Las autoridades de Alemania deportan a refugiados bosnios en un intento por convencer a los votantes de que la Unión Demócrata Cristiana (CDU), del jefe de gobierno Helmut Kohl, finalmente adopta una posición firme ante extranjeros asistidos con fondos del Estado.
En vísperas de las elecciones del 27 de septiembre, Kohl se vuelca contra los bosnios en respuesta a una creciente xenofobia entre su electorado.
El partido gobernante se ubica al menos a cuatro puntos detrás de su rival Unión Social Cristiana (CSU), y el partido espera atraer votantes entre los simpatizantes de la extrema derecha.
Encuestas sugieren que 13 por ciento de la población votaría por partidos de la extrema derecha, la cual plantea políticas contra los extranjeros.
Al este de Alemania, donde el respaldo a Kohl es más débil, 17 por ciento de los encuestados dijo que votaría a la derecha, en relación a 11 por ciento en los estados occidentales.
Para mantener la política de mano firme, el ministro del Interior de Bavaria, Guenther Beckstein, dijo el fin de semana que el estado del sur de Alemania "redoblará esfuerzos" para deportar a refugiados bosnios.
Bavaria alberga ahora a unos 65.000 de los 120.000 refugiados bosnios en Alemania.
"En algún punto la hospitalidad tiene sus límites, y se alcanzaron ahora", dijo Beckstein, quien fijó la meta de repatriar tres cuartos de los refugiados bosnios en Bavaria antes de fin de año, reduciendo la cifra a menos de 10.000.
La política ha sido atacada por la secretaria de Estado de Estados Unidos, Madeleine Albright, quien durante su visita a la capital bosnia de Sarajevo la semana pasada criticó a los países "irresponsables" que fuerzan a los refugiados a retornar a sus hogares donde "no hay seguridad, vivienda ni empleo".
El ministro de Relaciones Exteriores, Klaus Kinkel, quien visitaba Sarajevo al mismo tiempo, defendió la política al reabrir una planta de automóviles Volkswagen en Vogosca, cerca de Sarajevo, y sostuvo que los refugiados son necesarios en su tierra "para reconstruir Bosnia".
Pero la planta reinaugurada sólo será una contribución simbólica para aliviar el desempleo y la pobreza en una región con una tasa de desempleo de 60 por ciento.
Mirza Hajric, asesor de la presidencia bosnia tripartita, pidió al gobierno alemán "que coordine la repatriación de refugiados bosnios con la capacidad de Bosnia de recibirlos".
Aunque se refirió a la asistencia de Alemania a refugiados bosnios durante la guerra, Hajric dijo que la forma en que los refugiados son repatriados crea "problemas sociales, políticos y de seguridad" en Bosnia. Además, pidió a Alemania que organice el retorno de forma "más digna".
Cornelia Buehrle, portavoz de temas de migración del Arzovispado de Berlín dijo que los políticos alemanes deben tener el "coraje y la honestidad" de admitir que muchos bosnios podrían tener que estar "un largo plazo" en Alemania debido a las condiciones en la ex Yugoslavia.
El Departamento de Estado de Estados Unidos alertó a Bonn que la deportación de refugiados bosnios podría poner en peligro el acuerdo de Dayton que puso fin a tres años de combates e inició un proceso de construcción de un trato político duradero.
Pero el proceso no fue liso y las fuerzas de paz de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se encontraron con pocos elementos para cubrir el retorno de comunidades bosnias musulmanas, croatas y serbias a sus hogares en áreas disputadas.
Hans Koschnick, ex administrador de la dividida ciudad bosniocroata de Mostar, describió la repatriación de los bosnios como "un retroceso a la era de la Gestapo (policía política del régimen nazi)".
Muchos de ellos proceden de áreas que han sido objeto de la "limpieza étnica" y tienen poca esperanza de reconstruir sus vidas en sus antiguas localidades, alegó.
El Departamento de Estado de Estados Unidos afirma que deportaciones no coordinadas envian refugiados a sitios equivocados, y favorecen a quienes intentan impedir "la creación de una bosnia única con dos entidades multiétnicas". Este mes se celebrarán elecciones en Bo