ESTADOS UNIDOS: Congreso rechaza "vía rápida" para Clinton

La Cámara de Representantes de Estados Unidos rechazó la propuesta de conceder al presidente Bill Clinton autoridad de negociar por la vía rápida nuevos acuerdos comerciales con América Latina y otros mercados emergentes.

La iniciativa, presentada por los líderes republicanos en el Congreso y apoyada por grandes empresas y el sector agrícola, obtuvo el viernes 180 votos a favor y 243 en contra.

El propio Clinton se opuso a la vía rápida en esta oportunidad, aunque en enero había dicho que era una de sus prioridades para 1998.

La "vía rápida" le da al presidente la autoridad de negociar acuerdos comerciales con otros países sin injerencia del Congreso, que sólo se limita a aprobar o rechazar los mismos, sin modificación, en un plazo de 90 días.

Aparentemente, el mandatario y otros demócratas que abogaron por esa medida en el pasado cambiaron de parecer para no enfrentar un eventual fracaso legislativo de gran magnitud en una fecha cercana a las elecciones parlamentarias de noviembre.

Newt Gingrich, presidente de la cámara baja, había prometido a las compañías donantes de su Partido Republicano que llamaría a una votación sobre esta iniciativa antes del cierre de sesiones del Congreso, el 9 de octubre.

Gingrich intentó asegurar a esos grupos que su partido sigue respaldando sus intereses, y al mismo tiempo aprovechar la división de los demócratas sobre temas comerciales.

El año pasado, Clinton retiró a último momento la propuesta de la vía rápida al darse cuenta de que tres cuartas partes de los legisladores demócratas, muchos de ellos presionados por sindicatos y grupos ambientalistas, se opondrían a la misma.

El presidente insiste en que aún quiere la autoridad de la vía rápida, y prometió luchar por ella el año próximo.

Menos de 30 demócratas votaron a favor de la propuesta, casi todos ellos procedentes de distritos con fuertes intereses agrícolas.

No obstante, los republicanos no reunieron los 185 votos que necesitaban en su partido para poder ganar.

La vía rápida se aprobó cinco veces entre 1974 y 1994, cuando entró en vigencia el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), que fue seguido por el salvataje de México por parte de Estados Unidos en la crisis de 1995.

Muchos critican ese tratado, porque supuestamente provocó la pérdida de miles de empleos.

"El TLC le hizo perder el trabajo a 17.000 hoosiers" (residentes del estado de Indiana), ilustró el representate Tim Roemer durante el debate del viernes.

Clinton esperaba que la vía rápida se aprobara este año para poder lanzar su proyecto de Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) en la cumbre de presidentes americanos celebrada en Santiago de Chile el 18 y 19 de abril último.

Pero su interés en la aprobación del proyecto se disipó rápidamente cuando resultó claro que la mayoría de los legisladores demócratas se opondrían a él si no había mayor protección a los derechos de los trabajadores y al medio ambiente.

Los republicanos se opusieron firmemente a la introducción de medidas de ese tipo.

Más tarde, la expansión de la crisis financiera asiática hizo que la vía rápida volviera a ser una prioridad para Clinton.

Su administración comprometió el año pasado 18.000 millones de dólares para el Fondo Monetario Internacional (FMI), en parte para que manejara la crisis asiática, y presionó al Congreso para que autorizara ese dinero, destinado a reforzar la confianza en el sistema financiero mundial en un momento crítico.

Pero Gingrich y su partido se negaron a otorgar los fondos al FMI, promoviendo en cambio la aprobación de la vía rápida, a fin de poner en evidencia los vaivenes del presidente y tranquilizar a sus empresas donantes.

Al parecer, al sector empresarial le preocupa que este año el Partido Republicano haya dado un giro populista, acercándose a la derecha cristiana y alejándose de sus intereses.

El sector agrícola se vió perjudicado por la caída de los precios de los cereales y el colapso de mercados clave en Asia, debido a la crisis financiera.

Los grupos empresariales, de manera evidente la Cámara de Comercio y un conjunto de dirigentes de las firmas más grandes del país llamado Mesa Empresarial, presionaron decididamente por la aprobación vía rápida, publicitando su apoyo en anuncios en la prensa y la televisión.

Así mismo, sindicatos de trabajadores -la fuente más importante de fondos de campaña de los demócratas- y grupos ambientalistas presionaron a algunos republicanos "moderados".

En total, 71 republicanos se unieron a más de 170 demócratas para derrotar la propuesta por un margen aún mayor de lo que muchos predecían.

Entre esos republicanos están representantes de distritos de plantadores de tomates de Florida, afectados por el TLC, proteccionistas de línea dura del sector más conservador del partido, y algunos moderados.

El gobierno y los demócratas a favor de la vía rápida trataron de convencer a Gingrich de que no llamara a esa votación.

Tres conocidos demócratas le advirtieron que "si el Congreso vota sobre la vía rápida y no la aprueba, será un mensaje preocupante para los ya frágiles mercados internacionales".

"No me gustaría que la propuesta fuera rechazada en este momento, porque eso perjudicaría las posibilidades de aprobarla en un esfuerzo bipartidario el año próximo", dijo antes de la votación Charlene Barshefsky, representante comercial de Estados Unidos.

Pero Gingrich insistió en que el impacto de la crisis asiática exigía más que nunca la aprobación de la vía rápida y la implementación de políticas de libre comercio.

"Si no se aprueba la iniciativa y el mundo termina en una recesión aún más profunda, algunos de nosotros tendremos la tranquilidad de saber que hicimos lo que había que hacer", respondió el dirigente republicano a sus colegas demócratas.

Estos, por su parte, replicaron que someter la vía rápida a votación sabiendo que fracasaría haría al liderazgo republicano responsable de las consecuencias.

El demócrata Jim McDemott, representante de un distrito con compañías de alta tecnología dependientes de las exportaciones, como Boeing y Microsoft, acusó a los republicanos de arruinar, debido a sus intereses partidarios, la posibilidad de aprobar la vía rápida en el futuro.

"Han hecho que la aprobación de la ley sea infinitamente más difícil", lamentó. (FIN/ips/tra-en/jl/di-ml/ip/98

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