R.D.CONGO: Gobierno exige a ONU investigación de agresión externa

La República Democrática de Congo (RDC, ex Zaire) exhortó hoy a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Organización de Unidad Africana (OUA) a que investiguen los supuestos ataques de las vecinas Uganda y Ruanda contra su territorio.

Kinshasa "solicita a la ONU y la OUA que usen sus respectivas prerrogativas para exigir el inmediato retiro de soldados ugandeses y ruandeses de nuestro país", declaró el embajador congoleño ante el foro mundial, Andre Mwamba Kapanga.

Las dos organizaciones deben investigar las causas del último conflicto, urgió. De lo contrario, Kinshasa utilizará "todos los medios posibles" para expulsar a los supuestos invasores, advirtió Kapanga, y señaló que el presidente Laurent Kabila no tiene "objetivos expansionistas" contra Ruanda y Uganda.

En la semana transcurrida desde que una rebelión tutsi, a la que se sumó el canciller Bizima Karaha, dividió al gobierno de Kabila, Kinshasa acusó a los dos países vecinos de complicidad con la insurgencia.

Kapanga dijo ante la ONU, en Nueva York, que los soldados ruandeses se lanzaron al ataque luego de que Kabila ordenara el repliegue de las fuerzas de Ruanda que lo ayudaron a derrocar al dictador Mobutu Sese Seko y tomar el poder en mayo de 1997.

Parte de los soldados ruandeses no se retiraron y atacaron zonas del este de la RDC, entre ellas la ciudad de Kisangani, indicó Kapanga.

Mientras, el coronel James Kabarebe, un ruandés que fue comandante del ejército de la RDC antes de la rebelión, utilizó tres aviones para trasladar esta semana a soldados ruandeses a la base occidental de Kitona, cerca de los importantes puertos del océano Atlántico del país, aseguró el embajador.

Kapanga también acusó a Uganda de enviar fuerzas el domingo a través de la frontera para combatir en el sector oriental de la RDC.

Ruanda y Uganda, otrora los principales aliados de Kabila, niegan las acusaciones. El embajador ruandés ante la ONU, Gideon Kayinamura, declaró en una carta dirigida al Consejo de Seguridad que la crisis es un "asunto puramente interno" de la RDC y que Kinshasa está "buscando chivos expiatorios".

"El colapso del gabinete de la RDC, como lo indican las últimas renuncias de varios ministros y altos funcionarios, junto con el respaldo de todo el país a la rebelión, no se puede atribuir de ninguna manera al gobierno ruandés", argumentó Kayinamura.

Las acusaciones de que aviones congoleños fueron utilizados por personal ruandés son "falsas e increíbles", sostuvo, y agregó que Kinshasa ya no distingue entre "los congoleños que hablan kinyaruanda" y los ruandeses, que comparten el mismo idioma.

"No es la primera vez que surgen problemas políticos en la RDC, en que toman parte congoleños que hablan kinyaruanda junto con otros congoleños, y el gobierno ruandés es culpado en forma equívoca", señaló el embajador ruandés.

Pero Kapanga negó que la rebelión esté a cargo exclusivamente de grupos congoleños como los banyamulenges, que viven en el este de la RDC, hablan kinyaruanda y pertenecen a la misma comunidad étnica que los tutsis.

Los banyamulenges, que según Kinshasa suman unas 50.000 personas, "no tienen los recursos humanos ni financieros" para librar una guerra de este tipo, aseguró. No obstante, funcionarios de la ONU temen que los tutsis congoleños sean perseguidos.

Mary Robinson, titular del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, informó que "hay denuncias de saqueos y quema de tiendas pertenecientes a ciertos segmentos de la población de Kinshasa" y de "violencia por razones étnicas" en otras partes del país.

La ONU también manifestó su preocupación por la creciente evidencia de que Ruanda y Uganda podrían haber participado al menos parcialmente en los combates.

El secretario general de la ONU, Kofi Annan, expresó este martes su "perturbación frente a las reiteradas violaciones de la integridad territorial de RDC" y por la "persecución por motivos étnicos" en ese país, en una declaración leída por el portavoz Juan Carlos Brandt.

Los gobiernos africanos decidieron enviar una misión investigadora a RDC en una cumbre celebrada el fin de semana en Cataratas Victoria, Zimbabwe, y la OUA también propuso enviar un grupo de mediación.

Paradójicamente, la situación era similar al final de la dictadura de Mobutu, en mayo del año pasado. Entonces, Kinshasa también acusó a Ruanda y Uganda de invadir su territorio.

Ambas naciones replicaron que el conflicto era un asunto interno del entonces Zaire, comenzado por una rebelión banyamulenge en el este del país y finalmente liderada por la Alianza de Fuerzas Democráticas para la Liberación de Congo-Zaire, que dirigía Kabila.

En ambos casos, la rebelión tomó rápidamente el control de vitales ciudades orientales y luego abrió frentes de combate en el oeste. El año pasado, el proceso tuvo lugar con asistencia angoleña.

Pero Kapanga negó que las similitudes con el año pasado incluyan el colapso del gobierno de Kabila.

La diferencia entre la caída de Mobutu y la rebelión actual es que la "gente apoya totalmente al gobierno en esta crisis", mientras el "desorden" impera en el frente occidental de la insurgencia tras dos días de fuertes combates, aseguró.

El año pasado, Kabila minimizó las acusaciones sobre la fuerte participación ruandesa en las fuerzas armadas de la RDC. Pero este año, Kinshasa retiró gradualmente a las fuerzas ruandesas de la cadena de mandos del ejército.

La expulsión de los ruandeses tuvo lugar mientras Ruanda y Uganda criticaban a Kinshasa por su inoperancia para contrarrestar las incursiones armadas cometidas en ambos países por grupos insurgentes establecidos en el este de la RDC.

La mayor paradoja es que la expulsión de los ruandeses obliga a Kabila a depender de numerosos oficiales de Mobutu, cuyos soldados ofrecieron poca resistencia durante los combates del año pasado. (FIN/IPS/tra-en/fah/mk/aq-ml/ip/98

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