Funcionarios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) confirmaron hoy que el viceprimer ministro de Iraq, Tariq Aziz, envió una carta al foro mundial solicitando cambios en la tarea de los inspectores de armas.
Iraq "desea restructurar nuestra forma de negociar", confirmó Richard Butler, presidente de la Comisión Especial de la ONU (UNSCOM), encargada de verificar la destrucción de las armas no convencionales de Iraq.
Sin embargo, puntualizó, la carta deberá ser estudiada cuidadosamente y probablemente sea el Consejo de Seguridad el que la responda.
Butler abandonó Bagdad el martes, un día antes de lo previsto, ante el rechazo del gobierno iraquí a las propuestas de la ONU para asegurar el cumplimiento de Iraq con el compromiso de eliminar sus armas de destrucción masiva, impuesto por la comunidad internacional tras la guerra del Golfo (1991).
A su regreso a Nueva York, Butler se reunió este miércoles con el secretario general de la ONU, Kofi Annan, y este jueves informará al Consejo de Seguridad sobre lo ocurrido.
De acuerdo con varias fuentes, la carta de Aziz, de 50 páginas, solicita a la UNSCOM que mude su sede del edificio de la ONU en Nueva York a otra oficina del foro mundial en Ginebra.
La petición parece reflejar la sospecha de Bagdad de que Estados Unidos, el principal defensor del embargo contra Iraq (impuesto en 1990, tras su invasión a Kuwait), está influenciando el trabajo de los inspectores.
La misiva también reitera el pedido de reducción de la representación estadounidense en la UNSCOM y de incremento de la presencia iraquí durante las inspecciones.
Butler y el Consejo de Seguridad rechazaron tales solicitudes reiteradamente en el pasado, negando que país alguno tenga una influencia indebida sobre el equipo de inspectores.
El colapso de las negociaciones entre Butler y Aziz y la decisión del presidente iraquí Saddam Hussein de suspender toda cooperación con la UNSCOM marcan el comienzo de una nueva crisis, derivada de la frustración de Iraq ante la falta de progreso hacia la eliminación de las sanciones.
A pesar del ambiente sombrío que imperó en las negociaciones de esta semana en Bagdad, todas las partes evitan dar la impresión de que existe un conflicto importante.
"Ya pasamos por esto con anterioridad", dijo Butler, y agregó que una de las certezas es que "no disminuirán los requisitos de desarme".
Los problemas más recientes son "una gran dificultad, pero una dificultad que puede superarse, espero", dijo Annan, quien resolvió la crisis en febrero al lograr un acuerdo con el presidente iraquí Saddam Hussein.
Incluso funcionarios de Washington adoptaron un tono más tranquilo que en febrero, cuando Clinton envió miles de soldados a Medio Oriente y amenazó con ataques aéreos contra Iraq si continuaba el enfrentamiento.
P.J. Crowley, portavoz de la Casa Blanca, se limitó a advertir que el enfrentamiento actual "aleja a Iraq de lo que Saddam Hussein dice son sus objetivos, o sea la reducción de las sanciones".
Hasta el momento, lo más probable es que, debido a la crisis, el Consejo de Seguridad concluya en octubre que no hay razón para limitar el embargo, cuando examine las sanciones contra Iraq.
La medida podría provocar la ira de Saddam Hussein, quien advirtió que habría consecuencias si las sanciones no se levantan este año, pero funcionarios de la ONU dudan que ello impida la labor de UNSCOM. Butler indicó que los equipos de inspección del foro mundial continuarán su tarea esta semana.
Partidarios de Bagdad, entre ellos Francia y Rusia, miembros permanentes del Consejo de Seguridad, exhortaron a Iraq a mostrar una actitud de mayor cooperación.
Pero al menos un diplomático ruso ante la ONU sostuvo que UNSCOM comparte la culpa de la crisis por no haber reconocido los avances de Bagdad en materia de desarme.
Durante la primavera boreal, la cooperación iraquí con UNSCOM mejoró por la presencia de un equipo diplomático especial para asegurar que la inspección de los predios presidenciales no ofendería a Bagdad.
En junio, Butler ideó un plan para acelerar el trabajo de los inspectores que, indicó, podría conducir al levantamiento anticipado de las sanciones. Pero un informe de UNSCOM reveló ese mes que Bagdad colocó el agente tóxico VX en sus misiles, algo que Iraq había negado.
Así mismo, en las últimas semanas la inspección en los ámbitos biológico y químico se enlenteció, un informe de la Agencia Internacional de Energía Atómica reveló la falta de cooperación iraquí en ciertos aspectos, y Bagdad criticó nuevamente la parcialidad de los inspectores de la ONU.
Por ahora, el tono menor de las quejas indica que ni la ONU ni Iraq desean perder el terreno recuperado desde febrero. Washington y Bagdad parecen poco dispuestos a reanudar la tensión militar.
Se resuelva o no el enfrentamiento actual, el gobierno de Saddam Hussein "intentará mantener al Consejo de Seguridad a los saltos", opinó Terence Taylor, ex inspector de armas de la ONU en Iraq y vicedirector del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, de Londres. (FIN/IPS/tra-en/fah/ml-aq/ip/98