El gobierno de Brasil recurrió nuevamente al alza de intereses para defender sus reservas cambiarias y la amenazada moneda nacional, repitiendo una medida ya aplicada en octubre, pero sin despejar dudas sobre su eficacia.
A partir del lunes, el Banco Central dejará de ofrecer recursos a los bancos con la tasa básica de 19 por ciento, y sólo realizará préstamos por la linea de asistencia bancaria, cuyo interés anual es de 29,75 por ciento.
La medida estaba preparada desde el miércoles, cuando el Comité de Política Monetaria del Banco Cenral disminuyó la tasa básica de 19,75 a 19 por ciento, pero elevó en cuatro puntos la tasa de asistencia, que antes estaba en 25,75 por ciento. Los analistas consideraron la decisión inocua o "ambigua".
Su adopción respondió a la aceleración de la fuga de capitales, que alcanzó cerca de 3.000 millones de dólares el viernes, un dia de pánico en las bolsas en que se deterioró la confianza en el país, producto del aumento del riesgo brasileño según la óptica de agencia especializada Moody's.
La medida tendrá vigencia hasta el 30 de este mes, anunció el viernes de noche el director de Política Monetaria del Banco Central, Francisco Lopes. Se espera que para esa fecha regresen los capitales y, entonces, "la tasa de interés volverá a caer", dijo Lopes.
El gobierno confía que el alza de diez puntos porcentuales de los intereses detenga la fuga de divisas. Pero el costo de la deuda pública brasileña aumentará en 3.000 millones de reales (2.550 millones de dólares), admitió Lopes.
Subsiste la duda en la eficacia de esa decisión para "reconstruir la confianza de los inversionistas" en el país, el objetivo señalado por Lopes. El temor a la devaluación del real condujo muchos empresarios e instituciones financieras a buscar protección en dólares.
Banqueros y especialistas creen que el gobierno podría aprovechar la inactividad de este lunes en Brasil y Estados Unidos para lanzar otras decisiones. En Brasil se celebra el día de la Independencia Nacional, y en Estados Unidos, el Día del Trabajo.
Una iniciativa esperada es imposición de tributos a la compra de divisas para turismo, una cuenta en que Brasil sufre un déficit anual de más de 4.000 millones de dólares. Otras alternativas serían dificultar la remesa de divisas y modificar el tipo de cambio, pero se descarta la devaluación del real en estos momentos, por el riesgo de descontrol.
El presidente Fernando Henrique Cardoso, desechó a través de su portavoz, Sergio Amaral, la posibilidad de un ajuste fiscal. Pero también aseguró que no ahorrará medidas para defender la moneda, "aunque sean impopulares" y deban tomarse en vísperas de las elecciones del 4 de octubre, cuando buscará un segundo mandato.
Luego del desplome de la bolsa de Hong Kong, en octubre de 1997, la autoridad monetaria brasileña elevó su tasa básica a 43,5 por ciento, reduciéndola gradualmente a lo largo de este año. Así mismo, el gobierno decretó un paquete de medidas fiscales para evitar un aumento excesivo del déficit pblico.
El resultado fue el estancamiento económico y el aumento del desempleo, de 4,84 por ciento en diciembre a 8,02 por ciento en la actualidad. Mientras, el déficit del presupuesto sobrepasó siete por ciento del producto interno bruto, un nivel considerado muy peligroso, en evidencia del fracaso de las medidas fiscales.
En contrapartida, se logró recuperar con creces las reservas cambiarias, que de 52.035 millones de dólares a fines de noviembre llegaron a superar los 74.000 millones antes de que la crisis nacida en Asia y potenciada por Rusia golpeara otra vez.
Ahora, los analistas del mercado financiero estiman que las reservas se sitúan en 55.000 millones de dólares, y muchos señalan en 50.000 millones la frontera crítica por la que se abriría paso un "ataque especulativo".
El nuevo esfuerzo contra el huracán financiero mundial aleja la esperanza de recuperación económica en este semestre. El ministro del Trabajo, Edward Amadeo, admitió que el desempleo seguirá elevado y alcanzará un promedio de 7,5 por ciento este año, una marca sin precedentes en la historia de Brasil.
Amadeo ya revisó dos veces sus previsiones. Empezó por anunciar la caída del desempleo, al asumir el cargo en abril, luego habló de "estabilización" del índice ante la crisis internacional y ahora reconoce el agravamiento de la situación. (FIN/IPS/mo/ff/if/98