La balanza comercial de Chile podría cerrarse este año con un déficit de 3.900 millones de dólares, según las más pesimistas proyecciones hechas por algunos expertos tras el último informe económico del Banco Central.
El "frenazo" a la economía, que aplicaron las autoridades desde fines de 1997 para enfrentar la crisis asiática, se tradujo ya en una importante baja del ritmo de crecimiento del producto interno bruto (PIB), mientras crecen las dificultades en el comercio exterior.
El gobierno del presidente Eduardo Frei optó por una política de ajuste, que implicará un menor crecimiento del PIB, para los efectos de garantizar las metas de inflación y mantener en general los equilibrios macroeconómicos.
Las autoridades acentuaron las medidas de control del gasto desde fines de junio, cuando se desató la recesión en Japón, pero al mismo tiempo optaron por una liberación del ingreso de capitales para contener el alza del dólar.
La mantención de altas tasas de interés crediticio, entre 10 y 11,5 por ciento para las colocaciones bancarias a 90 días, redujo el ritmo de expansión de la economía chilena, que en esta década registra un crecimiento promedio del PIB de siete por ciento anual.
El informe difundido este lunes por el Banco Central indica para el primer semestre del año un incremento del PIB de 6,2 por ciento, con una tendencia a la baja, si se consideran los porcentajes del segundo trimestre de 1998.
En el período enero-marzo, el PIB se expandió 7,2 por ciento, a una tasa similar al registro histórico de esta década, pero de abril a junio se redujo a 5,16 por ciento, con claras evidencias de que el ajuste comienza a rendir efecto.
El panorama que presenta la economía chilena responde a la estrategia anticrisis trazada por el ministro de Hacienda, Eduardo Aninat, y el presidente del Banco Central, Carlos Massad, quienes coordinan permanentemente sus decisiones.
La baja en el ritmo de crecimiento del PIB estaba programada, así como la necesidad de asumir un incremento controlable del desempleo, que fue de 5,3 por ciento en diciembre de 1997 y aumentó a 6,1 por ciento en junio último.
El mayor logro del ajuste está en la política antiinflacionaria, con clara baja en el ritmo de crecimiento del índice de precios al consumidor (IPC), donde debe alcanzarse sin dificultad la meta de una inflación entre 4,5 y cinco por ciento en este año.
A la luz de la desaceleración que muestran las últimas cifras del Banco Central no sorprendieron los pronósticos de que en agosto se podría registrar incluso una deflación del orden de 0,5 por ciento.
Las dificultades parecen concentrarse, por tanto, en la balanza comercial, donde la caída de las exportaciones es más intensa que la reducción del gasto en importaciones como consecuencia del cierre de mercados en Asia.
El precio del cobre, producto que representa más de 30 por ciento de las ventas externas de Chile, continúa decayendo, en tanto la demanda por importaciones se ve relativamente alentada por las devaluaciones en el sudeste asiático.
En los primeros siete meses del año, el déficit comercial fue de 1.628,9 millones de dólares, muy superior a los 1.294,6 millones acumulados durante todo 1997.
Entre enero y julio de este año, Chile hizo exportaciones por 9.246,5 millones de dólares, con una caída de 11,3 por ciento con respecto a igual período de 1997.
En materia de importaciones, el gasto acumulado en el curso del año asciende a 10.875,4 millones de dólares y supera en 11 por ciento al registro de enero-julio del año anterior.
El gobierno planeó para este año un déficit comercial del orden de los 2.300 millones de dólares, que parece alcanzable, pero la conducta de la balanza comercial en julio generó inquietudes sobre la posibilidad de que esa meta se sobrepase.
Se esperaba que aumentaran las exportaciones y se redujeran las importaciones tras las medidas de fines de junio, pero en julio las primeras bajaron 14,5 por ciento y las segundas crecieron 9,7 por ciento, respecto de igual mes de 1997.
A la luz de esta tendencia, se podría llegar a fines de este año con un déficit comercial de 3.200 millones de dólares, según el economista Guillermo Patillo de la Universidad de Santiago.
Valentín Carril, analista de Santander Investment, dijo este martes que "las cifras caminan en sentido contrario" a lo esperado por el gobierno y planteó un pronóstico más pesimista que Patillo.
"Esta alza (de las importaciones) no es nada bueno, ya que podríamos terminar el año con un déficit (comercial) de 3.900 millones de dólares", señaló Carril.
Otros analistas, como Patricio Meller de la Universidad de Chile, señalan, con optimismo, que las importaciones deberían bajar en el segundo semestre y que es posible alcanzar la meta oficial sin un desborde del déficit de la balanza. (FIN/IPS/ggr/ag/if/98