La mayoría de los policías judiciales de la capital de México, donde imperan la delincuencia y la impunidad, carecen de aptitud emocional, no saben usar armas, son agresivos y escogen su trabajo sólo para tener experiencias fuertes, según una investigación divulgada esta semana.
El estudio realizado por el Instituto Politécnico Nacional revela que, aunque los policías judiciales tienen mejor preparación que los de otros cuerpos policiales como el bancario y el auxiliar, su desempeño es deficiente y requieren apoyo para aprender a encauzar sus reacciones.
Los habitantes de la capital, donde se cometen en promedio 27 delitos por hora, cuentan para su protección con policías judiciales tensos y resentidos con la sociedad.
La mayoría de los 3.000 hombres y mujeres de la policía judicial son autoritarios, irritables y agresivos debido a sus problemas psicológicos, dijo Yolanda Olvera, responsable del estudio difundido el viernes a través de una entrevista en el noticiero radial Red.
Olvera indicó que 78 por ciento de los agentes sufren estrés, al que alivian en parte mediante el cigarrillo, el alcohol o alguna droga ilegal. Ochenta por ciento tienen problemas para controlar sus emociones y 76 por ciento creen que la sociedad no los comprende.
Además, sólo dos por ciento afirma ser experto en disparar armas y 46 por ciento dijo que no se siente experto en nada.
La criminalidad en México se disparó desde fines de 1994, cuando estalló su peor crisis económica de los últimos 30 años.
Preocupado por la creciente inseguridad pública, numerosos casos de corrupción policial y evidencias de impunidad, el gobierno de Ernesto Zedillo presentó la semana pasada una "cruzada nacional contra la delincuencia", que cuenta entre sus prioridades con la capacitación de los policías.
En las próximas semanas todos los policías del país serán sometidos a pruebas médicas para saber si usan drogas y psicológicas para saber si son personas equilibradas. Además, se analizarán sus ingresos económicos.
Olvera recomendó no despedir de forma inmediata a los agentes que no pasen las pruebass y darles una oportunidad para rectificarse. Si son despedidos se podrían transformar en peligrosos delincuentes, advirtió.
No pasa semana en la que no se conozca en México el caso de algún policía o ex policía que participa en actos delictivos.
Uno de los más célebres es Daniel Arizmendi, que después de dejar la policía fundó una de las bandas de secuestradores más peligrosas y sanguinarias. Cuando fue detenido, en agosto, declaró que no se arrepentía de nada y que para él los secuestros sólo eran una forma de buscar emociones.
La mayoría de los policías judiciales entrevistados por el Instituto Politécnico Nacional dijeron haber escogido este trabajo sólo para tener emociones fuertes.
La Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal recibe alrededor de 40 denuncias diarias de delitos cometidos por policías y reconoce que esa cifra representa apenas 30 por ciento de los casos que deberían denunciarse.
Una encuesta realizada por el diario Reforma entre 800 residentes de la capital indicó que 78 por ciento desconfía mucho o algo de la policía de la ciudad y que 89 por ciento considera que el desempeño de esos agentes es malo o regular.
En el mismo sondeo, 24 por ciento afirmaron haber sido víctima de algún delito de enero a junio de este año.
La desconfinza hacia la policía es tal que muchos aconsejan alejarse de los agentes y las patrullas para evitar ser asaltos.
El presidente Zedillo dijo hace poco sentirse indignado al conocer casos de corrupción policial y se comprometió a trabajar para acabar con el problema.
Los esfuerzos contra el delito han sido hasta ahora "insufiencientes e ineficientes", reconoció Zedillo, pero prometió que no permitirá "que los delincuentes ganen la lucha". (FIN/IPS/dc/mj/ip hd/98