Greenpeace inició en Brasil un nuevo frente de lucha ambiental y recaudación de fondos, prestando su nombre a más de 500 productos como marca comercial y sello de calidad ecológica.
Alimentos producidos sin agrotóxicos, tarjetas de crédito biodegradables, zapatos y otros objetos de cuero vegetal y papel sin cloro son algunos de los bienes promovidos por la organización no gubernamental internacional.
El licenciamiento de productos "ecológicamente correctos" por Greenpeace se hace también en otros países, pero Brasil está "en la vanguardia" por la escala, amplitud y variedad de la oferta, destacó Samy Menasce, dueño de la empresa Todaba, que se encarga de esa actividad.
La Todaba, con sede en Sao Paulo, se ocupa de identificar, desarrollar, licenciar y tratar la comercialización de productos que responden a las exigencias ambientales, por un contrato firmado el año pasado con la representación de la organización en Brasil.
Los ingresos por derechos de uso de la marca son compartidos. Cerca de dos tercios se destinan al financiamiento de gastos y acciones ambientales de Greenpeace, dijo Menasce.
El objetivo principal es comprobar que "la producción ambientalmente sana es viable en lo económico" y demostrar a los empresarios que hay demanda e incluso consumidores dispuestos a pagar más por productos ecológicos, señaló Roberto Kishinami, director ejecutivo de Greenpeace en Brasil.
Alimentos orgánicos, en general productos hortícolas exentos de insumos químicos perjudiciales, constituyen un rubro numeroso de licenciamiento, con casi cien productos. Otro es el de la industria textil, de confecciones y de cuero.
Un primer café con el sello Greenpeace empezó a ser vendido el mes pasado en Brasil, por la empresa Gazzola Chierighini de Itú, ciudad cercana a Sao Paulo. Brasil ya produce cerca de 30.000 sacos anuales de café orgánico, pero se destinaban a la exportación.
Solo se concede la marca a productos que comprueban su adecuación con los criterios ambientales en todas las etapas de la cadena productiva, desde la materia prima a los procesos industriales, de distribución y de venta, explicó Menasce.
También la tarjeta de crédito Visa del Banco Excel-Económico, recientemente adquirido por el español Bilbao Vizcaya, tiene la marca Greenpeace, por ser hecho de plástico biodegradable de amido. Así también el cuadernillo de cheques del mismo banco y libros, hechos con papel "verde".
Lojas Renner, una red de 19 grandes tiendas de productos variados, en especial confecciones textiles y cuero, concentrada en el sur de Brasil y en rápida expansión sobre todo en Sao Paulo, tiene una sección de bienes licenciados por Greenpeace.
Se trata de camisetas, pantalones, bolsos, mochilas, cerámica, objetos de decoración y de madera que "se venden muy bien", según Aline Autran de Morais, gerente de Productos del Departamento de Compras de la red.
La buena acogida se debe a que "hay mucha gente conciente de las cuestiones ambientales", y fortaleció "el nombre Renner", evaluó la gerente.
Una sección Greenpeace podrá también instalarse en la mayor red de supermercados de Brasil, el grupo Pan de Azúcar, si tienen éxito las negociaciones ahora en curso, informó Menasce.
Además deberá aparecer pronto en el mercado un disco Greenpeace, con canciones en la voz de cantores famosos y de militancia ambientalistas, como los brasileños Gilberto Gil y Milton Nascimento, y la banda U2, anunció el directivo de Todaba.
De la asociación de la organización ambientalista con Todaba nació también el Espacio Greenpeace, tienda inaugurada en agosto en Sao Paulo, con más de 500 productos verdes.
La tienda "múltiple" vende desde alimentos variados a ropas, artesanía y otros productos "100 por ciento ecológicos". A partir del próximo año esa experiencia, debidamente evaluada, deberá multiplicarse a través de franquicias, según Menasce.
Este es un negocio que se expande "con fuerza poco común", por una demanda creciente, especialmente en mercados ya saturados de la producción tradicional, sostuvo.
La Todaba, que hace diez años trabaja con productos ecológicos, se cuida también de desarrollar nuevos productos, ofreciendo "una consultoría participativa, de la A a la Z", es decir orientando todos los aspectos de la producción y comercialización verde, señaló Menasce.
Su experiencia con Greenpeace en Brasil puede contribuir al avance del licenciamiento comercial de carácter ambiental en otros países. Ya hay conversaciones con Alemania, Argentina, Chile y Holanda, informó el empresario. (FIN/IPS/mo/mj/en/98