Un grupo de artistas e intelectuales canadienses desafiaron hace 50 años a la sociedad de Quebec, en ese entonces muy influenciada por la Iglesia Católica, con propuestas vanguardistas que pusieron en peligro sus carreras e incluso sus vidas.
Eran conocidos como los "automatistas", y acaban de resucitar en Canadá mediante sendas exposiciones de sus pinturas abstractas en el Museo de Arte Contemporáneo y el Museo de Bellas Artes de Montreal, que se prolongarán hasta noviembre.
El Correo, por su parte, presentó una serie de estampillas con sus trabajos.
"Esta obra aún está vigente", advirtió el especialista Dennis Reid, autor de la "Breve Historia de la Pintura en Canadá". Pero comentó a IPS que mientras los automatistas cosechan nuevos elogios en este país, salvo por Jean Paul Riopelle son casi desconocidos en otros lugares del mundo.
"Sería muy interesante confrontarlos con el expresionismo abstracto de Estados Unidos; creo que quedarían bien parados", añadió Reid.
El experto afirmó que Paul-Emile Borduas, considerado el mayor entre los automatistas, el maestro, el principal ideólogo de la corriente, puede calificar como "uno de los más grandes artistas del siglo XX".
Las elites católicas y conservadoras de Quebec reaccionaron con molestia cuando los automatistas emitieron un manifiesto titulado "Refus Global" o "Rechazo Total" en el verano de 1948, en el cual urgían a la población a "romper con las convenciones sociales de una vez por todas".
El documento, escrito por Borduas, convocaba a hombres y mujeres a asumir "en una anarquía resplandeciente la totalidad de sus talentos individuales".
Además, calificaba a los habitantes de Quebec como "gente pequeña acurrucada a las faldas de sacerdotes considerados como únicos poseedores de la fe, el conocimiento, la verdad y la riqueza del país, mantenidos a la distancia de una evolución más amplia del pensamiento, considerada riesgosa y peligrosa".
Borduas perdió su empleo en una escuela de artes de Montreal. Su esposa lo dejó y se fue con sus tres hijos después que él rehusara dejarla trabajar fuera de la casa. El pintor vivió en Nueva York y en París en calidad de autoexiliado de Canadá, y murió en 1960, solo y abandonado, a la edad de 54 años.
Hace poco tiempo, Manon, la hija del automatista Marcel Barbeau, realizó un documental en el cual mostraba cómo estos artistas sacrificaban su vida familiar para dedicarse por completo y en forma egoísta a conseguir sus metas.
Sin embargo la hija de Borduas, Renée, declaró que fue la sociedad de Quebec la que arrancó al padre de sus vidas.
El Quebec de la actualidad es una provincia moderna cuyas características comenzaron a delinearse con la revolución silenciosa de los años 60, cuando el catolicismo empezó a perder poder.
En los años 40, en cambio, era una provincia cerrada, patriarcal y autoritaria, en la cual la iglesia dominaba casi todos los sectores de la sociedad, incluso el gobierno, la educación, la cultura y la policía.
Dennis Reid planteó que en ese escenario los automatistas "fueron los primeros en sugerir que en Quebec podía existir una cultura que no fuera católica ni colonial".
Aunque los automatistas no se pronunciaron con claridad respecto a la compleja relación de Quebec con el Canadá anglófono, facciones nacionalistas que operan en la actualidad consideran a estos artistas como precursores de su movimiento.
Otros hacen notar que el manifiesto de 1948 no tenía ninguna relación con la política. Pero Reid destacó que el llamado a la liberación personal era peligroso en el Quebec de fines de los 40. Y el tratamiento recibido por Borduas y sus colegas es una demostración de que su posición sí tuvo consecuencias políticas.
Los automatistas, por otra parte, eran una manifestación más de movimientos artísticos, literarios y políticos que surgían en Estados Unidos y Europa, cuestionando la relación entre del individuo con la sociedad. Una de las principales influencias de los artistas canadienses fueron los surrealistas franceses.
El manifiesto "Refus Global" casi no ha circulado desde las 400 copias producidas en 1948, aunque la exhibición del museo en Montreal estaba matizada con extractos de ese texto.
Pero a fines de los 90 muchas cosas han cambiado, y si bien las obras de los automatistas siguen vigentes, algunos de sus planteamientos políticos parecen fuera de lugar.
Entre tanto, Pierre Gaveau, uno de los artistas del movimiento que aún viven en esta ciudad, protestó porque el auspiciante de la exposición es un fabricante de cigarrillos. "Me pone enfermo", dijo en un programa de televisión. (FIN/IPS/tra-en/pw/mk/lc-ml/cr/98