RUSIA: Yeltsin obligado a retornar a Moscú por crisis económica

El primer ministro de Rusia, Sergei Kiriyenko, se reunió hoy con el equipo económico del gobierno para considerar la crisis de este país, mientras el presidente Boris Yeltsin, de vacaciones en el noroeste, se trasladó a una residencia más cercana a esta capital.

Yeltsin había dicho el viernes que no pensaba volver a la capital. "Eso significaría que hay inestabilidad, que hay un desastre y que todo se está derrumbando", declaró entonces. Su traslado este sábado parece confirmar, entonces, que la situación se agrava.

Kiriyenko se reunió con el presidente del Banco Central, Sergei Dubinin, el ministro de Finanzas, Mijail Zadornov, y el principal negociador de la deuda rusa, el viceprimer ministro Anatoly Chubais, junto con otros altos funcionarios.

El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, habló por teléfono con Yeltsin el viernes y le exhortó a actuar con rapidez y decisión para restaurar la confianza en la economía rusa.

"No habrá devaluación del rublo. Es un hecho concreto. No es sólo mi fantasía y no estoy inventándola porque intente alejar la devaluación a voluntad. La situación está totalmente bajo control", aseguró Yeltsin a la agencia de noticias Interfax.

Kiriyenko instó al parlamento a apoyar el paquete de severas medidas de estabilización económica que el Fondo Monetario Internacional (FMI) pretende imponer a este país.

"No hay alternativa y haremos lo que habíamos acordado", dijo a los medios. Pero la posición de Kiriyenko parece debilitada frente a la opinión internacional de que la devaluación de 20 por ciento del rublo no es sólo deseable, sino inevitable por la presión del mercado.

Las declaraciones de Yeltsin tranquilizaron a los mercados que cerraron al alza el viernes. El índice del Sistema de Valores Ruso cerró 13,7 por ciento por encima del día anterior, con 115 puntos.

Desde principios de año, el mercado de valores ruso perdió más de 80 por ciento de su valor y el jueves descendió a su punto más bajo en dos años.

La moneda siguió en picada, vendiéndose a 6,29 rublos por dólar al cambio oficial, pero a siete por dólar en el mercado negro, cerca del 20 por ciento que algunos recomiendan devaluar.

El magnate George Soros advirtió esta semana que la situación económica de Rusia "alcanzó una etapa terminal" y pidió al Grupo de los Siete (G-7) países industrializados que inyecten 15.000 millones de dólares más en el país y que Rusia acceda a devaluar el rublo entre 15 y 20 por ciento.

El G-7 está integrado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón.

Mientras el mercado pierde la confianza en Rusia, los financistas venden rublos y compran dólares, forzando a la baja el valor de la moneda.

El Banco Central tiene reservas por 17.000 millones de dólares para comprar los rublos y mantener su valor, pero Soros y otros no creen que la defensa se pueda mantener más allá de algunas semanas.

Soros opina que los 17.000 millones tendrían mayor utilidad si se gastan en otras cosas, y que la devaluación es inevitable dada la dependencia rusa de las exportaciones de petróleo y el descenso de los precios del crudo en todo el mundo.

Si se devalúa el rublo, por orden del gobierno o la presión del mercado, los precios subirán junto con la inflación. La situación afectará al ciudadano común, sobre todo a los habitantes de centros industriales, donde muchos trabajadores no reciben sus salarios desde hace meses.

La devaluación de la moneda podría causar la vuelta a la hiperinflación que perjudica más que nada a los pobres. También podría obligar a cerrar a algunos bancos rusos, que en conjunto se endeudaron con 15.000 millones de dólares en préstamos de corto plazo.

Pero Kiriyenko y otros sostienen que la crisis es psicológica. Los principales indicadores económicos no cambiaron desde el año pasado, cuando la confianza en la fortaleza intrínseca de la economía hizo que el mercado de valores ruso prosperara hasta el punto de tener el mejor rendimiento del mundo.

El año pasado, la economía creció por primera vez después del régimen soviético.

"La causa de la crisis del mercado de valores es la falta de confianza de los inversores en los pasos económicos y financieros que dio el gobierno para estabilizar la economía", aseguró el lunes a la radio Ekho Alexander Zhukov, presidente del Comité de Presupuesto, Impuestos, Bancos y Finanzas del parlamento.

Pero Zhukov y otros de la cámara baja del parlamento, dominada por la oposición, se resisten a la devaluación. "Si Rusia devalúa el rublo entre 15 y 20 por ciento, la moneda nacional se derrumbará en cuestión de días", advirtió.

El parlamento aprobó a regañadientes las partes esenciales del plan de austeridad de Kiriyenko recomendado por el FMI, que incluye reducir el gasto y aumentar la recaudación impositiva que los prestamistas extranjeros exigen como requisito previo para entregar un paquete de rescate de 22.600 millones de dólares.

"La estabilización del rublo es el único logro del que el gobierno puede jactarse en los últimos 12 o 18 meses. Si se pierde, la política financiera de Moscú será un fracaso total", dijo Zhukov.

El gobierno y el Banco de Rusia no deben permitir lo que Zhukov denominó el "caso indonesio", o sea el colapso forzado de la moneda nacional y la pérdida de los ahorros de la gente.

Moscú ya prometió reducir el gasto en 11.000 millones de dólares y eliminar 200.000 empleos públicos este año. Yeltsin reconoció el peligro social y político que suponen las protestas generalizadas contra el atraso de los salarios.

El 10 de julio ordenó a los jefes de policía que se prepararan para un posible golpe de Estado de los "extremistas".

El presidente del parlamento, Gennady Seleznyov, anunció que el legislativo sesionará probablemente el 1 o 2 de septiembre, luego de que el secretario de prensa de Yeltsin, Sergei Yastrzhembsky, informó que este firmó un decreto convocando a la sesión de las cámaras.

Yeltsin pretende que los legisladores se reúnan la próxima semana. El presidente aseguró que seguirá de vacaciones, pero el viceprimer ministro Chubais señaló que volvería a Moscú este sábado.

"La comunidad internacional tiene gran interés en ver que Rusia oriente su economía en el sentido correcto", dijo el portavoz del gobierno de Estados Unidos, Mike McCurry, en Washington. Los ministros de finanzas del G-7 ya analizaron la crisis rusa, agregó.

Rusia se endeudó en gran medida tras el colapso de la Unión Soviética. Ahora están por vencerse gran número de créditos de corto plazo y se deben pagar en dólares, lo que presiona aun más las reservas.

La deuda total del país asciende a 120.000 millones de dólares, de los cuales 30.000 millones son préstamos de corto plazo y 60.000 millones corresponden a deuda federal.

La suma representa 40 por ciento del producto interno bruto, frente a los 17.000 millones de dólares de la reserva, que equivalen a poco más de tres meses de las importaciones totales de este país, una cantidad manejable, según Chubais. (FIN/IPS/tra- en/mom/aq-mj/if/98

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