El gobierno de México pidió hoy serenidad a inversionistas y agentes económicos y afirmó que el país tiene la fortaleza necesaria para salir sin mayores heridas de la crisis financiera internacional, pero hay quienes dudan de esa tesis.
México es de las pocas economías "que bajo las circunstancias que se están viviendo en el mundo" mantiene el crecimiento, exportaciones en aumento, reservas monetarias fuertes, deudas a largo plazo y un déficit de balanza de pagos manejable, señaló el gobierno en un remitido de prensa.
"Debemos ver con gran serenidad los acontecimientos económicos recientes", pues el país tiene elemento suficientes para "enfrentar los efectos negativos de este entorno", apuntó.
El gabinete económico, que descarta cualquier posibilidad de una crisis similar a la de 1994, celebró este lunes reuniones extraordinarias para evaluar la situación y definir qué medidas se tomarían si continúa la inestabilidad.
La semana pasada, cuando las turbulencias se originaron en Rusia y Venezuela, habrían salido de México unos 800 millones de dólares de inversiones a corto plazo con destino a los bonos del Tesoro de Estados Unidos y la Bolsa de Valores de ese país, según informes extraoficiales.
Además, la moneda acumuló respecto del dólar una depreciación de 21 por ciento de enero a la fecha, las tasas de interés interbancario subieron más de cuatro puntos y la bolsa sumó una pérdida de 34 por ciento desde inicios de año.
Para los analistas, el golpe externo se absorverá a nivel macroeconómico sin problemas mayores, tal como sostiene el gobierno, aunque implicará una desaceleración en el crecimiento del producto interno, que en 1996 y 1997 fue superior al seis por ciento.
Se estima que el crecimiento de México este año no superará el cinco por ciento y que en 1999 bajaría a tres, tasas que sin embargo estarán entre las más altas de América Latina, si se considera que Brasil y Chile verán caer sus tasas de crecimiento de seis y siete por ciento a menos de dos.
México paga el crecimiento con la depreciación de su moneda, pero está mejor que otros países, pues sus finanzas ahora son sanas y tienen un bajo déficit que se cubre con inversiones, dijo Alfreno Torne, director de Investigaciones Económicas del banco J.P. Morgan.
En lo que no están de acuerdo los analistas con el gobierno es con las consecuencias de la inestabilidad sobre la economía familiar.
Mientras las autoridades afirman que no será mayor, los analistas sostienen que con el encarecimiento del dinero, la contracción del crédito y el aumento de los precios en los productos importados, los niveles de pobreza aumentarán.
En un país donde más de la mitad de la población es pobre, una caída de uno por ciento en el crecimiento es una tragedia, y una subida en las tasas de interés es un fuerte golpe, advirtió el analista Ignacio Catalán.
Para que México remonte los rezagos sociales acumulados por las repetidas crisis económicas registradas desde inicios de los años 80 se necesitarán crecimientos anuales del producto interno de más de cinco por ciento durante dos décadas seguidas, indican diversos estudios.
Sin duda, México estaría hoy mejor sin la crisis de Asia, los problemas de Rusia y Venezuela y la indefinición sobre la conversión a deuda pública del dinero del rescate bancario desarrollado por el gobierno los tres últimos años, dijo Ernesto Cervera, investigador del Grupo de Economistas y Asociados.
Pero en el mundo globalizado hay que pagar consecuencias y los único que puede ahora hacer México es fortalecer su economía, considerada una de las 14 más grandes del mundo, dijo Cervera.
Según el gobierno, es lamentable que desde julio de 1997 se venga registrando "una grave inestabilidad en varios mercados financieros internacionales", pues es un fenómeno "del que ningún país escapa".
El presidente Ernesto Zedillo exhortó la semana pasada a los países donde se origina la crisis financiera a tomar urgentes medidas económicas para evitar que terceros paguen las consecuencias.
Zedillo dice sentirse orgullo de la forma en que su gobierno enfrentó la crisis que estalló a fines de 1994, lo que desplomó la economía en 1995 a tasas de crecimiento negativas de más de seis por ciento. (FIN/IPS/dc/mj/if/98