Eslovaquia eligió por primera vez en su breve historia un parlamento con una mayoría que se inclina por desplazar al autoritario Vladimir Meciar, que procurará promover la democracia y la integración a Europa occidental.
Los partidos opositores al primer ministro Meciar, que condujo al país a la secesión de la hoy disuelta Checoslovaquia en 1993, obtuvieron más de 60 por ciento de los votos en la elección parlamentaria del fin de semana pasado, liderados por la Coalición Democrática Eslovaca.
"Este es el final del meciarismo", dijo el ex presidente Michal Kovac, aliado con la oposición.
Sin embargo, el futuro político del país es incierto, y la Unión Europea seguirá sin admitir a Eslovaquia a menos que los dirigentes electos realicen una transición sin sobresaltos y demuestren su vocación democrática, sostienen analistas.
Meciar dominó la política eslovaca desde la división de Checoslovaquia hace casi seis años.
Su autoritario estilo de gobierno es la causa de que el país esté fuera de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y de la Unión Europea (UE), según los observadores.
La UE y otros gobiernos de Occidente criticaron a Meciar por su cuestionable adhesión a la democracia y su gestión en materia de derechos humanos.
Europa occidental criticó a Eslovaquia por el tratamiento que da a la minoría húngara, el 11 por ciento de la población.
El gobierno prohibió que las escuelas donde se imparten clases en húngaro entreguen informes de calificaciones en ese idioma, obligándoles a hacerlo en eslovaco.
El parlamento, controlado hasta ahora por el Movimiento por una Eslovaquia Democrática, prohibió realizar publicidad política en los medios de comunicación privados durante la campaña electoral que concluyó el fin de semana pasado.
Esto dirigió la publicidad a la radio y televisión estatales, progubernamentales, que dieron preferencia a los anuncios del partido de gobierno.
Meciar y su grupo consiguieron 27 por ciento de los votos. El primer ministro intentará en las próximas semanas, con seguridad, formar un nuevo gobierno.
Pero dado que ningún sector opositor parece dispuesto a aliarse al actual hombre fuerte, es casi una certeza que el próximo gabinete estará en manos de la oposición.
"Nosotros concebimos una nueva Eslovaquia. No seremos un gobierno que sólo represente a un partido", indicó Mikulas Dzurinda, líder de la Coalición Democrática Eslovaca, que obtuvo 26,3 por ciento de los votos.
La Coalición Democrática Eslovaca está integrada por socialdemócratas, verdes, demócratas cristianos y liberales económicos.
Dzurinda es uno de los más firmes candidatos a primer ministro, cargo que es elegido por el parlamento.
Los partidos opositores (Coalición Democrática Eslovaca, dos partidos desprendidos del comunismo y uno en representación de la minoría húngara) obtuvieron 93 escaños en el parlamento, mientras Meciar y sus aliados del Partido Nacional Eslovaco lograron 57.
Muchos observadores coinciden en que un gobierno a manos de la actual oposición iniciaría el proceso de recuperación del país.
Funcionarios de gobiernos de Occidente aseguran que mientras Meciar esté en el poder el país no será admitido en la OTAN y la UE.
Aún está por verse si el nuevo gobierno colocará a Eslovaquia en camino a la integración a la OTAN y la UE. Una de las pruebas de la administración será su apego a la democracia, que entre otras cosas supondrá permitir la participación del partido de Meciar en la gestión.
Otra incertidumbre es saber si la oposición logrará mantenerse unida tras desplazar a Meciar, tarea que hoy es su principal objetivo común. El nuevo gobierno enfrentará una situación económica delicada. Si bien Eslovaquia es una de las economías más fuertes de Europa Central, hay indicaciones de que el crecimiento está disminuyendo y la inflación aumentando.
También debe controlarse el déficit fiscal y el comercial, y atraer inversiones extranjeras. Diez por ciento del capital internacional se retiró del país durante la administración de estilo confrontacional de Meciar.
Sin el capital extranjero, el país tendrá dificultades para completar su transformación económica, advirtieron economistas.
"Hay otros problemas, hoy ocultos, que pronto van aparecer. Resolver el déficit llevará al gobierno a tomar medidas duras e impopulares", dijo Eugen Jurzyca, economista del independiente Centro para Desarrollo Económico. (FIN/IPS/tra-en/dr/di-mj/ip/98