Uno de los factores de vulnerabilidad de América Latina ante la crisis internacional es la excesiva dependencia de su comercio externo de unos pocos productos primarios, según un análisis de Cepal.
En un anticipo del balance económico de la región que difundirá a fines de este mes, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) señaló que esta es una de las enseñanzas que deja la crisis en el plano de la economía real.
El análisis de la agencia regional de Naciones Unidas plantea que el desarrollo y mantenimiento de la competitividad en los mercados internacionales debe ser un objetivo constante de los países latinoamericanos.
En otras palabras, Cepal advierte que no basta con conquistar en algún momento mercados sobre la base de las llamadas ventajas comparativas, porque este tipo de logros pueden ser temporales y no definitivos, como se demuestra hoy.
El comercio es uno de los frentes de la economía real donde pueden dimensionarse los efectos de la crisis internacional, más allá de los aspectos financieros, que a menudo generan escenarios sobre la base de movimientos especulativos.
Desde el segundo semestre de 1997 hasta el primer semestre de este año -período analizado por Cepal para su informe- se observan caídas en los precios de productos básicos e impactos consiguientes sobre los ingresos por exportaciones.
Según el Fondo Monetario Internacional, desde su origen en el sudeste asiático, la crisis fue la principal causa de bajas en los precios del cobre, el níquel, el caucho natural, la lana, el cuero y el arroz.
Todos esos productos son determinantes en las economías de los países de la región, como ocurre con el cobre en Perú y Chile, el níquel en Cuba y el caucho en Brasil y otras naciones amazónicas.
Los países miembros del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), como grandes productores ganaderos y de granos, son también perjudicados por las caídas de precios de la lana, el cuero y el arroz.
Las turbulencias bursátiles y financieras que comenzaron en el sudeste asiático en julio de 1997 influyeron significativamente además en las cotizaciones del petróleo, la madera y el plomo en los mercados internacionales.
El Informe sobre Comercio y Desarrollo 1998, emitido esta semana por Naciones Unidas, confirma que la caída en los precios de los productos básicos es uno de los rasgos más preocupantes de la crisis internacional.
Con excepción de Brasil y México, cuya oferta exportadora descansa mayoritariamente manufacturas, los países de América Latina dependen fundamentalmente de productos primarios agrícolas y minerales o de los hidrocarburos.
Esta dependencia, según Cepal, "explica el hecho de que en varias economías de la región las exportaciones de cobre y petróleo ofrecieran un flanco vulnerable a los shocks externos tanto con respecto al precio como al volumen".
En efecto, los problemas del comercio latinoamericano en esta hora crítica no sólo se vinculan a las caídas en la cotización de los productos, sino también en las alteraciones provocadas desde Asia en la demanda de los mercados.
El valor de las exportaciones, que representa la ecuación entre precios y cantidades, se redujo en el primer semestre de 1998 para Chile y Perú, que son grandes productores mineros, y para Venezuela y Ecuador, vendedores de petróleo.
A la caída general en la demanda que provoca la crisis, se suma como factor adicional la reducción de las compras de Asia, como consecuencia de las devaluaciones y los planes de ajuste, lo cual perjudicó adicionalmente a chilenos y peruanos.
Hasta antes de la crisis, Japón y el sudeste asiático eran receptores de casi 34 por ciento de las exportaciones de Chile y de más de 23 por ciento de las ventas externas de Perú.
Cepal advierte en su informe que los efectos comerciales no se reducen al intercambio con Asia, sino que también podrán repercutir en el mercado interno latinoamericano, con una desaceleración del valor de las exportaciones sobre todo en el Mercosur.
Entre las lecciones que América Latina debe extraer de la crisis está no sólo la diversificación de su oferta exportadora, con más productos de valor agregado, sino también la de arbitrar mecanismos de prevención de los problemas comerciales.
Para estos efectos, Cepal señala como una prioridad evidente la de instituir mecanismos de monitoreo de los mercados para establecer sobreofertas de productos y otras alteraciones que puedan afectar el comercio.
La región debe apuntar del mismo modo a estrategias permanentes de desarrollo y mantención de la competitividad, ya que este es un terreno cambiante en la escena mundial y las conquistas que se alcanzan un día no son eternas. (FIN/IPS/ggr/ag/if/98