El gobierno de Brasil busca formas de reducir importaciones sin provocar represalias, ante la caída de las exportaciones y del flujo de capitales extranjeros como consecuencia de la crisis financiera internacional.
La vía elegida consiste en perfeccionar los mecanismos de defensa comercial, de combate a prácticas desleales de acuerdo a las normas de la Organización Mundial de Comercio (OMC), dijo este martes el ministro de Industria y Comercio, José Botafogo Gonzalves, a corresponsales extranjeros en Río de Janeiro.
"La política arancelaria es correcta y no será modificada", aseguró, desmintiendo rumores sobre aumento de aranceles que Brasil se aprestaría a negociar con sus socios del Mercado Común del Sur (Mercosur), Argentina, Paraguay y Uruguay. Tampoco se recurrirá a la devaluación.
Fraudes como subfacturación, triangulaciones y falsificaciones del producto o del origen componen "un universo importante, de muchos miles de millones de dólares" en las importaciones brasileñas, sostuvo Botafogo Gonzalves, un diplomático experiente en negociaciones comerciales.
El gobierno espera que un combate efectivo a esos fraudes, un mejor control sobre la calidad de los bienes importados y agilidad en los procesos anti dumping y subsidios podrán resultar en una importante reducción de las importaciones.
Brasil abrió su economía en 1990, poniendo fin a la política de sustitución de importaciones, de mercado cerrado y rígidos mecanismos administrativos de control, pero "sin estructuras de defensa comercial para administrar ese proceso", reconoció el ministro.
Ahora se trata de acelerar la aplicación de medidas, necesarias incluso para protección de los consumidores, arguyó. Hay importaciones de productos, como juguetes, sin la calidad exigida a la industria brasileña, por ejemplo.
El ministro admitió que, como consecuencia de las turbulencias financieras internacionales, Brasil no logrará el aumento de exportaciones pretendido para 1998, que era de 11 por ciento al inicio del año y pasó recientemente a cinco o seis por ciento.
Pero el déficit comercial puede quedar en la meta de 5.000 millones de dólares, porque tampoco las importaciones están creciendo al ritmo previsto, por el estancamiento económico brasileño. Esto es mucho menos que los 8.364 millones de dólares del año pasado, destacó.
El problema radica en que Brasil tiene que reducir el desequilibrio fiscal y en sus cuentas externas, como forma de hacerse menos vulnerable a la crisis financiera internacional. El déficit en cuentas corrientes con el exterior está en cerca de 30.000 millones de dólares.
Brasil obtenía grandes saldos favorables en su comercio exterior hasta 1994. En 1992 fue de 15.310 millones, cifra que cayó en los años siguientes, pero manteniéndose con superavit de 10.470 millones en 1994.
A partir de ese año, cuando se estabilizó la moneda nacional y se puso fin a la alta inflación que vivió el país durante tres décadas, hubo un crecimiento explosivo de las importaciones. El déficit pasó de 3.350 millones de dólares en 1995 al nivel récord del año pasado.
Los efectos de la crisis financiera, que colocaron a Brasil al borde de la quiebra, fortalecieron tentaciones proteccionistas en muchas países latinoamericanos enfrentados al "dumping cambiario" o la mayor competitividad de países que devaluaron sus monedas, como los asiáticos.
"Asia agrede con precios artificiales, en una preocupación de toda América del Sur", comentó Botafogo Gonzalves. Por eso la cooperación en defensa comercial debe crecer en la región.
Los exportadores piden mayor agresividad al gobierno brasileño, ante el proteccionismo que tiende a intensificarse como consecuencia de las turbulencias mundiales.
"Es indispensable una acción más efectiva contra barreras que afectan productos brasileños en el exterior", afirmó Marcus Pratini de Moraes, presidente de la Asociación de Comercio Exterior.
La Confederación Nacional de la Agricultura estima en 5.000 millones de dólares las pérdidas de su sector en las ventas a Estados Unidos, a causa de numerosas trabas impuestas a productos brasileños como jugo de naranja, azúcar, tabaco y frutas.
El gobierno puso en marcha un plan de estímulo a exportaciones, eligiendo 55 sectores como prioritarios para alcanzar la meta de 100.000 millones de dólares en ventas externas en el 2002. Esto representa el doble del total exportado el año pasado.
Pero el desempeño de este año presenta como inviable esta meta. La agricultura debe reducir sus exportaciones, ante la caída general de precios, y la industria también prevé pérdidas de hasta 10 por ciento en sectores como el textil y el siderúrgico. (FIN/IPS/mo/ag/if/98