso el ex secretario de Salud, Educación y Bienestar Social y dirigente demócrata Joseph Califano dijo que "Clinton está arruinado como presidente serio, se mantenga o no en el cargo".

Una y otra vez, analistas políticos en Washington se refieren a un argumento básico. Aunque las preocupaciones de Clinton provienen de que primero negó para luego admitir sus relaciones con la ex pasante de la Casa Blanca Mónica Lewinsy, ahora es una figura demasiado avergonzante para gobernar.

"Es un presidente cuya presidencia básicamente finalizó. Ha caído en la desgracia y la humillación", dijo Robert Borosaje, codirector de la Campaña por el Futuro de América y ex asesor del candidato presidencial demócrata Jesse Jackson.

La ironía que atacantes y simpatizantes de Clinton se ven forzados a admitir es que, si bien el presidente perdió su lugar entre las elites, políticos, grupos de presión y los principales medios, su popularidad entre el grueso de los estadounidenses continúa siendo alta.

Recientes encuestas de CNN-Time y Gallup Organisation demuestran que los índices de aprobación del presidente superan 60 por ciento, casi el nivel más alto que ha tenido.

Según las encuestas, unos dos tercios de los estadounidenses no quieren que renuncie o sea sometido a juicio político o "impeachment". La mayoría respaldan la ausencia total de castigo, y como máximo una censura del Congreso de mayoría republicana.

Esto produjo perplejidad en diarios como el Washington Post, que se preguntó porqué el público en general no comparte la forma de pensar de la prensa y porqué "se niega a compartir el sentido de la traición de los medios".

Aún hay dudas de que Clinton pueda ser sometido a juicio político -lo que lo obligaría a dejar la presidencia-, por haber mentido sobre su relación con Lewinsky.

"Al Congreso le inquieta atacar a un presidente por mentir sobre sexo. No hay nadie que quiera arrojar la primera piedra tan fácilmente", dijo Borosage.

El abogado de Clinton David Kendall lo plantea más simplemente. "Esto es personal, no pasible de juicio político".

Según los abogados del presidente, incluso si se prueban cargos de perjurio u obstrucción de la justicia, estos no alcanzan el nivel constitucional de "altos delitos y ofensas" necesarios para someterlo a juicio político.

"La cláusula de juicio político se propone tratar con delitos contra el Estado, de traición a la república. Starr aún no presentó evidencias como una amenaza a la república", dijo Francis Boule, profesor de leyes de la Universidad de Illinois.

Boyle, sin embargo, cree que Clinton cometió actos que pueden ser causa de juicio político, pero el escándalo de Monica Lewisnky no es uno de ellos.

"Hay una base para el juicio político, por ejemplo, los bombardeos ilegales de Sudán y Afganistán (el 20 de agosto) que violaron leyes nacionales e internacionales, incluyendo la Constitución de Estados Unidos", sostuvo. Según la Constitución, el presidente debe tener el apoyo del Senado para lanzar una guerra.

Otros escándalos no condujeron a juicio político a pesar de la gravedad de las acusaciones. Hace 12 años, destacó Borosage, el entonces presidente Ronald Reagan "pudo y debió haber sido sometido a juicio político " por el caso Irán-Contras.

En 1986 se descubrió que autoridades de la Casa Blanca habían vendido armas a Teherán a cambio de que Irán financiara la rebelión de la "contra" contra el gobierno sandinista de Nicaragua.

La caída de la influencia de Reagan en los últimos dos años de su presidencia tras el escándalo podría ser una señal del destino que aguarda a Clinton en los dos años y medio que le restan de mandato.

Hacia fines de la presidencia de Reagan, los demócratas en el Congreso resolvieron muchos temas importantes, mientras el ex presidente permaneció como figura inactiva.

La suerte de Clinton podría incluso ser peor, ya que muchos de los pasajes salaces del informe de Starr al Congreso, disponibles en Internet y como libro, contradicen la idea de la dignidad presidencial.

Muchos políticos creen que las audiencias por juicio político podrían llevar meses de testimonios gráficos sobre el asunto Lewinsky, y un mayor debilitamiento de la autoridad de Clinton.

Pero aún no hay garantías de que el escándalo sexual pueda ser lo suficientemente persuasivo para ganar cualquier cargo de juicio político en el Senado o para reducir la alta popularidad de Clinton. Tampoco es Clinton el único político que enfrenta acusaciones de relaciones extramaritales.

El representante Henry Hyde, republicano que preside el Comité de Asuntos Judiciales de la cámara baja que ahora estudia la posiblidad de "impeachment", la semana pasada se vio obligado a admitir una relación de cuatro años con una mujer casada después que la revista de Internet Salon publicara los rumores.

Otros dos congresistas republicanos, Dan Burton de Indiana y Helen Chenoweth de Idaho, debieron admitir relaciones extramaritales después que cada uno criticara a Clinton por su conducta.

La Casa Blanca ha negado filtrar los rumores en ninguno de los tres casos.

Estos pequeños escándalos harán poco por mejorar las relaciones de Clinton con el Congreso o rehabilitar su propia imagen. La cultura del escándalo hará más difícil para el Partido Demócrata y el Partido Republicano lograr mucho más que acusaciones e investigaciones en los próximos meses. (FIN/IPS/tra-en/fah/mk/lp/ip/98

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