Las reservas de agua dulce del mundo están amenazadas por la contaminación y el aumento en la demanda, lo cual puede llevar a una crisis en varias regiones del planeta, según un estudio académico publicado en Estados Unidos.
"Entre la demanda creciente de agua dulce y las reservas limitadas y cada vez más contaminadas, muchos países afrontan opciones difíciles", dijo el informe publicado en la edición de septiembre de Population Reports de la Facultad de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins.
"Para evitar la crisis, muchos países tienen que conservar agua, controlar su demanda y sus reservas, contaminar menos y reducir el crecimiento de la población", agregó.
Los autores del informe señalaron además que la situación es peor en los países en desarrollo, donde nace 95 por ciento de los 80 millones de personas que cada año se suman a la población mundial y donde crece la competencia entre industrias, ciudades y haciendas agrícolas por el uso del agua.
"El agua dulce es el lubricante del desarrollo", afirmó Don Hinrichsen, principal autor del informe "Soluciones para un mundo con escasez de agua" y consultor del Fondo de Naciones Unidas para la Población (FNUAP).
"En muchos países en desarrollo, la escasez de agua puede impedir mejoras futuras en la calidad de vida. La población crece con rapidez y eso requerirá un aumento del uso por persona de agua para producir suficientes alimentos, mejorar la higiene y salud personal y abastecer a las ciudades e industrias", agregó.
Hinrichsen recordó que la cantidad de agua dulce en el planeta es la misma que hace 2.000 años, cuando la población humana era 33 veces menor a la actual.
De acuerdo con el informe, casi 500 millones de personas en 31 países, en especial en Medio Oriente y Africa, sufren debido a la escasez de agua. En el 2025, el problema afectará a 2.800 millones de personas, 35 por ciento de los 8.000 millones de habitantes que se calcula tendrá entonces el planeta.
También en ese año, otros 17 países, entre ellos Etiopía, India, Kenia, Nigeria y Perú, entrarán en la lista de países en riesgo de sufrir escasez de agua. El probllema tendrá magnitud de crisis en China y Pakistán, predijeron los investigadores de la Universidad Johns Hopkins.
No sólo el crecimiento de la población influyó en una mayor demanda de agua dulce. También lo hicieron el desarrollo industrial, la mayor dependencia del riego en agricultura, la urbanización masiva y los mejores niveles de vida, observó el informe.
La cantidad de agua usada se multiplicó por seis en este siglo, pero la población solo se triplicó.
Este aumento alarmó a los investigadores, quienes advirtieron que al mismo tiempo las reservas de agua dulce disponibles para consumo humano se reducen en gran medida debido a la creciente contaminación.
"En algunos países, los lagos y ríos se han convertido en destinatarios de una variedad de desperdicios como aguas servidas, desechos industriales tóxicos y sustancias químicas dañinas usadas en la agricultura", sostuvo el informe.
Los 14 principales ríos de India están seriamente afectados, y tres cuartas partes de los 50.000 kilómetros de grandes ríos de China ya no tienen peces debido a la contaminación, de acuerdo con el estudio.
La agricultura, se indicó, es la actividad que más contamina, superando a la industria y los desagües urbanos.
"En casi todos los países en que se usan fertilizantes y pesticidas se contaminaron las corrientes fluviales", sostuvo el informe. Más de 90 por ciento de los ríos de Europa tienen alta concentración de nitrato procedente de los agroquímicos.
Pero la contaminación causada por fábricas y desagües urbanos no debe subestimarse, enfatizó el informe, que observó que, en el mundo en desarrollo, cerca de 95 por ciento de las aguas servidas y 75 por ciento de los desechos industriales se vierten en corrientes fluviales sin previo tratamiento.
Las aguas contaminadas y la mala administración de los recursos hídricos causan enfermedades como malaria, cólera y fiebre tifoidea.
Los científicos llamaron a una "revolución azul" mundial para conservar y administrar las reservas de agua dulce, y para contrarrestar la contaminación resultante de la "revolución verde" de los 60.
En esa década se introdujo el uso de fertilizantes y pesticidas químicos para aumentar la producción agrícola.
El estudio admitió que "puede ser demasiado tarde para que algunos países con escasez de agua y rápido crecimiento poblacional eviten la crisis", pero insistió en llevar adelante esa revolución azul para coordinar las respuestas a la escasez de agua a nivel local, nacional e internacional.
Las estrategias de administración de las reservas deben incluir el tratamiento de los desperdicios que se arrojan al agua, la reducción de su uso industrial, mejoras de la eficiencia de los riegos y la reutilización de las aguas servidas, sugirió el informe.
"Iniciativas locales demuestran que el agua se puede usar mucho más eficientemente, aún en zonas de escasez, tanto rural como urbana", aseguró.
Un ejemplo citado es el del altiplano Mossi de Burkina Faso, la principal área agrícola de ese país.
Allí, el grupo Seis Eses introdujo sistemas de irrigación a pequeña escala, enseñando a los aldeanos nuevas técnicas de cultivo y de ahorro de agua, al tiempo que ayuda con la financiación de las iniciativas de conservación de la misma.
Los científicos de la universidad estadounidense sugirieron que se apliquen políticas unificadas de protección de las reservas de agua a nivel nacional, especialmente en las regiones con escasez de líquido y alta densidad de población.
También destacaron la necesidad de desarrollar políticas de administración del agua a nivel internacional, a efectos de prevenir conflictos regionales por este recurso.
El informe opinó que esos conflictos, hoy en ciernes, podrían llegar a ser violentos a medida que aumenta la escasez de agua en Africa, Asia central, Medio Oriente y Sudamérica, donde algunos países ya están discutiendo por el acceso a ríos y mares interiores.
"Al acercarse el próximo siglo, las crisis por escasez de agua en más y más países presentarán obstáculos para mejorar los niveles de vida y de salud, y aumentarán los riesgos de conflictos por el acceso a las escasas reservas de agua dulce. Encontrar las soluciones ahora debe ser una prioridad", sostuvo el estudio. (FIN/IPS/tra-en/dk/di-mj/en/98