El senado de Estados Unidos decidió limitar la venta de armas a Indonesia y exigir más reformas políticas a ese país, lo que conformó a los activistas por la democracia, partidarios de que Washington mantenga la presión sobre Yakarta.
No obstante, Edwin Gozal, dirigente del indonesio e izquierdista Partido Democrático del Pueblo, argumentó que la renuncia en mayo del dictador Alí Suharto, quien gobernó al país asiático durante 32 años, reduce las probabilidades de que Washington critique a Yakarta.
"No tenemos ilusiones de que (Washington) cambie su política" hacia Yakarta, dijo Gozal. "Estados Unidos dice que el gobierno indonesio está 'mejorando su actitud' ", a pesar de que el régimen sigue torturando y deteniendo a políticos opositores, aseguró.
Pero el Senado decidió el miércoles pasado que los acuerdos para vender armas estadounidenses a Indonesia deben "estipular que los productos no se utilicen en Timor Oriental", territorio invadido por el ejército indonesio en 1975, lo que demuestra las persistentes dudas de Washington sobre el régimen de Yakarta.
Las modificaciones del Senado al proyecto de ley de Operaciones de Venta al Extranjero también agregan que Yakarta debe "liberar a las personas detenidas o encarceladas por sus opiniones políticas".
La actitud de Estados Unidos hacia Indonesia ha sido contradictoria desde que Bacharuddin Jusuf Habibie sustituyó en mayo a Suharto y asumió la presidencia, tras el colapso de la rupia y violentas protestas protagonizadas por estudiantes universitarios.
Por un lado, Washington quiere respaldar a Habibie, ya que este emprendió algunas reformas democráticas y políticas de liberalización. Pero el gobierno estadounidense también mantiene su cautela frente al presidente indonesio y sigue criticando la situación de derechos humanos en Indonesia.
Opositores como Gozal temen que si Washington concentra su atención en las reformas, perderá de vista las cosas que siguen sin cambiar en el gobierno indonesio tras Suharto. Yakarta detuvo a ocho dirigentes del Partido Democrático del Pueblo, sostuvo, aunque Habibie prometió liberar a los prisioneros políticos.
Gozal tampoco confía en el reemplazo del general Prabowo Subianto, yerno de Suharto y ex líder de las temidas unidades militares Kopassus, por el jefe del estado mayor, general Wiranto.
"Ahora Prabowo y Kopassus son los malos, pero Wiranto es igual que Prabowo, un general autoritario. Prabowo fue destituido, pero no hay indicios de que vaya a la cárcel o de que sea procesado por una corte libre e independiente. Aún quieren mantener la unidad en el ejército", opinó.
No obstante, la destitución de Prabowo es la señal más reciente de que gradualmente se están eliminando los símbolos más visibles de la época de Suharto.
En agosto, Indonesia aceptó acelerar las negociaciones de paz sobre Timor Oriental con Portugal y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y prometió otorgar una amplia autonomía a la ex colonia portuguesa antes de fin de año.
Según el canciller indonesio Alí Alatas, esa autonomía permitirá a los timorenses controlar la mayor parte de los asuntos de gobierno, salvo las relaciones exteriores, la defensa y "ciertas políticas monetarias y fiscales".
Pero la propuesta de Yakarta no conformó a las organizaciones de derechos humanos ni a los partidarios de la independencia de Timor Oriental.
"Aunque Habibie dijo que está dispuesto a negociar la autonomía parcial de Timor Oriental, se opone a un referéndum supervisado por la ONU", dijo John Miller, portavoz del grupo estadounidense Red de Acción para Timor Oriental.
Miller argumentó que la decisión del Senado de que las ventas de armas estadounidenses dirigidas a Indonesia no se utilicen en Timor Oriental, significa que el Congreso afirma que "Timor Oriental no es parte de Indonesia".
Así mismo, la decisión del Senado tuvo lugar dos meses después de que la cámara aprobó una resolución que insta al presidente estadounidense Bill Clinton a cooperar con la ONU para "apoyar un reférendum con supervisión internacional sobre la autodeterminación de Timor Oriental".
La presión que padece Indonesia para resolver la crisis de Timor Oriental condujo a Yakarta a tomar en cuenta otras medidas antes consideradas improbables, como el retiro de cientos de soldados del territorio ocupado y la liberación de detenidos políticos.
Pero la situación avanza con lentitud y Alatas reiteró que el líder de la resistencia timorense, Xanana Gusmao, seguirá detenido.
No obstante, la presidencia de Habibie liberó a decenas de activistas indonesios, entre ellos el dirigente sindical Mukhtar Pakpahan, de quien Gozal cree que pude convertirse en líder de una alianza opositora.
Pero Gozal es escéptico sobre el futuro de la democracia en Indonesia. Las limitaciones de las leyes electorales dificultan que los partidos políticos realicen campañas nacionales y la oposición está más fragmentada desde la renuncia de Suharto, aseguró. (FIN/IPS/tra-en/fah/aq/ip/98