ESTADOS UNIDOS: Clinton enfrenta su más duro desafío

El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, reunió hoy a su gabinete en busca de apoyo mientras la Cámara de Representantes debatía si debe ser sometido a juicio político por ocultar su conducta sexual "impropia" en la Casa Blanca.

Clinton, enfrentado a su mayor desafío en una carrera de crisis políticas, se reunió este jueves con miembros del gabinete y senadores demócratas para disculparse una vez más por engañarlos sobre su relación con la ex pasante de la Casa Blanca Monica Lewinsky.

Fue la primera vez que Clinton llamó a una reunión del gabinete desde el 23 de enero, cuando aseguró que las informaciones sobre su relación sexual con Lewinsky eran falsas.

Clinton continuó negando la relación hasta su testimonio ante el gran jurado el 17 de agosto, cuando fue interrogado por el fiscal independiente Kenneth Starr, quien investiga el caso desde enero de 1996.

El informe de Starr, de 445 páginas y 36 cajas de evidencias, fue entregado este miércoles a la Cámara de Representantes. Un día después, el presidente del comité judicial de la cámara, Henry Hyde, dijo que el informe será presentado en Internet el viernes después de que el comité lo haya revisado.

Los abogados de Clinton se apresuraron a declarar que no hay "base para un juicio político" en el informe, y subrayaron que las evidencias entregadas por Starr habían sido presentadas sin un examen de confrontación.

La Casa Blanca intentó demorar la presentación del informe para que los abogados de Clinton tuvieran tiempo de revisar el material de Starr. Pero "no creo que ganemos esa batalla", dijo un funcionario demócrata.

Sin embargo, Clinton continúa presentando un alto porcentaje de popularidad en las encuestas de opinión, con hasta 60 por ciento de aprobación, por encima del nivel que la mayoría de los presidentes reciben tras seis años en el poder.

Pero el presidente hace tiempo es un blanco fácil de los medios de comunicación de Estados Unidos y sube el volumen de las voces que claman por su renuncia.

Los problemas de Clinton parten de su negación de las relaciones sexuales con Lewinsky en un testimonio que brindó en enero sobre el caso de acoso sexual planteado por Paula Jones, una mujer de Arkansas. El caso de Jones fue descartado el 1 de abril por una juez de Arkansas por considerarlo irrelevante.

El arrepentimiento de Clinton por haber mentido a su familia y a la nación coincide con la indignación de sus oponentes republicanos, que impiden la aprobación de leyes y advierten a los votantes que tengan presente el tema durante las elecciones parlamentarias de noviembre.

"Hice lo mejor que pude para ser su amigo. Pero también los decepcioné, y decepcioné a mi familia, y decepcioné a mi país. Sin embargo, intento recomponerlo (…) No tengo a quién culpar a excepción de mí mismo por mis heridas autoinfligidas", dijo Clinton el miércoles.

Por otra parte, Clinton también llamó a "un tiempo de reconciliación y sanación", y dijo que el escándalo "no quita valor a nuestra actitud ante los temas o lo que hicimos durante los últimos seis meses, o sobre qué se juega en esta elección".

Estas palabras hacen recordar al Clinton que demostró ser tan atractivo a los votantes y que sobrevivió a acusaciones de una relación extramarital durante su primera campaña presidencial, en 1992.

Ese Clinton es duro de derrotar. Según recientes encuestas de Time-CNN y la organización Gallup, dos tercios de los electores no aprueban el juicio político ni la renuncia del presidente, y poco más de 10 por ciento aprueban la conducta de Starr.

Sin embargo, el Clinton de las encuestas y el de algunos discursos preparados no es el que se encuentra en exhibición entre los funcionarios de Washington y gran parte de los medios de comunicación masivos, que lo muestran como una vergüenza.

La cobertura de los medios de comunicación sobre Clinton se tornó especialmente severa en Estados Unidos tras su retorno de Rusia e Irlanda del Norte. Un ejemplo del ataque de los medios fue el editorial del miércoles del diario The New York Times.

"Mientras los demócratas son cada vez más alérgicos a su líder y los republicanos ya no consideran el juicio político como algo impensable, el Sr. Clinton padece la rápida erosión de su respaldo, que pone en peligro la presidencia", aseguró el editorial.

Columnistas como el liberal Lars Erik Nelson y el conservador George F. Will opinaron que el juicio político de Clinton es inevitable, mientras los programas televisivos de noticias transmitieron imágenes de personas fuera de una escuela en Maryland con un cartel que rezaba "Hora de Renunciar".

¿Cuál es la razón de esta doble perspectiva? Según Eric Altermann, columnista del periódico de centro-izquierda The Nation, la cobertura de los medios se debe al odio compulsivo que tienen los conservadores hacia el presidente y al abandono que sienten los progresistas frente a la acción de Clinton.

En consecuencia, los grandes medios decidieron abandonar al presidente, aunque todo indica que el público no lo ha hecho, sostuvo Altermann.

La brecha también revela una interesante división moral en Estados Unidos, donde los sondeos de opinión demuestran una notable indiferencia frente al amorío de Clinton con Lewinsky, entonces de 21 años, mientras políticos como los senadores demócratas Joseph Lieberman y Barbara Boxer castigaron al presidente por su comportamiento "inmoral".

Gran parte de las críticas integran una serie de cálculos de corto plazo. Los demócratas y los republicanos necesitan demostrar una posición moral ante el amorío de Clinton en vísperas a las elecciones legislativas de noviembre.

Para atraer a los electores indecisos dentro de dos meses, quizá muchos demócratas necesiten distanciarse brevemente del presidente.

Pero para otros, Clinton sigue en demanda. "En mi distrito, la gente no está interesada en el escándalo", dijo el demócrata Al Wynn, representante de Maryland que invitó a Clinton a visitar una escuela en la localidad de Silver Spring.

Esa misma semana el gobernador del estado, Parris Glendening, canceló encuentros previstos con el presidente.

El escándalo tuvo un efecto evidente sobre Clinton, quien se ve sin su habitual toque popular, tanto en Estados Unidos como durante su aparición la semana pasada en Moscú con otro gobernante debilitado, el presidente ruso Boris Yeltsin.

Pero el gobierno de Clinton pasó gran parte de sus seis años en el poder refutando a los críticos y a la oposición republicana, por acusaciones que varían desde la corrupción en el negocio inmobiliario de Whitewater, en Arkansas, hasta la posibilidad de que la muerte del colaborador presidencial Vincent Foster no haya sido por suicidio sino por asesinato.

Las preocupaciones legales de Clinton quizá sean mucho menores que las políticas. Para comprobar el perjurio en la declaración sobre Jones, Starr no sólo debe demostrar que Clinton mintió al negar sus relaciones con Lewinsky, sino que las mentiras tuvieron un efecto material sobre el caso.

Eso será difícil ahora que se cerró el caso Jones. El público considera una molestia el asunto Lewinsky, aunque éste fue meticulosamente descripto por la oficina de Starr.

En el plano político, sin embargo, Clinton tiene a su favor sólo el apoyo que consiguió en el pasado y su reputación de luchador. Con los medios de comunicación y la mayoría de los políticos en su contra, al menos hasta noviembre, los próximos dos meses serán difíciles para el presidente. (FIN/IPS/tra-en/fah/mk/lp-aq-ml/ip/98

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