SUDESTE ASIATICO: Explosivo aumento de la prostitución

La prostitución adquirió en Asia sudoriental las dimensiones de una industria y contribuye de manera significativa al empleo, al ingreso nacional y al crecimiento económico, advirtió hoy la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

El aporte de la industria del sexo al producto interno bruto (PIB) de Asia sudoriental varía entre dos por ciento en Indonesia y 14 por ciento en Tailandia, según cálculos de Lean Lim, autora del informe de la OIT.

Así mismo, el desempleo causado por la crisis económica de Asia llevará a más personas a la prostitución, se pronosticó en el estudio, titulado "El sector sexual: Bases económicas y sociales de la prostitución en el sudeste asiático".

"La prostitución se ha extendido a tal punto" en Filipinas, Indonesia, Malasia y Tailandia, los cuatro países estudiados, "que podemos hablar con justificación de un sector de comercio sexual incorporado a la vida económica, social y política de esas naciones" , dijo Lim.

Las mujeres que trabajan en ese sector en ciudades de Tailandia envían casi 300 millones de dólares por año a sus familiares en las áreas rurales. La prostitución produjo un ingreso entre 22.500 y 27.000 millones de dólares en ese país de 1993 a 1995.

En Indonesia, el ingreso anual del comercio sexual oscila entre 1.200 y 3.300 millones de dólares, o entre 0,8 y 2,4 por ciento del PIB, de acuerdo con la OIT.

El informe estima que entre 0,25 por ciento y 1,5 por ciento del total de la población femenina en los cuatro países considerados se dedica al trabajo sexual.

Informaciones de 1993 y 1994 señalan que la prostitución englobaba entonces entre 140.000 y 230.000 personas en Indonesia y entre 43.000 y 142.000 en Malasia.

En Tailandia, la cantidad registrada oficialmente es de 65.000 trabajadores sexuales, pero datos extraoficiales citados por la OIT aumentan el total a 200.000 e incluso 300.000.

Rene Ofreneo, coautora del capítulo sobre Filipinas, cree que en este país hay entre 400.000 y 500.000 personas que ejercen la prostitución, una cantidad similar a la de trabajadores de la industria manufacturera.

Pero con la suma de las personas que se relacionan indirectamente con la prostitución, como camareras, guardias de seguridad, acompañantes y empresas que organizan paseos, el total en el sudeste de Asia puede fácilmente llegar a "varios millones", aseguró la OIT.

La industria sexual, que creció durante los años de crecimiento de la economía asiática, opera en combinación con redes internacionales cada vez mayores, usa tecnología moderna y es un negocio altamente organizado.

A pesar del impacto económico de esta actividad, muchos gobiernos no tienen políticas dirigidas al sector y ni siquiera reconocen que existe.

"Las autoridades se niegan a tratar la prostitución como un sector económico", y las cifras relativas a la industria del sexo no son consideradas en las estadísticas laborales ni en estrategias sectoriales, observó la OIT.

Pero el comercio sexual tiene un alto costo en materia de derechos humanos, de seguridad pública y, desde luego, de salud, pues contribuye a la transimisión del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).

El amplio alcance y las profundas raíces económicas de la industria sexual exigen que los gobernantes abran los ojos frente al fenómeno, especialmente ahora, que el desempleo aumenta y se crean así condiciones para un mayor crecimiento de la prostitución, advirtió la OIT.

Antecedentes en la misma región demuestran que "muchos entre quienes pierden su trabajo en sectores como el manufacturero son atraídos por la industria del sexo", señaló Lim, directora de asuntos relativos a las mujeres de la OIT.

Agregó que el comprobado incremento de la deserción escolar presenta el riesgo de aumento de la participación de niñas y niños en el comercio sexual.

"En países sin redes sociales de seguridad es especialmente serio el peligro de terminar realizando trabajo sexual", observó.

Las pobreza creció en el sudeste asiático desde el estallido de la crisis en juñio de 1997, y en Indonesia afecta a 40 por ciento de una población de 220 millones de habitantes.

La OIT encareció a los gobernantes a prestar atención a todos los aspectos de la industria del sexo, como problema de derechos humanos y sanitario y como actividad económica.

"No es sólo una cuestión moral, y no es sólo la pobreza lo que causa la prostitución. Cualquier respuesta efectiva a la industria del sexo debe contar con medidas dirigidas a sus bases económicas y sociales", comentó Lim.

La investigadora propuso a los gobiernos distinguir entre la prostitución que utiliza niñas y niños —que viola derechos humanos- y la que es practicada por adultos.

Luego, sugirió, se debe dividir a los adultos entre los que son forzados a tareas sexuales y aquellos que las realizan por voluntad propia.

Para acabar con la esclavitud sexual, las autoridades deben desarticular las redes de reclutamiento forzoso y de tráfico de personas, y rehabilitar a las víctimas, propuso la OIT.

Tratándose de la prostitución voluntaria, la OIT sugirió el mejoramiento de las condiciones de esa actividad y la protección social y de los derechos de esas personas.

Lim puntualizó ante IPS que la OIT no propone la despenalización del trabajo sexual en los países en que la ley lo prohibe, sino que sólo presenta opciones a los gobernantes.

"La industria del sexo da ocupación a una gran cantidad de personas, y es importante que los gobiernos decidan cómo tratar a este sector", explicó. (FIN/IPS/tra-en/js/di-ff/pr lb/98

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