AMBIENTE: Adelgazamiento anual del ozono se adelanta en 1998

El fenómeno del adelgazamiento de la capa de ozono sobre la Antártida, que habitualmente alcanza su mayor grado entre septiembre y octubre, en la primavera austral, se está anticipando este año.

Científicos de la austral ciudad chilena de Punta Arenas, unos 2.500 kilómetros al sur de Santiago, midieron fuertes disminuciones del ozono entre el 21 y 25 de agosto y particularmente el día 24.

De esta manera parecen cumplirse advertencias de expertos, en el sentido de que los años 1998 y 1999 serán los más críticos en cuanto a la pérdida de esta gas estratosférico que protege a la Tierra de las dañinas radiaciones solares ultravioletas.

El físico Félix Zamorano, de la Universidad de Magallanes, dijo al diario El Mercurio que el 24 de agosto la densidad del ozono en Punta Arenas disminuyó bruscamente de 340 unidades Dobson a sólo 260 unidades.

Cien unidades Dobson equivalen a un milímetro de espesor de la capa de ozono y la media sobre el Círculo Polar Antártico es de 300 unidades, es decir de tres milímetros, ya que es la zona del planeta donde este gas natural sufre el mayor deterioro.

La capa de ozono, a unos 25 kilómetros de altura sobre la superficie terrestre, se viene debilitando progresivamente en la primavera meridional, con los mayores índices de deterioro entre mediados de septiembre y octubre, según estudios desde la década de los 80.

Las micropartículas de hielo en la atmósfera de la Antártida, sumadas al aumento primaveral de las radiaciones solares, activan los clorofluorcarbonos (CFC) y otras sustancias volátiles que "devoran" las moléculas de ozono.

Se deteriora así el filtro de las radiaciones ultravioletas B, lo cual representa una amenaza para la flora y la fauna, y en especial para la población humana, expuesta a cáncer de piel, afecciones oculares y debilitamiento del sistema inmunológico.

El frágil ecosistema antártico, así como los habitantes del extremo austral de Argentina, Chile y de las Islas Malvinas, son las víctimas de "avanzada" de este fenómeno que repercute en todo el mundo y se expande cada año.

El Protocolo de Montreal, suscrito en 1987 y al cual han adherido 164 países, contempla la reducción gradual de la producción de CFC, de amplio uso en la industria química como propelentes e insumos para equipos de refrigeración.

De acuerdo con el Protocolo, los países industrializados frenaron desde 1995 la producción y el uso de CFC, en tanto las naciones en vías de desarrollo deben llegar a una reducción de 50 por ciento en el 2000 y completa en el 2010.

A estos efectos, la octava conferencia de los 164 estados miembros del Protocolo de Montreal, realizada en noviembre de 1996 en San José, recomendó aumentar la ayuda internacional para financiar programas de sustitución de CFC.

No obstante los acuerdos internacionales, fábricas de países industrializados instaladas en naciones como India, China y Rusia siguen produciendo CFC en gran escala, lo cual alienta un comercio ilegal de estas sustancias, según ambientalistas.

Sergio Cabrera, biólogo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, advirtió en 1996 que los años más críticos de deterioro de la capa de ozono sobre la Antártida serían los de fines del milenio.

Esto es así porque los efectos del fenómeno son acumulativos, y por lo tanto persiste la acción nociva de los CFC lanzados en gran escala a la atmósfera en las últimas décadas, sin que rinda aún frutos evidentes la reducción registrada entre 1988 y 1995.

El 31 de agosto, la capa de ozono sobre Punta Arenas registró un espesor normal de 360 unidades Dobson, pero los expertos de la Universidad de Magallanes prevén para la primera semana de septiembre una reducción a 300 unidades.

Cuando las mediciones marcan 220 unidades se establece que se está bajo el "hoyo" del ozono, que en realidad no es propiamente un agujero, sino una masa debilitada de ozono de forma ovalada que se desplaza continuamente.

En septiembre de 1994, Punta Arenas estuvo una semana bajo el "hoyo", con niveles de ozono de entre 195 y 218 unidades Dobson, y radiaciones ultravioletas B que llegaron a 600 miliwatt por metro cuadrado, cuando lo normal es entre uno y 60 miliwatt. (FIN/IPS/ggr/mj/en/98

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