Un cargamento de combustible nuclear usado que Bulgaria se disponía a enviar a una planta de reprocesamiento en Rusia está bloqueado cerca de la frontera por la negativa de Moldavia a que esos materiales ingresen en su territorio.
Bulgaria, Rusia, Moldavia y Ucrania firmaron un acuerdo para el transporte de esos desechos, ajustándose a las reglas de seguridad nuclear de Naciones Unidas. Pero Moldavia se apartó luego del pacto debido a desacuerdos internos.
Representantes de los gobiernos de Bulgaria y Moldavia se reunirán este sábado y domingo para solucionar el problema
El presidente moldavo, Petru Lucinschi, comenz el martes su primera visita oficial a Sofía. Ese mismo día estaba prevista la partida del embarque hacia Rusia.
Bulgaria ofreció pagarle a Moldavia 50.000 dólares por el tránsito de la carga por su territorio, y cinco millones de dólares de compensación en caso de accidente durante la travesía.
Pero ahora las sustancias radiactivas usadas siguen acumulándose en la problemática planta nuclear de Kozloduy, cuya capacidad de almacenamiento parece agotarse.
Desde que se anunció en agosto el envío del combustible usado, organizaciones ambientalistas moldavas y grupos separatistas de la región de Dniéster se opusieron con energía a que esta carga ingresara al país.
Los críticos sospechan que a estos envíos les seguirán otros de sustancias más contaminantes, más difíciles de transportar y con más riesgos de accidentes.
Esta desconfianza alcanzó al parlamento moldavo, que no ratificó el acuerdo.
El embarque iba a viajar en barca por el río Danubio y luego en tren a través de Moldavia y Ucrania, hasta Sarov, Rusia, donde se encuentra la otrora "ciudad secreta" (centro de investigaciones científicas) dedicada a experimentos nucleares conocida como Arzamas-16.
Georgi Kaschiev, jefe del Comité para el Uso Pacífico de la Energía Nuclear en Bulgaria, dijo que en la reunión del fin de semana se discutirán planes alternativos, pero que todo está en manos de Moldavia.
El acuerdo cuadrilateral fue aprobado por los gobiernos de los países, pero aún debe ser ratificado por el parlamento moldavo. Este mes vence el plazo para realizar el envío, según el pacto.
Hasta 1990, el combustible usado por la planta de Kozloduy era enviado a la hoy disuelta Unión Soviética para ser reprocesado o almacenado bajo un acuerdo bilateral.
Al expirar ese acuerdo, el combustible nuclear debió ser almacenado en la propia planta, pero al parecer sus depósitos están ahora llenos, y la planta debe apelar a sitios de almacenamiento temporal.
En marzo de 1995, Rusia aceptó volver a reprocesar los combustibles nucleares usados, pero los envíos de los mismos fueron esporádicos.
Aunque el gobierno Moldavo explicó que los embarques sólo contendrán combustibles ya usados, los críticos desconfían que se permitan embarques de materiales peligrosos.
"Metales, maderas y otros materiales contaminados, que estuvieron en contacto con el agua de los reactores nucleares, cruzarán por nuestro territorio", advirtió Nicolae Budevici, un ingeniero nuclear moldavo.
Señaló que esos traslados entrañan riesgos de derrame de materiales contaminantes, que podrían crear "zonas calientes" difíciles de neutralizar.
Si bien los países que firmaron el acuerdo pidieron a Moldavia que envíe expertos a supervisar los cargamentos, Budevici cree que el país no cuenta con personal calificado para hacerlo.
Por su parte, Alecu Renita presidente del subcomité parlamentario sobre ambiente, dijo que existen presiones para hacer más permisivas las leyes moldavas a fin de dejar pasar por el país cargamentos de combustible nuclear usado y otros desperdicios radiactivos.
El propio embajador búlgaro en Moldavia le pidió a ese subcomité que enmendara la ley para permitir esos transportes, informó.
Pero el vicepresidente de Moldavia, Nicolae Andronic, puntualizó que la planta de Kozloduy está ubicada a sólo 500 kilómetros de la frontera, por lo que también representa un problema para su país.
"La situación es manipulada por algunos grupos que quieren obtener crédito político", observó.
El viceprimer ministro, Valentin Dolganiuc, y el viceopresidente del parlamento, Iurie Rosca, votaron contra los envíos.
"En este tipo de arreglos siempre hay grandes sumas de dinero sucio", comentó Rosca.
Los ambientalistas moldavos dijeron que su país tiene la incidencia más alta de cáncer entre las repúblicas que integraron la Unión Soviética. El Movimiento Ecologista consideró bloquear las vías ferroviarias en la frontera, informó Ioan Bobina, portavoz de ese grupo.
Pero el primer ministro moldavo, Ioan Ciubuc, advirtió que no permitirá el bloqueo de las vías porque eso "dañaría la imagen internacional del país".
También la disidente República de Dniéster, que ocupa una angosta franja de territorio moldavo entre el río Dniéster y Ucrania, se opone a los envíos de combustible nuclear.
El jefe del Servicio de Defensa Civil de esa república separatista, Valeri Kireev, advirtió que residentes de esa región están listos para bloquear el pasaje de los trenes.
Un reporte del Departamento de Energía de Estados Unidos en 1995 dijo que una de las tres plantas nucleares de la era soviética con más posibilidades de causar un accidente es la de Kozloduy.
Bajo presión de la Unión Europea, Bulgaria prometió clausurar las unidades 1 y 2 de la planta en 1997, y las 3 y 4 a fines de 1998, pero todas ellas siguen aún activas. Las unidades más viejas funcionan desde 1974.
Bulgaria presentó un plan para dejar de usar gradualmente esas cuatro unidades entre el 2005 y el 2012.
Esta planta es esencial para el cumplimiento de un contrato por 150 millones de dólares de suministro de electricidad a Turquía en 1999.
Las autoridades negaron que haya una crisis de almacenamiento en Kozloduy.
El combustible nuclear enviado a Rusia regresaría a Bulgaria después de 30 años, reprocesado. Este país espera contar para ese entonces con su propias instalaciones de almacenamiento de desechos altamente radiactivos. (FIN/IPS/tra-en/bk/di-mj/en/98