La tormenta financiera de Asia protegió a las inversiones extranjeras directas y creó condiciones inmejorables para las compañias transnacionales, estimó un estudio de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El flujo externo de inversiones directas a los cinco países más castigados por la crisis -Corea del Sur, Filipinas, Indonesia, Malasia y Tailandia- se mantuvo casi sin cambios en 1997 y presenta perspectivas de cauteloso optimismo para 1998.
La Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) pronosticó que las inversiones extranjeras directas disminuirán en forma leve durante 1998 tanto en ese grupo de países como en toda la región asiática.
El comportamiento posterior dependerá de las condiciones económicas mundiales como también de la manera en que la crisis afecte al producto interno bruto, al ingreso y al crecimiento del empleo, dijo el estudio de la UNCTAD distribuido este martes en Beijing y en Ginebra.
Pero aparte de ese factor, debido a que los elementos determinantes de las inversiones extranjeras directas siguen siendo atractivos, cabe alentar "un optimismo cauteloso", explicó la institución en un adelanto del capítulo dedicado a Asia de su informe anual sobre inversiones.
El secretario general de la UNCTAD, Rubens Ricupero, observó que la crisis y sus secuelas cambiaron muchos factores que influían en las inversiones extranjeras directas y en las operaciones de las compañias transnacionales en los países afectados.