La crisis económica que comenzó en Asia, siguió en Rusia y ahora se extiende a América Latina comienza a repercutir en Alemania, mientras se aproximan las elecciones generales del día 27 en este país.
Las posibles consecuencias adversas de la crisis son enormes, advirtió Detlef Kotte, coautor del Informe 1998 de Comercio y Desarrollo de la UNCTAD, publicado este miércoles.
"La crisis económica asiática es más grave, en términos de alcance y repercusiones, que otras crisis de los últimos 30 años, y sus consecuencias aún están por verse", advierte el informe de la UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo).
La oficina federal de estadísticas de Alemania reveló que en el primer trimestre de este año las exportaciones nacionales a Asia oriental ascendieron a 11.094 millones de dólares, lo que representa un descenso de 4,4 por ciento, o 512 millones de dólares, con respecto al mismo período en 1997.
Las exportaciones a Japón, de 2.898 millones de dólares, disminuyeron 9,4 por ciento.
La crisis también provocó la caída de las exportaciones a Corea del Sur, Filipinas, Indonesia y Tailandia, indicó la Asociación Asia Oriental, con sede en Hamburgo.
Las ventas a Corea del Sur descendieron 38,2 por ciento o 494 millones de dólares, a Tailandia 22,3 por ciento o 75,2 millones, a Indonesia 17,9 por ciento o 100,5 millones, y a Filipinas 22,3 por ciento o 75,2 millones.
La economía alemana, que depende de las exportaciones, seguirá padeciendo si continúa esta tendencia, advirtió Kotte. En consecuencia, seguirá aumentando el desempleo, que se encuentra en su nivel más alto desde 1945 y afecta a 10 por ciento de la fuerza laboral, o cuatro millones de personas, explicó.
La UNCTAD estima que la crisis en Asia oriental tendrá un costo de uno por ciento del producto interno bruto mundial, o unos 260.000 millones de dólares, equivalente al ingreso anual de Africa subsahariana.
Los expertos del organismo remaron contra la corriente al advertir sobre los peligros de la inestabilidad financiera internacional, dijo Kotte.
"Nuestro informe de 1997 ya lo advertía. Gran parte de la actividad de los mercados financieros no tiene relación con la producción y la creación de empleos, sino que se dedica a la especulación y la intermediación", aseguró.
En el informe de 1997, la UNCTAD criticó la liberalización financiera extrema en los países en desarrollo. Los ejemplos de industrialización y desarrollo modernos que tuvieron éxito se caracterizaron por la forma en que lograron integrarse a la economía mundial, señaló entonces el organismo.
La propia Alemania experimenta los aspectos negativos de la liberalización económica y financiera desde la reunificación de las zonas oriental y occidental, hace casi ocho años.
Casi toda la base industrial de la ex Alemania oriental resultó destruida y miles de empleos se perdieron de la noche a la mañana, sin la posibilidad de crear nuevos empleos en forma inmediata.
Los peligros sociales y psicológicos fueron amortiguados mediante la transferencia de 8.000 millones de dólares de las arcas del Estado de Alemania occidental a la zona oriental.
El resultado es lo que se califica de "desempleo estructural" por parte del gobierno de coalición que integran la Unión Demócrata Cristiana del canciller (jefe de gobierno) Helmut Kohl, la Unión Social Cristiana y el liberal Partido Democrático Libre.
El problema, aseguran, se agravó por la rápida globalización de la economía mundial, lo que llevó a los empresarios alemanes a producir sus artículos en países con bajos salarios, donde los costos de la seguridad social son bajos o inexistentes.
Pero el opositor Partido Social Demócrata atribuye el desempleo a la falta de políticas adecuadas del gobierno y su incapacidad para reconocer la gravedad del problema. (FIN/IPS/tra-en/raj/rj/aq-ml/if/98
