Los habitantes de Cuba se preparan entre resignados y expectantes para enfrentar los embates del huracán Georges, tras su paso devastador por República Dominicana, Haití, Puerto Rico y otras pequeñas islas del Caribe.
En el octavo año de la peor crisis económica de este siglo, los cubanos "cruzan los dedos" y "tocan madera" para que el ciclón tropical cambie su rumbo y afecte lo menos posible la producción de alimentos.
"Si pasa por todo el país y rebasa los recursos que tenemos, buscamos soluciones", dijo el presidente Fidel Castro que, como acostumbre en emergencias de este tipo, concurrió la noche del martes al Instituto Nacional de Meteorología.
La agencia cubana de noticias Prensa Latina afirmó que, a su paso por el Caribe, Georges causó la muerte de más de 20 personas, así como destrozos de viviendas y tendidos eléctricos, entre otros perjuicios económicos aún sin cuantificar.
Los informes preliminares de República Dominicana indican al menos 15 muertos, cientos de heridos, varios miles de damnificados y pérdidas millonarias en la infraestructura eléctrica y de telecomunicaciones.
La Comisión Nacional de Emergencia de ese país aseguró que los mayores daños ocurrieron en Santo Domingo, que la noche del martes permanecía inundada y sin energía eléctrica, y en la regiones orientales de Higuey, La Romana y Punta Cana.
El huracán Georges dejó en Puerto Rico por lo menos cinco muertos y daños materiales que estimados en cientos de millones de dólares.
La isla de cuatro millones de habitantes quedó sin electricidad como consecuencia de las tormentas eléctricas y 80 por ciento de su población sin servicio de agua potable.
El portavoz del Departamento de Defensa de Estados Unidos, Kenneth Bacon, afirmó que Puerto Rico fue gravemente afectado por el fenómeno meteorológico al igual que Antigua y Bermuda, donde el número de víctimas fatales no se determinó aún.
El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, declaró a Puerto Rico y las islas Vírgenes zona de desastre y autorizó ayuda federal para paliar los daños, estimados en cientos de millones de dólares.
En Cuba empezaron a registrarse al amanecer del miércoles lluvias intensas y rachas de viento de cerca de 80 kilómetros en el oriente de la isla, la zona más afectada por una fuerte sequía que ya dura siete meses.
La sequía, provocada por los efectos del fenómeno meteorológico de El Niño, ocasionó serios daños a la producción de alimentos en esas regiones, que se encuentran en las puertas de una emergencia alimentaria.
El paso del huracán podría empeorar aun más las condiciones en esas zonas, tanto si pasa sobre el territorio nacional y pierde intensidad como si, en el peor de los casos, se fortalece cruzando sobre el mar, pegado a la costa norte de la isla.
Castro afirmó que es casi seguro que Georges afecte la producción cafetalera, concentrada fundamentalmente en las montañas orientales de la isla, la caña de azúcar, el frijol y el arroz, perjudicados antes por la escasez de agua.
Unas 70.000 personas habían sido evacuadas de las zonas que afrontan mayores peligros de inundación. Los planes de evacuacion pueden alcanzar, solo en las provincias orientales de Cuba, a más de 150.000 habitantes.
Las autoridades de la isla dieron instrucciones para el regreso a sus hogares de los estudiantes que trabajan en labores agrícolas, la evacuación de más de 1.000 turistas en caso que sea necesario y el traslado del ganado a lugares seguros.
El huracán Lili, que afectó a Cuba en octubre de 1995, provocó en sólo dos días pérdidas incalculables a la agricultura, dejó más de 200.000 damnificados, dañó parcialmente 78.000 viviendas y destruyó más de 5.000.
Las medidas de prevención de la Defensa Civil, la preparación de la población y la permanente información difundida por el Instituto de Meteorología evitaron víctimas fatales, según fuentes oficiales.
Pero los efectos del Lili se sentían aún este año en la economía de la isla y en las plantaciones de caña de azúcar, el principal rubro exportable que este año no superó la producción de unas 3,2 millones de toneladas.
En el área del océano Atlántico, el mar Caribe y el golfo de México se producen como promedio 9,3 ciclones tropicales cada año. En promedio, 5,4 alcanza la categoría de huracán, o sea con vientos que llegan a superar una velocidad de 118 kilómetros por hora.
Los ciclones ocasionan tormentas, aumento del nivel del mar capaz de inundar completamente una zona costera de hasta 180 kilómetros y su zona de influencia puede alcanzar entre 500 y 800 kilómetros de diámetro. (FIN/IPS/da/mj/en/98