DESARROLLO: Libre mercado podría conducir a un 'mundo fortaleza'

Si las políticas de libre mercado continúan aplicándose en los próximos 50 años, podrían crear un "mundo fortaleza" con islas de prosperidad rodeadas de un océano de desesperación, advirtió un científico del Instituto de Recursos Mundiales, de Washington.

En su libro "Which world: Scenarios for the 21st century" (¿Cuál mundo? Posibilidades para el siglo XXI), Alan Hammond sostiene que las actuales tendencias sociales y ambientales, incluida la creciente brecha entre ricos y pobres y entre países, deben revertirse para evitar esa consecuencia.

El libro, de 306 páginas, sintetiza datos y previsiones del Banco Mundial y las principales agencias de la Organización de las Naciones Unidas.

El autor arguye que la economía de mercado "necesita cada vez más algún tipo de regulación global, o un grado de cooperación sin precedentes entre autoridades nacionales" para asegurar que las empresas actúen de un modo ambiental y socialmente responsable.

En un "mundo fortaleza" habrá "problemas ambientales no atendidos que podrían oscurecer el futuro de todos y problemas sociales no atendidos que podrían directamente negar el futuro a algunos países y regiones", previene el libro, publicado esta semana por Island Press.

Hammond insta a crear un "mundo transformado", caracterizado por una sociedad civil vibrante y vinculada por la Internet, empresas multinacionales social y ambientalmente responsables, y cambios de política radicales -como la reforma agraria en América Latina- destinados a estrechar la brecha entre ricos y pobres.

Ya se plantaron las semillas para los tres tipos de mundo: "de mercado", "fortaleza" y "transformado", según Hammond, quien predice que el planeta en el año 2050 podría tener elementos de los tres, pero qué cantidad de cada uno depende de las elecciones que se hagan ahora.

"En general, nuestra sociedad no piensa demasiado en el futuro", dice el autor, y compara el actual enfoque de la humanidad hacia el futuro con un automóvil que viaja "a muy alta velocidad en la oscuridad con faros defectuosos".

El libro constituye un esfuerzo para reparar esos faros, en parte sintetizando los datos existentes y los hallazgos del Proyecto 2050, un emprendimiento de cinco años que involucra a académicos de todo el mundo.

Los académicos aportaron su visión sobre las tendencias demográficas, económicas, tecnológicas, ambientales, sociales y culturales que podrían prevalecer a nivel regional y mundial en los próximos 50 años.

Hammond presenta los tres posibles futuros (mundo de mercado, fortaleza y transformado) como "visiones contrastantes del destino humano" y los aplica al mundo y a cada gran región a la luz de tendencias ambientales, sociales y tecnológicas a largo plazo.

El "mundo de mercado" refleja las preferencias de empresas multinacionales, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.

Supone una mayor integración de la economía mundial mediante el comercio y la inversión, mayor gasto en educación, salud e infraestructura, y modernización del Estado a través de la reducción de la corrupción y la burocracia y del fortalecimiento de las leyes que protegen los derechos de propiedad.

Aunque tales políticas, combinadas con innovación tecnológica, podrían mover el mundo hacia un período "de prosperidad no igualado", es improbable que solucionen problemas críticos y previsibles, según Hammond.

Esos problemas incluyen el crecimiento de la población, en especial en los países más pobres de Africa y Asia meridional. De acuerdo con estimaciones recientes, crecerán la urbanización y la brecha entre naciones ricas y pobres, y entre ricos y pobres dentro de todos los países.

Las tasas de crecimiento proyectadas para el "mundo de mercado" ejercerán una presión insoportable sobre el ambiente mundial debido, por ejemplo, a la cantidad de materia prima (incluso tóxica) necesaria para la industrialización.

Los bosques y bancos de pesca ya sobreexplotados se agotarán ante el crecimiento de la demanda de papel y pescado, prevé Hammond.

Estos y otros factores, incluido el cambio climático, la escasez de agua en algunas regiones, la escasez de tierras y tendencias sociales negativas, como el aumento de los divorcios y de las familias monoparentales, casi con certeza plantearán enormes riesgos para la estabilidad mundial, agrega.

"Los mercados no pueden hacerlo todo", previene el autor.

Si el "mundo de mercado" fracasa, el "mundo fortaleza" tomará su lugar. Se trataría de una situación de "inestabilidad y violencia" en la que los ricos intentarían proteger su riqueza y los pobres tendrían que defenderse por sí mismos mediante la insurgencia, la migración, el crimen, la guerra y el terrorismo.

Algunos elementos de ese mundo ya están presentes en muchas partes del mundo, observa Hammond.

Por otra parte, un "mundo transformado" implicaría "un cambio fundamental y positivo en nuestra política, nuestras instituciones sociales, nuestro ambiente, nuestro comportamiento colectivo y nuestras normas culturales".

Estas aspiraciones no son necesariamente utópicas, destaca el autor, dadas algunas tendencias recientes, como la disminución del tabaquismo en Estados Unidos y el "reverdecimiento" de algunas empresas multinacionales.

"Cuanto mayor es la compañía, más vulnerable es a la opinión pública", sostiene Hammond, quien ve un rayo de esperanza en el éxito de algunas recientes campañas de responsabilidad empresarial.

El creciente poder de las organizaciones no gubernamentales, sumado al uso de Internet y otros avances tecnológicos que facilitan la comunicación mundial, posibilitan el tipo de cambios necesarios para un mundo transformado, según el autor. (FIN/IPS/tra-en/jl/mk/ml/dv/98

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