Los médicos que atienden en el hospital más importante de la capital de Mozambique lograron disminuir la tasa de mortalidad materna mediante la oferta de alternativas a los letales abortos clandestinos.
El director de la maternidad del hospital de Maputo, Antonio Bugalho, destacó que entre 1985 y 1988 los abortos clandestinos fueron responsables de entre 16 y 18 por ciento de todas las muertes maternas registradas en el país.
"Sin embargo, en 1997 la mortalidad materna atribuida a los abortos representó apenas cuatro por ciento", dijo Bugalho, quien atribuyó ese cambio a la decisión de los doctores de instar a las mujeres a buscar ayuda profesional en vez de utilizar peligrosos métodos "artesanales".
Mozambique, uno de los países más pobres del mundo, tenía una mortalidad materna de 1.500 por cada 100.000 nacidos vivos en 1990, de acuerdo con el último informe sobre "El Estado Mundial de la Infancia", del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Se estima que apenas 25 por ciento de los nacimientos son atendidos por personal especializado.
En Mozambique el aborto es ilegal, a menos que la vida de la madre corra peligro. Pero Bugalho señaló que de todas formas las mujeres tratan de liberarse de los embarazos no deseados, y los métodos a los cuales recurren generan "situaciones increíblemente peligrosas para sus vidas".
"Si una mujer quiere terminar con su embarazo recurrirá a cualquier método a su alcance, incluso al permanganato de potasio, que provoca la destrucción de los órganos genitales… Por eso no podemos pensar que sólo hay riesgos físicos, también hay un riesgo mental", comentó el médico.
Los médicos del hospital "sólo queremos brindar métodos más seguros, pues si una mujer quiere interrumpir su embarazo recurrirá a las alternativas más riesgosas, a las más traumáticas", precisó Bugalho.
Quienes acuden al hospital para solicitar un aborto deben llenar formularios especiales declarando su decisión de proceder a la intervención, y en el caso de menores de edad se solicita la autorización de los padres.
Bugalho dijo que las jóvenes corren mayores riesgos. "Cuando estudiamos las muertes relacionadas con abortos clandestinos, descubrimos que más de 50 por ciento de las mujeres tenían menos de 20 años, y muchas de ellas tenían apenas 14 o 15".
"Se trata de mujeres muy jóvenes que buscan una solución para evitar su expulsión de la escuela, y entonces deciden terminar con el embarazo sin considerar los riesgos", añadió.
Médicos como Bugalho han insistido en la necesidad de que las jóvenes tengan alternativas seguras para manejar los embarazos, pues el problema aumenta pese a la disponibilidad de métodos anticonceptivos.
"Estoy seguro de que 95 por ciento de las mujeres de Maputo conocen la existencia de métodos de planificación familiar y pueden acceder a ellos gratuitamente, pero aún así quedan embarazadas y entonces buscan una alternativa clandestina", dijo.
Pese al conocimiento sobre la existencia de métodos anticonceptivos, menos de 10 por ciento de las mujeres casadas entre 15 y 49 años usan algún tipo de protección.
Los opositores al aborto advierten sobre el peligro de que esta intervención sea utilizada como anticonceptivo, señaló la representante de la Organización de Mujeres de Mozambique, Marta Tivane.
"Es incorrecto calificar al aborto como anticonceptivo, pero además es peligroso forzar a una mujer a completar un embarazo solamente porque el aborto es ilegal", opinó Tivane.
Por su parte, la presidenta del Comité Parlamentario Responsable de la Acción Social, Raquel Damiao, consideró que legalizar el aborto es un paso hacia "la legalización de la prostitución".
"Este país enfrenta serios problemas de prostitución infantil, y no podemos estimular ese fenómeno mediante la legalización del aborto. Por el contrario, debemos oponernos a toda costa", exhortó Damiao.
Aunque reconoce la existencia de abortos clandestinos, la parlamentaria dijo que su preocupación más importante "son las consecuencias de la legalización, ya que permitiría a niñas de 12 o 13 años recurrir al aborto para librarse de embarazos".
"No estoy en contra del aborto si la salud de la madre está en peligro, pero no debería convertirse en un hábito pues incluso puede dañar severamente el sistema reproductivo de las mujeres", añadió. (FIN/IPS/tra-en/dm/fd/pm/mk/lc-ml/he-pr/98