El alto costo del tratamiento y de los productos contra el sida inducen a muchos ruandeses infectados con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) a poner su destino en manos de herbolarios.
Esos sanadores tradicionales abrieron consultorios en varios vecindarios de Kigali, la capital, y compiten entre sí por los pacientes.
El herbolario Thacien Mbarute instaló su clínica en un desvencijado garaje en el Bajo Kiyovu, una zona suburbana de empleados públicos de bajos ingresos. Allí vende a sus pacientes un brebaje de hierbas llamado "GMA 2000", que promueve como cura del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).
Mbarute cobra 1.000 francos ruandeses (tres dólares) por la primera consulta, y 6.000 (18 dólares) por las visitas siguientes.
El herbolario rechaza las acusaciones de que su producto carece de valor medicinal. Según asegura, en 1984 comenzó junto con un equipo de curanderos tradicionales a investigar el uso de hierbas para curar el sida.
"La mayoría de estos pacientes afirman que el medicamento (GMA 2000) funciona muy bien, que cura enfermedades oportunistas, como erupciones cutáneas y diarrea", dijo.
La falta de financiación detuvo un proyecto de los herbolarios de Ruanda de asociarse con farmacéuticos de Bombay para ampliar su empresa, señaló Mbarute
Una mujer a quien le fue diagnosticado el VIH en 1992 aseguró que el tratamiento de Mbarute ha acabado con sus afecciones cutáneas.
"Han desparecido todas las erupciones y, como se puede ver, mi piel volvió a ser suave", declaró la mujer, mostrando sus brazos.
Pese a la creciente popularidad de Mbarute, el gobierno ordenó el cierre de su tienda. "¿Cómo se puede atender enfermos en un garaje?", dijo el director del Programa Nacional para el Control del Sida, Innocent Ntaganira.
"Yo visité su clínica y dialogué con él. No puede dar pruebas científicas de la eficacia de su medicina", indicó Ntaganira, quien denunció el caso al ministro de Salud. "Si no cierra su consultorio, será juzgado", advirtió.
Los funcionarios de salud sostienen que los curanderos tradicionales causan más daño que beneficios. El ministro de Salud, Vincent Biruta, responsabilizó a los sanadores del medio rural de la muerte de 80 por ciento de los pacientes que atendían.
Las autoridades sanitarias también recuerdan el caso de un médico de Zaire (ahora República Democrática de Congo), Ruhuma Ziirimwabagabo, que provocó una gran conmoción en Kigali a comienzos de esta década, afirmando falsamente que tenía una cura para el sida.
El primer caso de sida en Ruanda fue identificado en 1983, y las últimas estadísticas indican que esa enfermedad es la segunda causa de muerte en el país, después de la malaria. Se calcula que 11,1 por ciento de la población adulta está infectada de sida.
"Nuestra gente está muriendo en proporción horripilante. Si no tomamos esta epidemia seriamente, el sida terminará en 50 años con una gran parte de la población" de Ruanda, advirtió Warren Namara, asesor técnico sobre Salud de la Población del Ministerio de Salud. (FIN/IPS/tra-en/jbk/pm/di-ff/he/98