La nueva era del ecoturismo en Sri Lanka propone a los clientes aprender las costumbres y hábitos culinarios de la cultura local, y los informa sobre el medio ambiente y la historia de este país.
La Red Woodlands, integrada totalmente por mujeres, en la localidad montañosa de Bandarawela, a 180 kilómetros de Colombo, ofrece a los visitantes una alternativa a los cómodos baños de sol en la playa y los paseos guiados por los sitios más conocidos.
Un grupo de 20 jóvenes alemanes, entre ellos estudiantes, médicos e ingenieros aprenden a cocinar el arroz al curry típico de Sri Lanka en "Student House", un pequeño hotel administrado por Woodlands.
Después de degustar los platos, el grupo visita una plantación típica de té y camina cinco kilómetros hasta a un templo en que vive recluido un hermitaño budista.
Todo forma parte de la oferta de turismo natural, que presenta la cultura del país y docenas de sitios aún vírgenes para los extranjeros.
Gran parte de este esfuerzo provino de Harry Haas, un religioso católico holandés que decidió vivir en Sri Lanka en 1983, irónicamente en un momento en que el grupo insurgente Tigres de Tamil se retiraba y los turistas temían visitar las áreas antes en guerra.
Haas, amante de la naturaleza e interesado en el turismo, se instaló en Bandarawela e inició una fábrica de especias, para luego dedicarse al turismo.
Ahora retirado, Haas llama la zona de las localidades de Haputale, Ella, Welimada y Diyatalawa "el triángulo de la salud", al que pretende incluir en los mapas turísticos mundiales.
Con la ayuda de la Red Woodlands, con cuya fundación colaboró en 1993, logró atraer a los primeros individuos y pequeños grupos de turistas.
"Hay un gran potencial en este sitio. Desafortunadamente, gran parte del turismo de Sri Lanka es masivo, y sitios como Bandarawela son ignorados", dijo Haas.
"Los sitios que mostramos no han sido vistos antes por turistas. Esta es la belleza de este país. Su ambiente natural, su pueblo, la cultura. Eso es lo que los visitantes extranjeros quieren ver", dijo Haas.
La iniciativa de Woodlands logró premios internacionales en la promoción del turismo natural y contribuyó a que hoteleros, ambientalistas y planificadores del gobierno se reunieran para elaborar un plan de largo plazo para la promoción del ecoturismo como alternativa sustentable de desarrollo.
Woodlands atrae cada año a entre seis y ocho grupos de 20 miembros, y a muchos turistas que se alojan para seguir programas individuales, incluyendo una lista de caminatas y escaladas.
Las integrantes de Woodlands y Haas, quien trabaja como consultor voluntario para mantener la libertad de las mujeres en la gestión de la organización, se encargan de los servicios de computación, la alimentación y el alojamiento.
Gnana Dissanayake, una mujer de una aldea cercana, se sumó a Haas en 1992 y fue capacitada por una estudiante alemana visitante en computación y correo electrónico. "Eramos una de las pocas instituciones que ofrecía correo electrónico en Sri Lanka ese año", destacó la mujer. (FIN/IPS/tra-en/fs/rdr/lp/if/98