La rebelión contra el presidente de la República Democrática de Congo (RDC, ex Zaire), Laurent Kabila, se intensificó hoy cuando el canciller Bizima Karaha anunció su incorporación a los insurgentes tras acusar al mandatario de corrupción y nepotismo.
Karaha, un médico que se desempeñaba como principal estratega del presidente, afirmó que el pueblo de Congo está harto del régimen dictatorial de Kabila y desea que abandone el poder, de acuerdo con una radio europea.
Agregó que varias localidades cayeron en manos de rebeldes, que se dirigen hacia la capital, Kinshasa. Los insurgentes pertenecen a la comunidad banyamulenge, que comparten el lenguaje y origen étnico con los tutsis ruandeses.
Los combates empezaron el domingo, días después de que Kabila ordenara el retiro del país de las tropas ruandesas que lo ayudaron, junto con los banyamulenges, a derrocar al dictador Mobutu Sese Seko y tomar el poder en mayo de 1997.
Los analistas congoleños señalan que es muy pronto para predecir el resultado de la rebelión y ponen en duda que el ejército apoye incondicionalmente al presidente.
Uno de ellos prevé que Kabila lanzará una gran contraofensiva en la región oriental de Kivu "en cuestión de días", dijo a IPS.
"Podría haber un baño de sangre", advirtió el analista. "Los rebeldes no tienen acceso a artillería, y eso sería crucial. Los banyamulenges necesitarán mucha ayuda, y mucho dependerá de lo que los ruandeses puedan aportar", añadió.
La fuente predijo que Kabila esperará el momento oportuno para contraatacar. "El debe sellar Kinshasa y posicionar a sus tropas, pero luego atacará", vaticinó.
El gobierno de la RDC acusa a tropas ruandesas y fuerzas congoleñas banyamulenges de haber iniciado la violencia en las ciudades de Goma, Bukavu y Kindu, pero las autoridades de Ruanda negaron cualquier participación en la revuelta.
"La crisis en Kinshasa y la parte oriental de la RDC es puramente un asunto interno y el gobierno de Ruanda no está involucrado de manera alguna", declaró el ministro ruandés de Relaciones Exteriores, Anastase Gasana.
Pese a confirmaciones independientes de una fuerte presencia de tropas ruandesas en Kivu, Kinshasa y otras ciudades, la posición del gobierno ruandés no ha cambiado.
En la mañana de este miércoles, los rebeldes tenían el control de las ciudades orientales de Goma y Bukavu. También trascendió que Kisangani está en manos de los insurgentes, pero el gobierno lo desmintió.
Informes procedentes de las ciudades limítrofes de Cynagugu y Gisenyi, en Ruanda, confirmaron que las fronteras permanecen cerradas.
Mientras, soldados banyamulenges en puestos fronterizos de Gisenyi ratificaron que su objetivo consiste en expulsar a Kabila y señalaron que para ello no precisan la ayuda de Ruanda.
Observadores de Kigali opinan lo contrario. "Los banyamulenges son buenos guerreros, pero no lo suficiente para mantener el control de Kivu", advirtió un analista militar.
"Si Kabila lanza artillería pesada sobre Bukavu y Uvira, los banyamulenges se encontrarán en graves dificultades. Tendrán que evacuar el lugar y huir hacia Ruanda, pero no está claro si ese país mantendrá sus puertas abiertas para ellos. Actualmente no está claro lo que quiere Ruanda", dijo. (FIN/IPS/tra-en/cs/mn/ml/ip/98