Chile expandirá sus vínculos comerciales en América Latina con la próxima firma de un acuerdo de alcance parcial con Cuba y el inicio en septiembre de la negociación de un tratado de libre intercambio con el Mercado Común Centroamericano (MCCA).
Con estos dos acuerdos, el gobierno de Eduardo Frei completará virtualmente el abanico de relaciones comerciales provilegiadas con toda la región, en un mapa que tiene a Panamá, Haití y República Dominicana, además del Caribe anglófono, como únicas excepciones.
Juan Gabriel Valdés, director de Relaciones Económicas Internacionales de la cancillería chilena, se reunió lunes y martes con sus pares de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, los cinco países del MCCA.
En la reunión celebrada en Guatemala se acordó iniciar en septiembre las negociaciones para un tratado de libre comercio, que en sus aspectos jurídicos será definido colectivamente y de manera bilateral con cada país para la desgravación de bienes.
Valdés viajó luego a La Habana, donde suscribió el viernes un acuerdo de alcance parcial que facilita el intercambio con aranceles preferenciales de 1.100 productos, de los cuales 716 son chilenos.
Chile, que tuvo escasas relaciones políticas y económicas con América Latina durante la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990), inició una activa recomposición de vínculos con el primer gobierno de transición de Patricio Aylwin (1990-1994).
Los primeros acuerdos de complementación económica, como se denominan en la terminología de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi), fueron firmados con México y Argentina, para extenderse luego a Venezuela, Colombia, Bolivia y Ecuador.
En octubre de 1996 entró en vigencia el tratado de asociación y libre comercio de Chile con el Mercado Común del Sur (Mercosur), integrado desde 1991 por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
El gobierno de Frei completó en junio la gama de acuerdos con los países miembros de la Comunidad Andina (CA), cuando se firmó finalmente un convenio de libre comercio con Perú, largamente negociado.
La CA, nacida como Pacto Andino en 1969, tuvo como miembro a Chile hasta 1975, y desde entonces está conformada por Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela.
En abril de este año, en el marco de la II Cumbre de las Américas celebrada en Santiago, Chile amplió su acuerdo comercial con México y Frei firmó con sus homólogos del MCCA el protocolo para el tratado que se negociará desde septiembre.
El encuentro hemisférico de 34 gobernantes, con la sola excepción de Cuba, tuvo precisamente como trasfondo el debate acerca de la marginación de la isla caribeña de la llamada comunidad americana.
En este sentido, el canciller chileno José Miguel Insulza abogó por un nuevo tratamiento de la "cuestión cubana", sobre la base de un rechazo al embargo comercial y otras sanciones económicas y de gestos unilaterales de la región hacia el gobierno de Fidel Castro.
La cancillería chilena considera inviable por ahora un retorno de Cuba a la Organización de Estados Americanos, de la cual fue expulsada en 1963, pero plantea que la isla bien puede tener cabida en la Aladi.
Es bajo estas consideraciones que se negoció desde 1997 este acuerdo de alcance parcial, que al contrario de los suscritos con el resto de los interlocutores latinoamericanos no pretende que el gobierno socialista de Cuba se adscriba a los postulados del libre comercio.
Sin embargo, la inclusión de más de un millar de productos en el convenio permitirá ampliar considerablemente el comercio entre los dos países, que en 1997 incluyó exportaciones chilenas por 17 millones de dólares y una cifra irrelevante de exportaciones cubanas.
La estategia de integración comercial del gobierno tuvo el martes pasado un respaldo de la Cámara de Diputados, que por mayoría aprobó el acuerdo firmado en junio con Perú, así como los convenios suscritos anteriormente.
Sin embargo, los parlamentarios reclamaron una mayor participación en esta materia y pidieron que en el futuro se les haga conocer los textos de los acuerdos de complementación económica para formular sus observaciones.
Esta aspiración requeriría de un cambio constitucional, ya que en rigor sólo los tratados, como el del Mercosur, el firmado con Canadá en 1997 y el que se firmaría con el MCCA, requieren de ratificación parlamentaria.
Los acuerdos de complementación económica o de alcance parcial, como el que se firmó con Cuba, se consideran en cambio compromisos ya legitimados por el tratado de adhesión a la Aladi y por lo tanto no requieren de la venia del Congreso. (FIN/IPS/ggr/mj/if/98