CONGO: Milicianos dejan las armas y se dedican a la marihuana

Los combatientes en la guerra civil de Congo transformaron este pueblo del sur del país en un territorio dedicado a la marihuana, cultivando y comerciando la droga mientras aterrorizan toda el área.

Los cultivadores y traficantes formaron parte de los Ninjas, milicia respaldada por Bernard Kolelas, ex alcalde de Brazzaville y líder de la oposición antes de la guerra civil que estalló en junio de 1997 y duró cinco meses.

El conflicto enfrentó a las fuerzas del entonces presidente de Congo, Pascal Lissouba, con las de su opositor y actual mandatario de este país, Denis Sassou Nguesso.

Kolelas y sus milicianos se mantuvieron neutrales en ese conflicto hasta que Lissouba lo nombró primer ministro, lo cual determinó que los Ninjas se sumaran a las fuerzas del presidente.

Cuando Sassou Nguesso derrocó a Lissouba, Kolelas buscó refugio en varios países de Africa antes de terminar por establecerse en Londres. Mientras, los miembros de su milicia retornaron a su región de origen, conocida como La Piscina.

Ahora están dedicados al cultivo de marihuana en medio de la selva, donde gozan de impunidad. Después, venden su producción en Kinkala, capital regional ubicada a 75 kilómetros al sur de la capital, Brazzaville.

"Le venden la marihuana a nuestros hijos, los convierten en delincuentes", reclamó Antoine Mounkala, un agricultor de 63 años que vive en Voka, aldea ubicada a 15 kilómetros de Kinkala.

"Todas estas aldeas están convertidas en centros de abastecimiento de marihuana. La gente viene desde la capital y desde las ciudades del sur a comprar aquí", añadió Mounkala.

El agricultor reconoció que hace años algunos granjeros de la región cultivaban marihuana en pequeñas cantidades, pero el abuso de esta substancia motivó la prohibición por parte de las autoridades coloniales, una medida que se mantuvo tras la independencia de Francia.

Pero ahora, dijo Mounkala, tras la llegada de los jóvenes armados procedentes de la capital, la droga "se vende y se consume abiertamente, en las calles". Y el rumor generalizado es que la policía hace la vista gorda a la actividad de los Ninjas.

"Cierran los ojos ante este tráfico que destruye nuestra juventud. Muchos niños han dejado la escuela para seguir a estos bandidos", dijo el maestro Benjamin Nkoula.

Por otra parte, los camioneros que cubren la ruta Kinkala- Brazzaville denunciaron que se los obliga a llevar bolsas con marihuana.

"Tenemos que hacerlo para dejar tranquilos a los Ninjas, que controlan pueblos enteros, donde la gente ni se atreve a hablar de los abusos que sufren", dijo un joven camionero que no quiso dar su nombre.

Después del triunfo de los Cobras de Sassou Nguesso, que tuvo apoyo de Angola, miles de partidarios del ahora ex presidente Lissouba escaparon a Kinkala, incluyendo a los Ninjas y a las milicias Cocoyes, Aubevillois y Mamba.

"Todos ellos llegaron cargados de armas y municiones, desde pistolas hasta lanzacohetes", dijo un sargento de la policía de Kinkala. "Los partidarios de Lissouba retornaron a sus regiones, pero los Ninjas de Kolelas se quedaron aquí", precisó Anicet Malonga.

Los ex milicianos son acusados de violaciones, robo y asesinatos. "Las autoridades de Brazzaville deberían asumir su responsabilidad y ayudar a liberarnos de estos fumadores de marihuana", demandó el agricultor KouaKoua Marcel.

Las autoridades de Brazzaville anunciaron que las milicias ya no existen en Congo, pero los habitantes de La Piscina y de otras regiones en el sur del país son víctimas de la depredación de estos ex soldados, lo cual demuestra el fracaso en la estrategia de recuperación de armamento del nuevo gobierno.

Mientras, la policía asegura que toma muy en serio la actividad ilegal de los cultivadores de marihuana. "Estamos decididos a erradicarla", aseguró el comisionado Jean Francois Denguet durante una reciente visita a la zona de Kinkala.

"Perseguiremos a los Ninjas, no porque hayan sido partidarios de Kolelas, sino porque están cometiendo delitos contra personas inocentes", aseguró Denguetm quien prometió rigor y advirtió que ningún grupo de jóvenes armados, no importa cuál sea su tendencia, "estará por encima de la ley". (FIN/IPS/tra-en/as/nrn/kb/lc- mj/ip/98

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