AMERICA CENTRAL: Las adolescentes buscan solución a sus problemas

El 30 por ciento de los nacimientos en América Central son de madres solteras, menores de 19 años, la mayoría de las veces sin cónyugue y expuestas a la expulsión del hogar paterno, del sistema educativo y del trabajo.

Sin embargo, la cifras de embarazo adolescente en la región son difíciles de establecer, porque muchas jóvenes suelen acudir al aborto clandestino.

La realidad de las adolescentes centroamericanas, incluyendo el embarazo, fue analizada por 30 jóvenes de zonas urbano- marginales de Honduras, Nicaragua y Costa Rica, reunidas en San José del 2 al 5 de este mes, como parte del Programa de Mujer Adolescente, que financia la Unión Europea (UE) desde 1997.

Monserrat Blanco, consultora de la UE en ese programa, dijo que los problemas de las adolescentes, como falta de vivienda, educación, salud o trabajo, son comunes al resto de la sociedad, pero afectan en mayor medida a este sector de la población.

"A las adolescentes no nos dan trabajo porque se supone que no sabemos hacer nada o somos unas vagabundas, no podemos optar por puestos públicos porque son para adultos, y la educación no es adecuada porque no alcanza a todos", afirmó Catherine Gamboa, una estudiante de secundaria costarricense de 16 años.

Xiomara Treminio, una nicaragüense de 19 años, afirmó que las adolescentes son más discriminadas que las adultas y enfrentan situaciones más complejas.

Una mujer adulta, si es agredida, tiene la posibilidad de defenderse o de trabajar fuera para sobrevivir, "pero una menor de edad, si recibe maltratos de los padres o es acosada sexualmente, al único lugar a donde puede ir a parar es a la calle, donde empieza el camino hacia la prostitución", afirmó.

Norma Turcios, una estudiante hondureña de 18 años, dijo que a las mujeres de su edad se les niega el trabajo por falta de experiencia y de estudios. "El trabajo muchas veces depende de la apariencia física y si no se es bien proporcionada, difícilmente se logra encontrar un empleo", aseguró.

Recordó que la sociedad centroamericana es muy conservadora y ciertos trabajos, como electricista, mecánico, y conductores de taxi o autobús, siguen reservados para los hombres.

Las tres jóvenes coinciden que el embarazo es un problema grave, por lo que trabajan en sus países en talleres que realiza el programa, capacitando a adolescentes de 12 a 18 años.

En Nicaragua, el embarazo adolescente abunda porque "hay poca información, las muchachas no saben que es peligroso porque su cuerpo no está totalmente desarrollado y, además, el país es muy pobre y encontrar trabajo es muy difícil", dijo Treminio.

Según cifras oficiales, el desempleo en Nicaragua afecta a la mitad de la Población Económicamente Activa (PEA).

"Con frecuecia, las mujeres adolescentes que se embarazan creen que, a través de esta situación, conseguirán un matrimonio y un hombre para ser amadas, una casa, un lugar de respeto y de honor, un hijo o hija", y no es así, dijo Esther Serrano, Coordinadora Nacional del Programa en Costa Rica.

En realidad, agregó, el embarazo viene a complicar una situación ya de por sí difícil.

Dentro del ámbito familiar, los mayores riesgos para las mujeres adolescentes son la violencia intrafamiliar, la sobrecarga de tareas domésticas, la distribución desigual de los alimentos, la falta de reconocimiento económico y una distribución no equitativa del tiempo libre.

Fuera del mismo, este sector de la población se enfrenta a la violencia, el acoso sexual, la falta de empleo o la baja calidad del mismo y un salario más bajo.

En América Central trabajan "para aportar al ingreso familiar, 1,3 millones de personas menores de 18 años, que representan el 28 por ciento del total de menores en esas edades, de los cuales 600.000 son menores de 15 años y de cada cuatro una es mujer", precisó Serrano.

Las 30 jóvenes que participaron en el seminario estuvieron de acuerdo en que los gobiernos deben tomar medidas para proteger sus derechos. Por esto, entregarán un documento en el cual piden que se promuevan campañas masivas contra la violencia familiar, en el trabajo, en los centros educativos y en la calle.

En materia de discriminación en el acceso al trabajo debido a edad y sexo, desigualdad en el salario, ausencia de garantías sociales y acoso sexual, las jóvenes solicitan que se cumpla el Código de la Niñez y la Adolescencia, y se impulsen políticas de inserción laboral para las mujeres de las zonas rurales.

A las organizaciones no gubernamentales que trabajan con la población les plantean la necesidad de impulsar proyectos que generen ingresos a las mujeres jóvenes y desarrollar más centros de capacitación.

En materia de salud, las jóvenes consideran necesario el acceso a la medicina preventiva, la educación sexual que fomente el autocuidado, la generación de espacios recreativos y deportivos, y la divulgación de información en esa área. (FIN/IPS/mso/ag/pr/98

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