Un senador venezolano fue rescatado hoy en el fronterizo estado de Tachira, tras desaparecer durante varias horas al ser asaltado por un grupo delictivo, en un hecho que generó gran tensión nacional por temorse un secuestro o un atentado contra su vida.
Edgar Flores, vicepresidente del partido socialcristiano Copei y jefe de la Comisión de Finanzas del Senado, desapareció durante 16 horas, hasta que fue encontrado inconsciente dentro de su automóvil en una vía cercana a la ciudad de San Cristobal.
El ministro de Relaciones Interiores, Asdrubal Aguiar, informó a los dirigentes del partido en Caracas que el senador fue hallado por su hijo, Ricardo Flores, en un camino rural, desmayado y con signos de forcejeo y violencia, además de dificultades respiratorias.
El secretario general de Copei, Donald Ramírez, añadió en la tarde de este sábado que le faltaban varias pertenencias y todo induce a considerar que fue víctima de un asalto al que trato de resistirse.
Ramírez admitió que la hipotesis principal del comando militar y policial que lo buscó durante varias horas fue la del secuestro por un grupo guerrillero, en un estado militarizado por las acciones de fuerzas irregulares de la vecina Colombia en la zona.
Junto con las conjeturas sobre un secuestro por parte de delincuentes comunes o de la guerrilla colombiana, también se especuló sobre un atentado político, ya que Flores es el jefe de la campaña electoral de Copei, segunda fuerza política del país.
"Está claro que no hubo ninguna relación entre su papel en la campaña electoral de Copei y de nuestra candidata Irene Sáez y su desaparición", sentenció Ramírez en la sede de Copei en Caracas.
"Son situaciones distintas en dos países diferentes", acotó el presidente de Copei, el ex presidente Luis Herrera, antes de la aparición del senador, para eliminar cualquier comparación con los ataques personales a figuras políticas que suelen producirse en Colombia durante los procesos electorales.
Flores, de 63 años, fue internado en terapia intensiva de una clínica de San Cristobal, 597 kilómetros al sudoeste de Caracas, con lo que se puso fin a la alarma nacional por una desaparición iniciada la noche del viernes.
"Su estado es estable, fue víctima de un asalto del hampa común y será dado de alta en unas horas", declaró el presidente de Copei en Táchira, César Alejandro Pérez.
El dirigente tiene un papel destacado en la campaña de Sáez, a la que las encuestas ubican en segundo lugar para los comicios presidenciales del 6 de diciembre, tras el ex líder golpista Hugo Chávez. Esta es la primera vez en la historia que Copei respalda a un candidato independiente.
El senador desapareció tras abandonar la sede de Copei en San Cristobal, cuando se desplazaba solo en su vehículo utilitario para dirigirse a su residencia en esa ciudad, de la que es oriundo.
En el automóvil llevaba una calcomunia que rezaba "Edgar Flores, el senador del Tachira", y Ramírez aclaró que como la gran mayoría de los parlamentariso venezolanos se desplazaba sin escolta.
Flores es uno de los dos senadores de ese estado fronterizo, en una cámara de 52 miembros, y aspira a la reelección en los comicios legislativos y regionales del 8 de noviembre, previos a las elecciones presidenciales.
Mirella Vivas, jefa de redacción del diario La Nación de San Cristobal, dijo a IPS por teléfono que el asalto para robarle el automóvil fue una de las hipótesis más manejadas desde el primer momento por los jefes de la operación, y añadió que tanto el senador como su familia habían recibido amenazas de secuestro.
Otro de los hijos del senador, del mismo nombre que su padre, manejó la hipótesis del secuestro como la más probable. En la mañana de este sábado demandó públicamente su liberación y se ofreció como intermediario a sus captores.
"Hoy es mi padre, otro día será el de otro hijo, si alguna pesona inescrupulosa lo tiene retenido, por favor comuníquese conmigo", dijo el hijo del senador a las puertas de la sede de Copei en San Cristobal a cadenas de radio y televisión.
Táchira es un estado agrícola y comercial de 11.000 kilómetros cuadrados y un millón de habitantes, que es víctima de una ola de secuestros y cobros de "vacuna" (impuesto económico), que emparentan su cotidianidad con la del otro lado de la frontera.
En los últimos años han aumentado los secuestros de ganaderos que viven en Táchira, aunque tengan sus haciendas en los vecinos estados de Apure y Barinas.
Las acciones son realizadas por delincuentes comunes, grupos de guerrilleros colombianos o bandoleros que actúan para ellos, y con las que conviven los habitantes de lo que se ha llamado "un tercer país" en la frontera binacional.
Táchira también es lugar de tránsito natural del contrabando y, en las dos últimas décadas, del tráfico de drogas y de precursores químicos para la elaboración de drogas ilegales, a través de la frontera de Colombia. (FIN/IPS/eg/ag/ip/98