El presidente de Cuba, Fidel Castro, calificó de "mal genético del capitalismo" la crisis financiera mundial en curso, a la que comparó con la depresión de los años 30.
"En este mundo globalizado", una depresión semejante a la que comenzó en 1929 tendría repercusiones mucho más graves que entonces, advirtió Castro, en un discurso que comenzó en la noche del lunes y finalizó en la madrugada de este martes.
En su opinión, no hay nada más parecido a la famosa crisis del 1929, que duró más de 10 años, a lo que pasa ahora en las bolsas de Estados Unidos. "Parece realmente copiado", alertó.
Castro, cuyas palabras fueron transmitidas a todo el país por la radio y televisión estatal, cerró las sesiones del quinto congreso de los Comités de Defensa de la Revolución, organización que agrupa a 7,8 millones de los 11 millones de habitantes de Cuba.
El presidente señaló que no puede culparse al socialismo ni al comunismo de la crisis financiera mundial, sino que la causa debe buscarse en el capitalismo y "en el orden mundial que ha impuesto".
Puso especial énfasis en la grave situación de Rusia, que, advirtió, podría tener serias consecuencias no sólo económicas sino también políticas, e incluso para la seguridad mundial.
Agregó que la fuga de capitales de Rusia suma entre 200.000 y 500.000 millones de dólares y existe una "mafia que se ha apoderado de todo".
Nadie sabe lo que puede pasar en Rusia, donde hay pueblos enteros que viven exclusivamente del trueque de mercancías y "están entre la espada y la pared", indicó Castro, quien estimó que Moscú necesitaría por lo menos 100.000 millones de dólares para hacer frente a la grave situación que afronta.
Así mismo, comentó que después de Rusia, principal proveedor de petróleo de Cuba, podría sobrevenir el derrumbe de Brasil y de los restantes países latinoamericanos.
En su opinión, Estados Unidos debería ayudar con algunos fondos a América del Sur, para defender sus propios intereses y evitar que las bolsas de valores estadounidenses sean las siguientes víctimas.
Al respecto, consideró impredecibles las consecuencias de un derrumbe de la bolsa de Nueva York y se preguntó qué ocurriría si cayeran a la mitad o a un tercio los valores de las acciones, dado que casi 50 por ciento de los estadounidenses tienen invertido su dinero en ese mercado.
Castro señaló que, ante la gravedad de la crisis, cobra "tremenda importancia" una reunión sobre neoliberalismo y globalización convocada para enero del año entrante en La Habana, con la aguardada participación de unos 600 economistas.
Esa reunión propiciará un debate auténtico entre todas las escuelas económicas, predijo.
Al referirse a los estragos causados por el huracán Georges tanto en Cuba como en las pequeñas islas del Caribe, República Dominicana y Haití, propuso un plan de ayuda internacional para esta última nación.
En concreto, dijo que si Canadá y Francia, que tiene estrechas relaciones con Haití, y la Unión Europea o Japón "ponen los medicamentos, nosotros estamos dispuestos a poner todos los médicos que hagan falta para ese pueblo".
Una bien pertrechada brigada médica cubana se encuentra desde el domingo en República Dominicana, uno de los países más afectados por el paso del huracán.
En cuanto a Haití, "no necesita brigadas aerotransportadas, sino brigadas de médicos", señaló Castro, quien reiteró que Cuba pone los especialistas y otros países deben enviar allí "maestros y recursos para la infraestructura necesaria".
Castro anunció la aplicación inmediata en Cuba de una serie de disposiciones para ayudar a los sectores más afectados, primero por la sequía que asoló a la parte oriental de la isla y ahora por el huracán y sus secuelas.
El programa beneficiará a cerca de cuatro millones de personas y consiste fundamentalmente en la distribución adicional de 156.000 toneladas de alimentos, a precio subsidiado por el estado.
"Los problemas tenemos que resolverlos nosotros, con nuestros propios recursos, sacrificando lo que haya que sacrificar en los planes de desarrollo", comentó el mandatario, quien consideró que en la ayuda internacional debe darse prioridad a República Dominicana, Haití y las islas del Caribe.
También advirtió que Cuba no aceptará ayuda humanitaria de Estados Unidos, "que nos ha bloqueado durante 40 años", dentro del paquete de asistencia por 20 millones de dólares que el Programa Mundial de Alimentos ofreció a la isla.
Esos fondos están destinados especialmente a las provincias orientales, que sufieron una intensa sequía desde principios de año.
Castro fustigó nuevamente a Washington y su política hostil hacia la isla. "Estados Unidos quiere destruir la revolución cubana, aplastarla", mediante una guerra ideológica y económica.
Agregó que la sociedad desarrollada por Estados Unidos es "ruinosa para la naturaleza y el mundo" y acusó a ese país de ser el principal responsable de la contaminación de la atmósfera y el que más se resiste a tomar medidas para preservar el ambiente.
También dedicó buena parte de su discurso a destacar la labor de los Comités de Defensa de la Revolución como salvaguardas de la ideología socialista y del orden social, una labor considerada estratégica para "la supervivencia de la revolución".
Esos Comités fueron creados en 1960 como organización de masas para mantener la vigilancia a nivel de barrio y evitar actos de sabotaje en enclaves económicos u otro tipo de atentados contra la revolución comenzada un año antes. (FIN/IPS/pg/ff/ip if/98