/BOLETIN-CIUDADES DEL MERCOSUR/ BRASIL: Hacia la producción industrial de combustible nuclear

Brasil se apresta a dar el salto estratégico de enriquecer uranio a escala industrial, con la intención de lograr el autoabastececimiento para la generación de electricidad.

Las negociaciones van viento en popa. La Marina brasileña confirmó que están en marcha discusiones para la adquisición de una cantidad no especificada de ultracentrifugadoras por la empresa estatal Industrias Nucleares Brasileñas (INB).

Esas máquinas son las que la Marina utiliza hace diez años en su centro tecnológico en Aramar, cerca de Sao Paulo, para enriquecer uranio de forma experimental y con 100 por ciento de tecnología nacional, afirman.

El presidente de la empresa, Roberto da Franca, adelantó que la empresa ya destinó un espacio a las ultracentrifugadoras en su planta en Resende, a 160 kilómetros de Rio de Janeiro, donde hoy se cumplen otras etapas del ciclo nuclear, como la fabricación de pastillas y polvo de uranio, llamado "yellow cake".

"Queremos las máquinas para obtener el combustible que requiere nuestra demanda interna, o sea para autoabastecimiento del reactor de la central nuclear Angra I, de 650 megavatios, y para el futuro Angra II, que entrará en operación el año que viene, de 1.300 megavatios", informó Da Franca.

El canciller de Brasil, Luiz Felipe Lampreia, entregó el viernes su adhesión al Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares en las Naciones Unidas. El país es firmante del Tratado de Tlatelolco, que declara a América Latina región libre de armas nucleares.

Brasil tiene al menos 300.000 toneladas de reservas de uranio, que lo sitúan en quinto lugar a nivel mundial.

Pero actualmente, para abastecer de combustible a Angra I, el país tiene que contratar los servicios de enriquecimiento de uranio de la multinacional Urenco, lo que insume 36 por ciento de los gastos totales del proceso de generación de electricidad.

Ahora, con el inminente funcionamiento de Angra II y los planes para construir una tercera central también en el municipio de Angra dos Reis, en una playa a 150 kilómetros al suroeste de Río de Janeiro, la nacionalización de toda la producción del combustible ya no parece una utopía.

En menos de diez años Brasil podría dejar de depender de Urenco, ahorrando 35 millones de dólares al año, y convertirse en uno de los pocos países que dominan el ciclo nuclear completo.

"Eso ciertamente reforzar la imagen de Brasil ante el mundo como un país maduro para la utilización pacífica de la energía nuclear", sostuvo Everton Carvalho, portavoz de la Asociación Brasileña de Energía Nuclear.

El principal objetivo del programa brasileño en esa área, diseñado en 1969 y basado en la instalación de ocho centrales atómicas antes del 2000 a partir de un acuerdo con Alemania, era precisamente la autosuficiencia nacional en tecnología y producción de todo lo necesario para generar energía nuclear.

Sin embargo, el programa avanzó a paso de tortuga y en medio de todo tipo de dificultades financieras, hasta la interrupción del acuerdo de cooperación con Alemania, finalmente limitada a una o quizás dos centrales.

Pero un grupo nacionalista de la Marina desarrolló un programa paralelo, por mucho tiempo secreto, que logró a dominar la tecnología de enriquecimiento del uranio por ultracentrifugación, en el Centro de Aramar. Eso abrió nuevas perspectivas.

El gobierno de Fernando Henrique Cardoso retomó el rumbo inicial, incluyendo la energía nuclear como una posible fuente de electricidad y acordando concluir Angra II y probablemente Angra III.

Pero la posibilidad de construir seis centrales nucleares más para concretar las ocho previstas en el plan inicial es, en cambio, inviable, según la organización ambientalista Greenpeace.

Roberto Kishinami, físico y director ejecutivo de Greenpeace, tampoco considera justificable económicamente la industrialización del conbustible de uranio. La industria nuclear es en Brasil "una especie de cadáver que insiste en continuar, pero está más que claro que no tiene futuro", opinó.

"Las inversiones serán tan altas que sería necesario tener una serie de usinas que no están disponibles aquí, y ni siquiera juntando las usinas de Brasil y Argentina se justificaría", sentenció el ambientalista.

La energia hidroeléctrica y termoeléctrica tienen costos muy inferiores, añadió Guy de Gois, especialista en asuntos nucleares de Greenpeace. "Además del capital de inversión, el nuclear tiene costos adicionales derivados de medidas de seguridad que deberán concretarse para evitar riesgos", argumentó.

Eso incluye, además del manejo de la basura nuclear, costos de desmantelamiento de la central, ya que después de 34 años acaba su vida útil y debe hacerse la descontaminación del predio. Y no existe actualmente tecnología apropiada para eliminar el material radiactivo, señaló.

Brasil tiene aún entre 60 y 70 por ciento de su potencial hidráulico en la Amazonia sin utilización, observó Carlos Minc, diputado estadual de Río de Janeiro y miembro de la comisión ambiental del Partido de los Trabajadores.

Además puede recurrir a la energía eólica, que comienza a desarrollarse en estados como Minas Gerais y Ceará, y la solar.

Son fuentes de costos, por ahora, elevados, pero "nada comparable con los efectos de un posible accidente nuclear", pues "un derrame importante en la central de Angra llevaría radiación a todo el estado de Río de Janeiro", alertó Gois. (FIN/IPS/ff/mj/en/98) NNZCZC IPS050 MVD039 BB XA EE XJ XX QN SERVESP .DEVAMVD LA

/BOLETIN-CIUDADES DEL MERCOSUR/ BRASIL: Cine nacional gana un canal exclusivo en el cable

por Mario Osava

RIO DE JANEIRO, 20 sep (IPS) El cine de Brasil cuenta desde hoy con un instrumento importante para su afirmación y desarrollo: un canal propio de televisión por cable.

El Canal Brasil culmina un proceso de tres años de estudios, preparación y negociaciones de un grupo de cineastas que hace mucho procuran romper el cuello de botella que representan la distribución y la exhibición para el cine nacional.

Su estreno con "Sueño sin fin", del director Lauro Escorel Filho, es casi un manifiesto, porque la película trata de las dificultades para hacer cine en el país. Fue premiada en 1996 en el tradicional Festival de Gramado, que en los últimos años se convirtió en muestra de cine iberoamericano.

Luego seguirán los más de 300 largometrajes, 70 cortometrajes y casi un centenar de producciones en video que constituyen el acervo inicial del canal. Gran parte debió ser recuperada por una empresa especializada, Casablanca Finish House, de Sao Paulo, que se asoció al proyecto.

La exhibición durante las 24 horas del día se divide en varios programas diarios que reúnen películas con características comunes. El más importante, "Sesión de las nueve", exhibirá las obras consideradas históricas del cine brasileño, empezando por "Sueño sin fin".

Se emitirá también el programa "Brasil Cult" para exhibir únicamente los filmes más polémicos, en muchos casos considerados de vanguardia en la época en que fueron hechos. "Los grandes comediantes" agrupa obras cómicas de varios períodos, en especial las llamadas "chanchadas" de los años 40, 50 y 60.

El cine erótico, los cortometrajes y el "clip" (la presentación de canciones acompañadas de imágenes) también tendrán sus horarios. Informaciones sobre el cine, historias de cineastas, entrevistas y otros programas sobre cuestiones cinematogárficas completan la jornada.

Pero el Canal Brasil no será de audiovisuales. "Será el canal de la cultura brasileña", explicó Paulo Mendonça, su director adjunto. La programación incluirá teatro, otras artes e incluso gastronomía, ampliándose según encuestas entre sus televidentes.

El objetivo es servir de instrumento a la "identificación del público con la cultura brasileña", según la definición de Aníbal Massaini, uno de los cinco cineastas socios del GCB, empresa que puso el canal en operación.

Cada día se presentarán entre cuatro y cinco largometrajes. Mendonza calcula que 180 distintas películas serán exhibidas en este primer año, con repeticiones. Eso ocupará inicialmente 80 por ciento del horario, participación que debe bajar a 60 por ciento dentro de un año ante la producción de nuevos programas.

Operando en Brasil y Portugal, el canal puede llegar a los 760.000 suscriptores de los sistemas de distribución del grupo Globosat para abonados de Brasil y Portugal, Net de televisión por cable y Sky por satélite.

La Globosat ya dispone de casi dos millones de usuarios en Brasil, pero solo 360.000 con acceso al plan Advanced, exclusivo de los que pagan una cuota adicional sobre la suscripción normal. En Portugal será liberado a todos los 400.000 suscriptores.

Poner en marcha el Canal Brasil costó unos tres millones de dólares, que deben pagarse en entre dos y tres años, tras "un inicio muy duro", dijo Mendonça, también director financiero de GCB.

Decisiva fue la asociación con Globosat, empresa de televisión por cable de la Rede Globo, el mayor grupo de comunicación en Brasil. Fueron 20 meses de negociación entre "el grupo débil" de los cineastas y la poderosa propietaria de la mayor televisión abierta, exportadora de telenovelas a todo el mundo.

La Rede Globo decidió incursionar, además, en la producción de películas.

La producción cinematográfica del país, con unos 30 a 40 filmes por año, no permite un volumen de novedades necesario para mantener y ampliar la audiencia del Canal Brasil, admitió Mendonça.

Una expansión probable será vía Mercosur, donde leyes y acuerdos favorecen el intercambio. Argentina y Chile producen buenas películas que hasta ahora no tienen acceso al mercado brasileño, argumentó Mendonça. Eso se puede extender a América Latina, para ganar la escala necesaria.

La esperanza es que esa asociación con la televisión contribuya a romper el bloqueo que separa el cine nacional del gran público. La producción brasileña renació en los cuatro últimos años, pero decenas de películas no lograron exhibición comercial. (FIN/IPS/mo/mj/cr/98

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