La tormenta financiera internacional fomenta tentaciones proteccionistas en países como Brasil, obligados a reducir el déficit comercial para disminuir su vulnerabilidad.
El desplome de los precios de productos básicos causado por la crisis asiática afectó duramente a los países en desarrollo, en especial los grandes exportadores petroleros, mineros y agrícolas. Además, aumentó el acoso a sus mercados por bienes procedentes de países que devaluaron sus monedas.
Contener las importaciones aparece como alternativa tentadora, en particular en países que acaban de controlar inflaciones elevadas y tratan de consolidar su estabilidad monetaria, y donde una devaluación podría resultar un retroceso desastroso.
Los efectos de las crisis ya se extienden a los bienes industriales, agravando la situación de Brasil. El principal rubro de sus exportaciones, vehículos y piezas de automotor, sufrió una caída de 8,2 por ciento de julio para agosto.
"Sólo con mucho esfuerzo" el sector podrá exportar 5.500 millones de dólares este año, según José Carlos Pinheiro Neto, presidente de la Asociación Nacional de Fabricantes de Vehículos Automotores, cuya meta anterior era de 6.000 millones de dólares.
Un obstáculo es la devaluación, que abarató 20 por ciento los productos asiáticos y promovió un "aumento brutal de su competitividad", se quejó Pinheiro Neto.
El gobierno brasileño, que al principio preveía un aumento de 11 por ciento en las exportaciones para este año, redujo su proyección para cinco a seis por ciento, admitió el secretario de la Cámara de Comercio Exterior, José Roberto Mendonça de Barros.
De esa forma, el déficit comercial de este año no deberá sobrepasar los 6.000 millones de dólares porque las importaciones se estancaron y no están creciendo como se esperaba.
Reducir la dependencia externa pasó a ser un objetivo cada día mas consensual en el país, tanto para evitar daños mayores provocados por crisis foráneas como para permitir un crecimiento acelerado de la economía nacional.
Con un déficit anual de cerca de 30.000 millones de dólares en cuentas corrientes con el exterior, Brasil depende del ingreso regular de capitales extranjeros. Eso impide una expansión económica, porque su consecuencia inmediata es el aumento de las importaciones y mayor desequilibrio externo.
La meta oficial de duplicar las exportaciones a 100.000 millones de dólares en el 2002, sera la vía para romper ese bloqueo. Para eso se mantiene la devaluación gradual de la moneda nacional, de cerca de 0,5 por ciento al mes, y el gobierno desarrolla varios programas de promoción.
Pero la crisis financiera internacional hace poco viable el cumplimiento de esa meta, además de hacer escasos los recursos con que Brasil financiaba su déficit externo, exigiendo medidas inmediatas, como el alza de intereses anunciado el viernes para contener la fuga de capitales.
La situación cambió y exige restringir las importaciones, advirtió el ministro de Comunicaciones, Luiz Carlos Mendonça de Barros. Ante reacciones negativas, el funcionario matizó su propuesta y dijo que se refería solo a "importaciones depredadoras" y a la aplicación de leyes de defensa comercial.
El canciller Luiz Felipe Lampreia admitió la posibilidad de negociar con los socios del Mercado Común del Sur (Argentina, Paraguay y Uruguay) una elevación del arancel externo común sobre algunos rubros, que está por debajo del máximo permitido por la Organización Mundial de Comercio (OMC).
La alianza opositora de izquierda que trata de evitar la reelección del presidente Fernando Henrique Cardoso el 4 de octubre defiende un control más contundente de las importaciones, ante una evaluación más dramtica de la crisis.
Barreras a los bienes "superfluos" y uso de todas los mecanismos, como medidas antidumping, salvaguardias, acuerdos regionales y exigencias de reciprocidad, son las propuestas del programa opositor, que descarta la devaluación cambiaria en este momento crítico por la imposibilidad de manejo.
Un opositor de derecha, el diputado y ex ministro de Planificación Antonio Delfim Netto, también suspendió su prédica por una corrección de la "trampa cambiaria" en que cayó Brasil por la sobrevaluación del real en 1994 y 1995 como mecanismo de combate a la inflación.
Ahora la "única salida" es aumentar las exportaciones a través de subsidios que compensen el al cambio desfavorable, pese a posibles conflictos con competidores y la OMC, recomendó el ex ministro, factótum de grandes devaluaciones al enfrentar la crisis de la deuda externa en los primeros años 80. (FIN/IPS/mo/mj/if ip/98