La prensa de Malasia lleva adelante su propio juicio contra el ex viceprimer ministro y ministro de Economía Anwar Ibrahim, presentando supuestas evidencias que lo acusan de actividad homosexual y sodomía.
Para muchos analistas políticos, la campaña de gran parte de la prensa equivale a un juicio virtual antes de que comiencen los procedimientos del aparato judicial contra Anwar, destituido por el primer ministro Mahathir Bin Mohammad el día 2.
El ex ministro de Economía lideró un movimiento nacional de protesta tras haber sido desplazado bajo acusaciones de mala conducta sexual, traición, asamblea ilegal, corrupción e interferir con investigaciones policiales.
La homosexualidad es considerada una falta grave por los malasios musulmanes que componen más de la mitad de los 22 millones de habitantes de este país, de mayoría musulmana. Además, es considerada delito.
Una batalla por el control de la opinión pública de Malasia, en especial de los musulmanes malayos que respaldan a Anwar, se libra desde que el movimiento popular salió a las calles en demostraciones de protesta.
Mahathir utilizó los medios para dañar la imagen de su ex viceprimer ministro, un carismático orador populista cuya destitución es atribuida por algunos analistas políticos a su rivalidad con el primer ministro.
El primer ministro malasio impuso este mes medidas económicas de protección de la moneda malasia, mientras Anwar favorecía una política similar a las recomendadas por el Fondo Monetario Internacional. Otros observadores niegan la veracidad de las acusaciones contra Anwar.
La injusticia que muchos denuncian radica en que Anwar, detenido sin juicio bajo la Ley de Seguridad Interna desde el 20 de septiembre, no ha podido rechazar las acusaciones en su contra desde su detención. Además, se le negó el acceso a sus abogados.
Autoridades del ministerio del Interior dijeron que Anwar será incriminado por una docena de cargos de mala conducta sexual ante una corte el fin de semana.
Al menos 12 simpatizantes de Anwar fueron detenidos y su esposa interrogada por posible sedición. Las manifestaciones callejeras de protesta, que en los últimos días exigieron reformas y la renuncia de Mahathir, fueron prohibidas el miércoles.
Periodistas locales dijeron que la transmisión de las imágenes de demostraciones populares eran un riesgo demasiado alto, aunque el gobierno acusó a organizaciones de noticias extranjeras de intentar derrocar a Mahathir.
El miércoles pasado, el ministro de Información, Mohamed Rahmat, anunció que las instalaciones satelitales del gobierno no podrán ser usadas por agencias extranjeras para enviar "notas negativas" sobre Malasia, por ejemplo los recientes "alzamientos".
El diario nacional "The Star" presentó en su portada el titular "Estoy convencido", con un informe que cita a un ex jefe de policía de Malasia diciendo que hay fuertes evidencias policiales de que Anwar estuvo invlucrado en actividades homosexuales.
El informe se publicó un día después que los medios cubrieron extensivamente una conferencia de prensa de Mahathir, quien, respaldando la orden de destitución, describió a los periodistas la supuesta mala conducta sexual de Anwar, y dijo haber hablado él mismo con las víctimas de su ex protegido.
"Es terriblemente injusto de parte de los medios no dar a Anwar, su esposa y sus amigos la oportunidad de contar su versión de la historia", dijo Mustafa Anuar , del grupo reformista Aliran.
Mustafa, especialista en comunicación de masas en una universidad local, dijo que la simple decencia determina que Anwar tenga espacio "para defenderse contra todas las acusaciones hechas por los medios".
Durante días, medios locales publicaron información de ministros y simpatizantes de Mahathir vilipendiando a Anwar. Sin embargo, Anwar fue capaz de atraer a multitudes en distintas partes del país, hasta que fue detenido.
La cobertura parcial de la prensa probablemente añadió credibilidad a las afirmaciones de Anwar de que es víctima de lo que calificó como una conspiración política "al más alto nivel".
En la mañana del 20 de septiembre, malasios sorprendidos leyeron en las portadas de los diarios que dos asociados de Anwar se confesaban culpables de "permitir que el ex viceprimer ministro los sodomizara". Pero esa tarde, Anwar convocó a la mayor multitud que quizá se haya visto en Kuala Lumpur.
Observadores políticos dijeron que entre 35.000 y 100.000 personas cantando consignas irrumpieron en el centro de la capital para escuchar a Anwar horas antes de que fuera detenido.
Pero diarios locales, controlados por el gobierno y temerosos de ofenderlo, ignoraron o distorsionaron la inforamción sobre el número de personas convocadas por Anwar.
Los canales de televisión eliminaron tomas de las masas que concurrieron a sus actos públicos, para presentar sólo imágenes de Anwar durante sus discursos.
La cobertura de los medios también dio la impresión de que los manifestantes chocaron con la policía o se comportaron violentamente. Estas informaciones distorsionadas alegaron que la acción represiva de la policía, incluyendo la invocación de la Ley de Seguridad Interna, fue necesaria para mantener la paz.
Pero la mayoría de los analistas independientes sostienen que las demostraciones del 20 y 21 de septiembre fueron pacíficas, y el mayor acto de violencia que registraron fueron fotografías rotas de líderes de la gobernante Organización Nacional de Malasios Unidos en la sede del partido.
Mientras, muchos malasios con acceso a Internet, (en Malasia hay unos 500.000), se vuelcan al ciberespacio para obtener el punto de vista de Anwar y sus seguidores, e información más correcta sobre el alzamiento político de las últimas semanas. (FIN/IPS/tra-en/js/lp/ip hd/98