Los empresarios del norte de América Central pensaban hace pocos meses que un tratado de libre comercio con México era el motor que sus economías necesitaban para despegar, pero ahora comienzan a ver en su vecino del norte un socio poco confiable.
La de México "no es una economía transparente, confiable, no se sabe que hay detrás de todo el enmarañamiento burocrático", dijo a IPS Ricardo Simán, presidente de la Asociación Nacional de la Empresa Privada (Anep) de El Salvador, en entrevista telefónica.
Simán destacó que México "ha reconocido" ante la Organización Mundial de Comercio que subsidia sus productos agropecuarios. El empresario planteó, como ejemplo, que si este país subsidia el azúcar, cualquier producto elaborado con ese producto perderá competitividad en el mercado mexicano.
El Salvador tiene una industria azucarera relativamente fuerte que genera 70 millones de dólares anuales en exportaciones. De ese recurso vive alrededor de cuatro por ciento de la población.
Simán había planteado ya este problema la semana pasada en nombre del empresariado de los países del Triángulo Norte de América Central (Guatemala, Honduras, El Salvador) y que negocian en conjunto un tratado de libre comercio con México.
Costa Rica tiene un tratado con México vigente desde 1994 y Nicaragua tiene en funcionamiento el suyo desde este año.
"El problema es que nos cuesta confiar en México. La historia muestra que muchas veces los mercados pueden estar formalmente abiertos, pero la forma de pensar de los funcionarios, en este caso mexicanos, es negativa para los productos de otros países, en este caso los centroamericanos", indicó Simán.
Los funcionarios mexicanos aplican barreras no arancelarias a los productos textiles, al imponer requerimientos de última hora en las aduanas, dijo el empresario salvadoreño.
Otro ejemplo fue lo sucedido hace pocas semanas con una exportación de bicicletas de El Salvador.
"Cuando llegaron los furgones a México, los funcionarios de aduanas dijeron que bicicletas solo debían entrar por las aduanas del norte. Después de mucha gestión, admitieron que era un error, pero entonces dijeron que por esa aduana sólo se admitían bicicletas de dos asientos", recordó Simán.
Estas situaciones no se pueden legislar, pues se trata de una práctica de los productores mexicanos en defensa de su mercado, dijo. Mientras esto ocurra, "no es conveniente firmar un acuerdo de libre comercio que inundará América Central de productos mexicanos sin que nosotros podamos exportar", agregó.
"Los gobiernos nos hablan muy bonito de un mercado de 100 millones de consumidores, pero en la práctica ese mercado está cerrado", sostuvo.
Los empresarios de El Salvador, Guatemala y Honduras presionan a sus gobiernos para que no firmen el tratado mientras se mantengan estas condiciones.
"No queremos que nos ocurra lo mismo que a Costa Rica, donde muchos empresarios desaparecieron del mercado por la competencia con México. Tenemos datos de que en todos los acuerdos que firmó México se mantiene superavitario en su comercio. No queremos cometer el mismo error", indicó.
Autoridades de comercio exterior de Costa Rica hicieron hace un mes un balance muy positivo del tratado con México, en vista de que las exportaciones a ese país crecieron casi 400 por ciento en los últimos tres años.
Sin embargo, Gabriel González, vicepresidente de la Cámara de Industrias, llamó la atención sobre "las dos caras" del tratado de libre comercio entre Costa Rica y México en un artículo que escribió para el semanario El Financiero.
Si bien las exportaciones pasaron de 19 a 70 millones de dólares en tres años, el déficit comercial con México es cada vez mayor desde 1995. Antes del tratado, el déficit ascendía a 88 millones de dólares y el actual es de unos 219 millones.
Además, indicó, las exportaciones costarricenses a ese mercado se basan en tres rubros (grasas y aceites, televisores y café) que ya habían incursionado en el mercado mexicano antes del tratado de libre comercio.
Para los empresarios del Triángulo Norte otra nube gris que se cierne sobre el proyectado tratado de libre comercio es la crisis mexicana, que llevó a México a una devaluación acelerada. Esta situación favorecería las exportaciones mexicanas hacia América Central, pero no a la inversa, dijo.
"Creemos que no es cierto que no hay marcha atrás en esto del libre comercio. Los tratados que no convengan a nuestros intereses no deben firmarse. Hay que recordar que Argentina puso un impuesto muy alto a los textiles y otros productos mexicanos porque los consideran subsidiados", dijo Simán.
La posición del empresariado del norte centroamericano se conoce apenas dos meses después de la reunión Tuxtla-Gutiérrez III, en El Salvador, y cuyo objetivo básico fue destrabar las negociaciones.
Tuxtla Gutiérrez es el nombre que se le dio al mecanismo de concertación entre Centroamérica y México, porque fue instituido en esa ciudad mexicana en 1991.
En dicha reunión se acordó que para principios de 1999 se podría tener la firma del tratado mexicano con Guatemala, Honduras y El Salvador para, a partir de entonces, armonizarlo con los dos vigentes de modo que en el 2000 haya reglas similares en todos los casos. (FIN/IPS/mso/mj/if/98